Carreño, el autor del Manual de Urbanidad y Buenas Maneras vivió en Cabudare
Omar Garmendia
Cronista
Sí, el mismísimo autor del texto más utilizado y famoso de todos los tiempos en Venezuela y toda América Latina, editado en Caracas en 1854, cuyo verdadero (y largo) título era: “Manual de urbanidad y buenas maneras para uso de la juventud de ambos sexos; en el cual se encuentran las principales reglas de civilidad y etiqueta que deben observarse en las diversas situaciones sociales; precedido de un breve tratado sobre los deberes morales del hombre”.
Manuel Antonio Carreño , fundador del Colegio Roscio e hijo de don Cayetano Carreño, maestro de capilla de la catedral de Caracas, tenía su residencia fijada en Caracas para 1850 y ese año se establece junto con su familia en el cantón Cabudare en actividades vinculadas con el comercio. Su hija, la sin par y gran pianista María Teresa Gertrudis de Jesús Carreño García (Teresa Carreño), nacería en Caracas en 1853, luego del regreso de su padre a la capital a causa de una infortunada, singular y curiosa experiencia vivida en Cabudare con el asunto de la compra-venta de unas “joyas” que incluso lo llevó a la cárcel en Valencia por un tiempo, sucesos estos que ameritan explicaciones más extensas en otro artículo.
Se podría inferir, a partir de ciertos documentos, la naturaleza o índole del negocio que mantuvo Carreño durante esos años de permanencia en Cabudare para 1851, pues en Caracas atendía su establecimiento mercantil donde se vendía, además de libros, un extenso y “surtido lote de prendas finas para uso de señoras y caballeros, tales como zarcillos, brazaletes, prendedores, sortijas, botones de camisa para el pecho y los puños, botones de chaleco, etc, etc. (…) peines, peinetas, bastones, botas, zapatos de todos tamaños, capas, sobretodos, mantas y piernas de pantalones para viajar” (Diario de Avisos, Caracas, miércoles 21 de marzo de 1855).
Excelente crónica de un personaje muy poco conocido y de importante figuración en su época. Me encantó. Hace tiempo publiqué una crónica de este singular caraqueño y padre de la famosa pianista muy criticada en Caracas por hacerle una pieza al dictador Antonio Guzmán Blanco. Gracias