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Venezuela tuvo dos presidentes en simultáneo durante ocho años

 

Juan José Peralta
Periodista


Lo real maravilloso, lo barroco, el realismo mágico o el surrealismo no alcanzan a dibujar esta que pudiera parecer una crónica fantástica de Jorge Luis Borges o una macondiana de Gabriel García Márquez, pero fue una realidad de más de ocho años en un país del Caribe con dos presidentes en simultáneo: la Venezuela de la segunda década del siglo XX.

Comence­mos por el prin­ci­pio. El gen­er­al Juan Vicente Gómez des­de diciem­bre de 1908 desplazó de la pres­i­den­cia de la Repúbli­ca a su com­padre Cipri­ano Cas­tro y se hizo ele­gir pres­i­dente para el sigu­iente perío­do por el Con­gre­so y en 1913 encar­gó de la pres­i­den­cia al his­to­ri­ador y diplomáti­co bar­quisimetano José Gil For­toul, bajo el pre­tex­to de enfrentar la ame­naza de una supues­ta invasión de fuerzas cas­tris­tas. La Con­sti­tu­ción establecía que al sep­a­rarse de su car­go el pres­i­dente, por estar al frente del Ejérci­to Nacional, cor­re­spondía al pres­i­dente del Con­se­jo de Gob­ier­no, ejercer la primera mag­i­s­tratu­ra y su tit­u­lar era el políti­co y escritor larense.

Mara­cay, ciu­dad jardín
A Gómez no le gusta­ba Cara­cas por varias razones y en Mara­cay, donde se había atrincher­a­do, se sen­tía a gus­to, lejos de las intri­gas palac­i­e­gas, seguro y cer­ca de sus hacien­das, hacien­do su acos­tum­bra­da ruti­na rur­al como en sus tiem­pos de La Mulera tachirense. Viejo zamar­ro puli­do en estrate­gias del poder, Gómez recur­rió a la prác­ti­ca de encar­gar de la pres­i­den­cia a per­son­ajes leales con quienes no arries­ga­ba nada y le garan­ti­z­a­ban una ima­gen de altern­abil­i­dad para engañar a los vene­zolanos y al mundo.

En abril de 1914 el Con­gre­so eligió pres­i­dente de la Repúbli­ca al gen­er­al Juan Vicente Gómez para un nue­vo manda­to de siete años, quien con el pre­tex­to de estar prepara­do para enfrentar una supues­ta invasión de su com­padre Cas­tro, rec­hazó asumir y sigu­ió en Mara­cay como coman­dante en jefe del ejérci­to y el 19 de abril de 1914, medi­ante un Estatu­to Con­sti­tu­cional Pro­vi­so­rio aproba­do de urgen­cia, el Con­gre­so nom­bró pres­i­dente pro­vi­sion­al al min­istro de Guer­ra y Mari­na, Vic­tori­no Márquez Bustil­los, con poderes para un manda­to para­le­lo de siete años, mien­tras el tira­no con­tro­la­ba de hecho la situación políti­ca y militar.

Presidente sumiso al otro

De esta man­era, entre 1914 y 1922 Venezuela tuvo dos pres­i­dentes: Márquez Bustil­los, de la abso­lu­ta con­fi­an­za del dic­ta­dor, con su gob­ier­no en el Pala­cio de Miraflo­res, en Cara­cas y el pres­i­dente elec­to y coman­dante en jefe del ejérci­to, Juan Vicente Gómez, rad­i­ca­do en Mara­cay. Leal has­ta la sum­isión, el pro­vi­sion­al decía sin rubor, “aquí vive el pres­i­dente, pero el que man­da vive en Mara­cay”, a quien informa­ba pun­tu­al los asun­tos de Esta­do y con­sulta­ba todas las deci­siones y como Pres­i­dente firma­ba sus car­tas para Gómez: “Su leal sub­al­ter­no y amigo”.

Ni siquiera fue jura­men­ta­do ofi­cial­mente ante el Con­gre­so y sólo noti­fi­ca­dos  Gómez y él, quien muy oron­do se pasea­ba por los pasil­los del pala­cio con un botón con la figu­ra del Ben­eméri­to a la altura del bol­sil­lo del saco, clara señal de asquerosa sum­isión y adu­lante fidelidad.

De Guanare a Trujillo

Hijo de Vic­tori­no Márquez y Vir­ginia Bustil­los, este sin­gu­lar per­son­aje de la tragi­co­me­dia políti­ca caudillesca vene­zolana de fines del siglo XIX y comien­zos del XX nació en Gua­nare en los albores de la guer­ra fed­er­al, en 1858 y pron­to se mudó a Tru­jil­lo donde se for­mó en el Cole­gio Fed­er­al de Varones y gra­cias a su boda con Enri­que­ta Iragor­ry Briceño se vin­culó a los caudil­los regionales Juan Bautista Arau­jo y Leopol­do Baptista.

El Nacional pub­licó su biografía en una obra magistral

Muy joven y con sus habil­i­dades dirigió el per­iódi­co El Tru­jil­lano entre 1877 y 1887 y en 1890 fue diputa­do por el Gran Esta­do Los Andes. Siem­pre al vaivén de sus picarescas ape­ten­cias per­son­ales, pese a ser pres­i­dente pro­vi­sion­al de esa enti­dad fed­er­al se unió a la Rev­olu­ción Legal­ista acaudil­la­da por el gen­er­al Joaquín Cre­spo con­tra su pri­mo segun­do el pres­i­dente de la Repúbli­ca Raimun­do Andueza Pala­cio. En 1893 Cre­spo lo asciende a gen­er­al de brigada.

Con la lle­ga­da de Cipri­ano Cas­tro y su com­padre Juan Vicente Gómez al poder ini­cia sus ser­vi­cios al nue­vo rég­i­men. De 1902 a 1904 fue sec­re­tario de Gob­ier­no del esta­do Tru­jil­lo, diputa­do del Dis­tri­to Tru­jil­lo a la Asam­blea del esta­do entre 1904 y 1906 y sec­re­tario de Gob­ier­no del esta­do Zulia en 1909.

Al año sigu­iente, pres­i­dente pro­vi­sion­al del esta­do Tru­jil­lo, se dis­tan­ció del caudil­lo Bap­tista quien se rehusó a rat­i­fi­car­lo. Senador por el esta­do Tru­jil­lo (1910–1914) y ya en Cara­cas es gob­er­nador de Dis­tri­to Fed­er­al (1911–1912) y min­istro de Guer­ra y Mari­na des­de 1913, cuan­do el Con­gre­so lo des­igna pres­i­dente provisional.

El trepador

A lo largo de su car­rera se des­cubre que Márquez Bustil­los pertenece al grupo de hom­bres que asumen la políti­ca como nego­cio, un juego donde siem­pre apues­tan a ganador, se arri­man como pros­ti­tu­tas a los jefes del dinero. Gente sin escrúpu­los no sien­ten asco de ple­gar sus mis­e­rias al mejor pos­tor, siem­pre del lado del vence­dor, sin impor­tar­les éti­ca y dig­nidad, pal­abras que nada les significan.

Vic­tori­no Márquez Bustil­los, con su investidu­ra de primer mandatario

Así estu­vo Márquez Bustil­los en Miraflo­res, como un amanu­ense del tira­no quien detrás del trono ejer­cía el poder con puño de hier­ro y le cor­re­spondió asumir difí­ciles situa­ciones, como señala Anto­nio Gar­cía Ponce en el vol­u­men 89 de la Bib­liote­ca Biográ­fi­ca Vene­zolana del diario El Nacional (Cara­cas, 2008) al tomar el país posi­ción neu­tral al reven­tar la Primera Guer­ra Mundi­al, pese al sen­timien­to ger­mano del Ben­eméri­to por razones e intere­ses económi­cos personales.

El tira­no enfer­mó en 1921 y las ambi­ciones en la famil­ia gener­aron comen­tar­ios con­tra la posi­bil­i­dad que por dece­so sobrevenido, Márquez Bustil­los tomase el poder. Intri­gas y con­spir­a­ciones políti­cas con­tra el pres­i­dente pro­vi­sion­al lle­varon a Gómez a nuevas refor­mas con­sti­tu­cionales para ase­gu­rar la pro­tec­ción de sus famil­iares: se hizo ele­gir pres­i­dente y primer vicepres­i­dente a su her­mano el gen­er­al Juan Crisós­to­mo Gómez, además gob­er­nador de Dis­tri­to Fed­er­al y segun­do vicepres­i­dente a su hijo may­or, gen­er­al José Vicente Gómez, tam­bién inspec­tor del ejérci­to, nepóti­co blinda­je luego de que las pre­siones forzaron a la renun­cia de Márquez Bustil­los, quien dim­i­tió el 24 de junio de 1922.

En 1924 fue prop­uesto rep­re­sen­tante diplomáti­co ante la San­ta Sede pero prob­le­mas per­son­ales le impi­dieron pre­sen­tar cre­den­ciales. En 1935, a la muerte del tira­no, fue  des­ig­na­do sec­re­tario del pres­i­dente encar­ga­do Eleazar López Con­tr­eras y renun­ció por pre­siones de sec­tores antigomecistas.

Candidatura presidencial

En 1940, acer­cán­dose las elec­ciones, López Con­tr­eras le pro­pu­so la can­di­datu­ra pres­i­den­cial. Rec­haz­a­do por su sel­lo de figu­ra de Gómez el pres­i­dente pro­pu­so a su min­istro de agri­cul­tura, gen­er­al Isaías Med­i­na Angari­ta, tam­bién prove­niente del gome­cis­mo pero caris­máti­co y de ras­gos demócratas. El 10 de enero de 1941 Vic­tori­no Márquez Bustil­los murió en Cara­cas, entre los comen­tar­ios de que si lo hubiesen elegi­do Pres­i­dente de la Repúbli­ca, no hubiera asum­i­do por fal­l­e­cer antes de recibir el poder.

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

3 comentarios en «Venezuela tuvo dos presidentes en simultáneo durante ocho años»

  • Usual­mente se con­sid­era a la cróni­ca lit­er­aria como un género difí­cil de definir,que mez­cla a su anto­jo la fic­ción y la real­i­dad, los pun­tos de vista y los datos de inves­ti­gación, con el obje­ti­vo de ofre­cer al lec­tor una recon­struc­ción muy cer­cana de la expe­ri­en­cia vivi­da por el autor. “Venezuela tuvo dos pres­i­dentes en simultá­neo durante ocho años” Esta, es una exce­lente crónica.
    Edgar A.Castillo

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    • Gra­cias por tan ala­gador comen­tario. El licen­ci­a­do Juan José Per­al­ta fue noti­fi­ca­do de su comen­tario. Le esta­mos agrade­ci­dos por par­tic­i­par. Nue­stro efu­si­vo abrazo

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  • Señor Edgar A. Castil­lo, muchas gra­cias por sus apre­cia­ciones. La cróni­ca peri­odís­ti­ca es un género que reúne los ele­men­tos de la noti­cia con el uso del lengua­je lit­er­ario y su aprox­i­mación a la fic­ción con la libre inter­pretación de esos ele­men­tos, con­trario a las rig­urosi­dades de la cróni­ca históri­ca. La opor­tu­nidad tam­bién es intere­sante por cuan­to otro detalle de la cróni­ca peri­odís­ti­ca es la opor­tu­nidad, al vivir hoy en Venezuela una época con dos pres­i­dentes y per­mite la com­para­ción. La cróni­ca vino a raíz de un comen­tario de un ami­go al decirme que nun­ca en Venezuela hubo dos pres­i­dentes a la vez, des­men­ti­do con esta sabrosa respues­ta al ami­go. Sabrosa porque se goza inves­ti­gar­la y escribir­la, como para los lec­tores, encon­trar­la. Muy agrade­ci­do por su comen­tario, le invi­to a mirar otras. Le invi­to a encon­trar en este sitio de la his­to­ria otras cróni­cas de este su servi­dor y de otros cro­nistas que dejamos aquí nue­stros tra­ba­jos. Saludos

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