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La maleta que olvidó Pérez Jiménez

 

Luis Alberto Perozo Padua
Periodista


Todo comenzó cuando Pérez Jiménez, se fue en la madrugada del 23 de enero del 58. La casa de habitación del Presidente derrocado, en el callejón Sanabria de El Paraíso quedó en manos de la Guardia Nacional. El teniente Vinicio Augusto Plaza, uno de los militares encargados de la vigilancia, recibió una llamada telefónica en horas del mediodía del mismo 23 de enero.

Des­de Europa, fue elegi­do como Senador  en las elec­ciones  de 1968 por el par­tido Cruza­da Cívi­ca Nacional­ista (CCN);  sin embar­go, la Corte Supre­ma de Jus­ti­cia invalidó su elec­ción basán­dose en tec­ni­cis­mos legales

Era la seño­ra Flor Núñez de Pérez Jiménez, esposa del dic­ta­dor depuesto, quien llam­a­ba des­de San­to Domingo. 

-¿Qué sabe ust­ed de una male­ta que dejé olvi­da­da en la casa, ust­ed no la ha visto?
 
-No seño­ra.
 
-Búsquela, por favor. Es una male­ta blan­ca, de piel. Tiene una pla­ca pequeña dora­da con las ini­ciales ‘M.P.J.’. Yo lo llamo después. Debe estar en el cuar­to o cer­ca de la puer­ta que va al jardín…
 

El teniente encon­tró la male­ta en horas de la noche a eso de

El CCN logró pos­tu­lar a Pérez Jiménez para la Pres­i­den­cia de la Repúbli­ca en los comi­cios de 1973 pero rep­re­sen­tantes de los par­tidos may­ori­tar­ios pro­pusieron y apro­baron en el Con­gre­so Nacional, una enmien­da con­sti­tu­cional des­ti­na­da a inhab­il­i­tar­lo políticamente

las siete, en uno de los corre­dores de la casa, cuan­do se esta­ban jura­men­tan­do en Miraflo­res los nuevos min­istros­del Gobierno.

La seño­ra de Pérez, días después, insis­tió en recla­mar la maleta. 
 
El teniente Plaza se llevó el equipa­je olvi­da­do al cuar­tel de la Guardia Pres­i­den­cial y luego se la entregó al con­tralmi­rante Lar­razábal, pres­i­dente de la Jun­ta de Gob­ier­no. La male­ta con­tenía ropa, por supuesto. Un uni­forme de Gen­er­al de División, tal­la cuarenta y dos. Dos pija­mas de seda nat­ur­al, una de col­or azul con vivos de col­or rojo. La otra pija­ma era de col­or marfil y uno cre­ma, con mono­gra­ma ‘MPJ’ y doc­u­men­tos personales.
 

Reclamo del dic­ta­dor

En octubre de 1958, Pérez Jiménez, en car­ta al cón­sul gen­er­al de Venezuela en Mia­mi, señor Dió­genes Peña, denun­cia que cuan­do aban­donó el país dejó ‘olvi­da­da una male­ta que con­tenía val­ores al por­ta­dor. Y que parte de esos val­ores no fig­u­ran en la lista de los bienes que me han sido incautados. 
 
Los val­ores a los cuales me refiero ‑escribe Pérez Jiménez- son los sigu­ientes: alrede­dor de tres mil­lones de bolí­vares en bonos del Cen­tro Simón Bolí­var, alrede­dor de cien mil dólares en bil­letes y alrede­dor de tre­scien­tos mil bolí­vares en bil­letes de quinien­tos, cien, cin­cuen­ta, veinte y diez bolívares.
 

La con­clusión de Oscar Yanes

A juicio del cronista e historiador Oscar Yanes, si se suma todos los sueldos legales que recibió el exdictador venezolano Pérez Jiménez, desde entonces hasta el 23 de enero de 1958, resultó que devengó legalmente del Estado venezolano por servicios prestados, incluyendo las remuneraciones especiales de fin de año, la suma de un millón doscientos ochenta y tres mil doscientos treinta y tres bolívares con tres puyas, (Bs1.283.233) pero cuando le restan a esta suma, la cifra que tenía en 1948, declara la Contraloría General, que se enriqueció en más de trece millones de dólares, ($13.000.000) “en exceso de haberes netos iniciales y su remuneración legítima” o sea, en una cifra que alcanza, siempre calculando el dólar a tres treinta y cinco, ($3.35) a cuarenta y tres millones quinientos cincuenta mil bolívares (Bs43.550.000).

 

Foto desta­ca­da: En agos­to de 1963 el gob­ier­no vene­zolano pre­si­di­do por Rómu­lo Betan­court, extra­ditó al dic­ta­dor depuesto Mar­cos Pérez Jiménez de Esta­dos Unidos, lo encar­celó y tras un con­tro­ver­sial juicio lo sen­ten­ció a cua­tro años de prisión por pec­u­la­do y malver­sación de fon­dos. Al final de su sen­ten­cia, Pérez Jiménez fue lib­er­a­do y se res­i­den­ció en España
Fuente: Juicio y Sen­ten­cia al ex dic­ta­dor Pérez Jiménez, Corte Supre­ma de Jus­ti­cia de Venezuela. Edi­ciones Cen­tau­ro. 1982
Oscar Yanes. Hoy es mañana o las vainas de un reportero muer­to. Edi­to­r­i­al Plan­e­ta 1994
 

CorreodeLara

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