La Capilla Virgen de Coromoto en la espesura del Terepaima
En la espesura boscosa del Terepaima; montaña adentro, donde la densa neblina envuelve el rico paisaje natural de la encumbrada serranía, existe aún, una pequeña edificación religiosa que arquitectónicamente es llamativa a la vista de quienes la divisan. Un punto casi olvidado, producto de la escasa o poca presencia de habitantes en aquella región.
Lugareños que lentamente se fueron marchando a raíz de la creación del Parque Nacional Terepaima; aunque particularmente sobre éste espacio, perviven las gratas anécdotas de personajes como Eduardo Sánchez y Rosaura Inojosa; quienes en su mente recogen una parte de sus vivencias llenas de gratos momentos y encuentros marcados sobre aquella capilla que hoy en día yace tragada por la tupida naturaleza.
La Capilla Virgen de Coromoto es un oratorio que alguna vez fue frecuentado por las almas nobles de quienes ocuparon lo que se conoció como el caserío Terepaima. Algunos datos señalan que esta fue levantada a principios de los años 60, en las antiguas posesiones de la familia Briceño Yepes Gil; de lo que se dice: “Fueron quienes erigirían esta resaltante obra”; siendo atendida primeramente por el sacerdote Oscar Freitez, y luego por los fallecidos Emilio Laconca y Eloy Guijarro.
Según algunos pobladores de aquel natural paraje en ella se efectuaron matrimonios, primeras comuniones, confirmaciones, bautizos e incluso festividades patronales, bajo la advocación de la propia Virgen de Coromoto, patrona de aquel recinto sagrado. Pues para 1971 aproximadamente; la inquietud de Román Sánchez e Isidro Inojosa, conllevarían a organizar las primeras celebraciones patronales de la ´Coromoto´, en este particular territorio de la altiva montaña.
En cuanto a los pormenores de las fiestas, se dice que los habitantes lograban realizar las parrandas con: palos encebadó, carreras de cucharas con huevos, pollo enterrado, carreras de sacos, carreras de mulas, música de toca disco, cervezas en teteros, juego de atrapar la manzana, maratones de hombres y mujeres, encendidos de fuegos artificiales y árbol encendido; transcurriríendo de este modo, las sanas y apacibles celebraciones que se dejarían de realizar en 1986.
Muchas de estas reuniones pueblerinas se amenizaban con música de cuerdas al estilo popular, tocadas por Blas Inojosa, Ramón Peraza, Claudio Rodríguez, Teófilo González y otros que la memoria condeno al olvido.
Los jolgorios del antiguo caserío Terepaima se daban concretamente el 9, 10 y 11 de septiembre; según lo testificado por el propio Eduardo Sánchez y la afectuosa Rosaura Inojosa; sin embargo, en una ocasión, se organizó el encuentro de las imágenes de San Antonio, propiedad de Claudio Rodríguez, y la Virgen de Coromoto; esto para 1977 a 1978. Y aunque la Capilla existe pese al correr de los años, reclama su recuperación por quienes de todavía perviven cercanos a ella.