CrónicasSemblanzas

Simón Planas, el verdadero liberador de los esclavos

 

Juan José Peralta
Periodista


Las glorias de la liberación de los esclavos en Venezuela se las lleva todas el general José Gregorio Monagas, al poner el 24 de marzo de 1854, en su condición de Presidente de la República, ejecútese a la Ley que declaraba abolido para siempre el régimen abominable de sometimiento por la fuerza de un ser humano a la voluntad de otro. En la normativa histórica está la firma de un larense, el filósofo, estadista y político Simón Planas, Secretario de Estado en los Despachos del Interior, Justicia y Relaciones Exteriores, su gran promotor.

El pres­i­dente José Gre­go­rio Mon­a­gas se llevó todas las glorias

No hemos sido del todo jus­tos con el coter­rá­neo de cuyo nata­l­i­cio se cumpli­eron doscien­tos años en mayo de 2013, bicen­te­nario que pasó por deba­jo de la mesa, como ocurre siem­pre con estas efemérides y val­dría la pena des­ig­nar entre tan­tos min­is­te­rios inútiles uno de ver­dadera impor­tan­cia para la Memo­ria Histórica.

En 1845 orga­nizó un movimien­to doc­tri­nario lib­er­al en esta provin­cia y durante el golpe al Con­gre­so en 1848 apoyó al pres­i­dente de la repúbli­ca, gen­er­al José Tadeo Mon­a­gas y con­ven­ció al gen­er­al Flo­ren­cio Jiménez colo­carse al lado de los lib­erales, evi­tan­do una con­tien­da mil­i­tar en la región.

Senador al Con­gre­so Nacional en 1849 y en 1853, José Gre­go­rio Mon­a­gas lo designó al frente del despa­cho min­is­te­r­i­al des­de donde pro­movió la Ley de la Abol­i­ción de la Esclav­i­tud y fue al empeño y ded­i­cación de este cabu­dareño que se logró anu­lar esta condi­ción como pro­pu­so al país en aquel entonces: “como dijo el Gran Bolí­var, la infrac­ción de todas las leyes, la vio­lación de todos los derechos”.

Tem­pra­no recopiló Planas las ofer­tas de lib­er­tad a los esclavos: en 1806 en la procla­ma del gen­er­alísi­mo Fran­cis­co de Miran­da, si se unían al ejérci­to patri­o­ta. En 1810 la jun­ta de gob­ier­no naci­da del gri­to eman­ci­pador del 19 de abril pro­hibió en agos­to la intro­duc­ción y ven­ta de esclavos en el país y así se incluyó en la Con­sti­tu­ción de 1811, pero de allí no pasó. Sólo pal­abras, era una rebe­lión de los amos, la rica sociedad caraqueña.

Igual ocur­rió en 1816 cuan­do Bolí­var –man­tu­ano y propi­etario de hacien­das y de esclavos– fue de los primeros en dar­les lib­er­tad y ciu­dadanía a los suyos y rat­i­ficó la ofer­ta miran­d­i­na  a quienes se alis­tasen en el ejérci­to. En 1818, el Lib­er­ta­dor pidió al Con­gre­so de Angos­tu­ra dec­re­tar su abol­i­ción, pero sólo se logró su extin­ción grad­ual para no per­ju­dicar a los dueños.

Un cabu­dareño es el ver­dadero lib­er­ador de los esclavos en Venezuela

De con­fi­an­za de los Mon­a­gas con quienes ejer­ció altos car­gos, Planas insis­tió en dar cumplim­ien­to a los ofrec­imien­tos del Lib­er­ta­dor. Ase­gu­ran que fue el prin­ci­pal redac­tor de la Ley de abol­i­ción y le tocó pre­sen­tar­la al debate al con­gre­so para su dis­cusión y aprobación, donde los intere­ses de los dueños la frenaban.

“Venezuela no debe apare­cer más a los ojos del mun­do entero, con la hor­ri­ble man­cha de la esclav­i­tud”, dijo a los ojos de los con­gre­sis­tas, muchos de ellos propi­etar­ios de esclavos. Insól­i­to, en lugar de ind­em­nizar a quienes por años fueron explota­dos, humil­la­dos y mal­trata­dos, se aprobó pagar­les a los amos por cada per­sona lib­er­a­da y la nación debió can­ce­lar una deu­da cuantiosa.

En 1855 se retiró del que­hac­er políti­co y via­jó al exte­ri­or sien­do con­dec­o­ra­do con la insignia de Gran Ofi­cial de la Legión de Hon­or de Fran­cia por el emper­ador Napoleón III, en reconocimien­to a su lucha por la igual­dad de los hombres.

Su fir­ma tam­bién está al pie de la primera con­sti­tu­ción fed­er­al vene­zolana al ser des­ig­na­do por el mariscal Juan Crisós­to­mo Fal­cón min­istro del Inte­ri­or y de Justicia.

Descen­di­ente de una famil­ia de próceres entre quienes se encuen­tran sus tíos el pres­bítero Pedro Planas, muer­to en acción en la puer­ta de Bobare y el coman­dante José Anto­nio Planas, jefe del cuer­po de caballería en la Batal­la de los Hor­cones, Simón Planas nació en el caserío El Jobal, cer­ca de Cabu­dare, el 6 de mayo de 1813, hijo de Bern­abé Planas –años más tarde primer gob­er­nador de esta provin­cia– y doña Mer­cedes Guadar­ra­ma. Muy joven, de 51 años, la muerte lo sor­prendió el 22 de Abril de 1864 y durante la pres­i­den­cia del gen­er­al Fran­cis­co Linares Alcán­tara, en 1877 los restos de este lib­er­al jus­to fueron lle­va­dos al Pan­teón Nacional.

Des­de 1990 su nom­bre hon­ra al últi­mo munici­pio crea­do en Lara. Nun­ca es tarde para el jus­to reconocimien­to a este vene­zolano ejem­plar, dig­no de ser recono­ci­do por sus mer­i­to­rias acciones, olvi­da­do por quienes se dicen reivin­di­cadores de la memo­ria históri­ca. Aún esta­mos a tiem­po del gran acto, más vale tarde que nunca.

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *