VIDEO | Los padecimientos de Bolívar
Virgilio A. Olano
La tuberculosis, enfermedad a la que se dio este nombre debido a los tubérculos aparecidos en los pulmones cuando aquella se padece y cuyo paso puede darse a otros órganos, como ocurrió con el Padre de la Patria, según la autopsia practicada y descrita por el último de los médicos que lo atendieron, el doctor Alejandro Próspero Réverend. El caso del Libertador Simón Bolívar, sin embargo, ofrece algunas particularidades, pues se ha llegado a pensar que de haber aceptado el tratamiento prescrito por sus médicos, otras hubieran sido las consecuencias tanto en su persona como en el futuro de los países por él libertados.
Sabido es que los padres del Libertador, don Juan Vicente Bolívar y doña María Concepción Palacios, padecieron esta temida enfermedad, razón que impidió al niño nacido en Caracas ese 24 de julio de 1873, ser alimentado por su madre, haciendo de nodriza la bondadosa esclava Hipólita Bolívar, quien tomó el apellido de sus amos, según la costumbre. Así que el medio en que transcurrió la infancia y juventud del hombre llamado a alcanzar con su espada la Independencia de varios países americanos, estaba viciado del bacilo descubierto por Koch y no es raro que lo hubiera alcanzara por factores genéticos o contaminación primaria.

El continuo desplazarse por diferentes regiones dentro de los ambientes más extraños y perjudiciales, así como las condiciones de insalubridad en que se movió el héroe, privado de alimento tantas veces, de sueño y de descanso, fueron sin duda factores suficientes para que la turberculosis hiciera aparición tardía y ello, además del tabardillo y de las fiebres terciarias o paludismo sufrido en diferentes etapas de su vida, daría al traste con la existencia de quien, al lado de Alejandro Magno y Napoleón, conforma la trilogía de los Inmortales en la Historia.
Pero no podemos olvidar cómo la personalidad del Libertador también ha sido clasificada entre los genios que han padecido estados de ansiedad sobre profundas raíces depresivas, las cuales lo llevaron en ocasiones a intentar el suicidio, como sucedió en Casacoima, cuando quiso degollarse antes de ser prisionero de los españoles y un soldado le quitó el cuchillo con el que casi lo consigue.
Muchas veces se le escuchó decir también que prefería la muerte a la ingratitud de quienes, sin entender sus nobles propósitos, llegaron a atentar contra él al tratar de asesinarlo. Pero sería definitivamente la tuberculosis pulmonar aceptada por todos y llevada hasta el cerebro, la que sin tratamiento conocido lo condujo al estado de semicoma y le hizo pronunciar frases como aquella de vámonos que aquí no nos quieren la enfermedad que acabaría con la vida del Libertador Simón Bolívar.