Nazareno de Cabudare, fe y heredad de dos siglos
Luis Alberto Perozo Padua
Periodista
A Domingo Antonio Brito,
fiel heredero de esta ancestral tradición
El 24 de junio de 1835 se inauguró la iglesia matriz del pueblo de Cabudare y según datos del historiador cabudareño José Ramón Brito Calles, “para esa magna fecha ya existía la figura del Nazareno de Cabudare”.
En sus apuntes precisa que la imagen no estaba en el templo, sino en una ermita construida por don Francisco Méndez “el viejo”, quien había ordenado su edificación para veneración de la figura del Nazareno.
En el testamento de don Domingo Antonio Méndez, único hijo del matrimonio de don Francisco Méndez y doña María Lorenza Páez, existe un párrafo que devela el misterio de la antigüedad del Nazareno de Cabudare.
“Declaro que mis padres por devoción al Divino Jesús le construyeron una capilla y de la cual sale en procesión e miércoles de la Semana Mayor, la que continuó a mi cargo por la muerte de aquellos, y dejo yo también a cargo a mis herederos, con la obligación de hacerle los debidos reparos en la capilla de conservar sus vasos y ornamentos sagrados”.
La incógnita rodea la talla
Pese a sus diligencias, Brito no consiguió nunca dar con el tallista del Nazareno de Cabudare, pero sí describió de qué estaba hecha atribuyéndole al cedro rojo su composición, por tanto se creía que había sido tallada en Roma Italia.
No obstante, “el viejo”, bisabuelo de Brito y quien había ordenado la figura, decía que la talla era obra del escultor Manuel González, el autor del Nazareno de San Pablo, figura que se encuentra en el templo de santa Teresa, en Caracas.
“La imagen de Cabudare sobresale a la del que me he referido, tanto en la altura, lo bien hecho de los pies, manos, rostro i de su forma anatómica”, sostiene Brito.
La figura del Nazareno de Cabudare tiene por medidas: un metro 60 centímetros de altura, pese a su inclinación. La pintura es de color pálido muy natural, y su rostro ‑bien seleccionado‑, es de un hebreo del mundo antiguo.
El testimonio de Guevara i Lira
En uno de los libros de Visitas Pastorales que se conservan en el Archivo Parroquial de Cabudare, en el referente a la visita que en 1864 realizara el arzobispo de Caracas y Venezuela, doctor Silvestre Guevara i Lira, describe que el prelado llegó al pueblo de Los Rastrojos y continuó su marcha hacia Cabudare, haciendo una parada en la Capilla Santa Bárbara “casi en escombros testigo del terremoto de 1812. Y de esa capilla continuó a pié, bajo Palio hacia Cabudare”.
El arzobispo pernoctó en casa del presidente provisional del estado Barquisimeto, don Domingo Antonio Méndez, casona contigua a la capilla del Nazareno, en las inmediaciones de la histórica ceiba donde acampó Simón Bolívar en 1813.
El libro de Visitas Pastorales atestigua que cuando Guevara i Lira entró a la capilla del Nazareno, quedó sorprendido por la naturalidad de la imagen, y expresó a Méndez: “Me atrevería a cambiar la imajen del Nazareno de San Pablo por la de Cabudare”, a lo que Méndez respondió tajante: “Es una reliquia familiar, por lo tanto es imposible cualquier cambio”.
Juan Bautista Briceño Pérez, cura-párroco de la iglesia San Juan Bautista, declaró a EL IMPULSO: “Sobre el Nazareno de Cabudare se halló un documento que refiere su antigüedad: fue adquirida una imagen del Nazareno en Caracas en la primera mitad del siglo XVIII”.
Tres visitas a Barquisimeto
En un extenso trabajo publicado en el Diario EL IMPULSO, medio en donde Brito publicaba sus ensayos con el seudónimo de Juan de Terepaima, asienta que la imagen del Nazareno de Cabudare fue llevada a Barquisimeto en tres oportunidades.
“La primera vez fue cuando trajeron también por primera vez la imagen de la Divina Pastora de Santa Rosa, a fin de darle más realce al acto de la procesión i debido a que para esa fecha, 1856, en Barquisimeto no había imagen del Nazareno sino hasta 1876, que un hombre muy distinguido, don Flavio Campos, trajo la imajen que hoy se encuentra en el templo de san Francisco de esta ciudad, imajen que le arreglaban i adornaban en su casa situada en la calle Ayacucho” (hoy carrera 18 entre calles 23 y 24).
“La segunda vez, fue traído el Nazareno de Cabudare a Barquisimeto, en hamaca, lo que se hizo a cargo de don Felipe Cruz Ponte, para que don Eduardo Vásquez, el del célebre i bello púlpito del templo de la Concepción, para que este pintor le retocara las manos y pies”.
“Durante las continuas revoluciones y contiendas armadas del siglo XIX, en Cabudare no se celebraba la Semana Santa, pero lo que nunca se dejó de hacer fue sacar al Nazareno en procesión, a toque de caja i corneta, i escoltada de tropa armada con bayoneta calada”
Foto: J. R. Brito. Nazareno de Cabudare, 6 de abril de 1975
Narra Brito, que el tercer traslado del Nazareno sería en 1946, y que él preparó el viaje acondicionando una cama de campaña introducida en una camioneta de don Casiano Perdigón.
“Cuando subíamos el Nazareno a la camioneta, hubo dobles de campana por mayor en el templo de Cabudare. Se aprovechó de hacerle un trabajo en el brazo derecho a fin de que llevara mejor la cruz. Terminado el trabajo por don Eleazar Ugel, se llevó en cama de campaña para Cabudare, a pié, i en horas de la madrugada, siendo recibida la imagen, con arcos de flores, discursos i solemne festividad amenizada por la Orquesta Mavare que la ofreció espontáneamente su director don Napoleón Lucena, que asistió a los actos”.
En 1964, José Ramón Brito ordena a una modista hacer nueva vestidura para el Nazareno de Cabudare, y entre los obsequios figuraron faldones, cordones de hilos de oro, finas potencias y cenefa con las que por muchos años se adornaba la imagen. La familia Méndez ha realizado otros donativos a lo largo de los años en estricto cumplimiento testamentario de don Francisco Méndez.
Nueva ermita dentro del templo
Tras la muerte de los Méndez, la capilla del Nazareno comenzó a deteriorarse y pronto se desplomaría el techo. Fue entonces cuando los herederos de la custodia de la imagen de Jesús Nazareno, decidieron demoler la ermita por el peligro que representaba sus ruinas.
Para resguardar la talla de Jesús Nazareno, la familia Méndez optó por su traslado hasta la iglesia San Juan Bautista y depositarla en la pequeña capilla recién construida para ello. En 1946, Brito donó recursos al templo parroquial para instalar mosaico al piso de esa ermita que desde hace más de un siglo, abriga al ancestral Nazareno de Cabudare.
Para Brito, el Nazareno de Cabudare representaba la fe de un pueblo, el de su pueblo, el de Cabudare. Que la venerada figura era la parte espiritual y social de nuestros antepasados, entonces “mal podemos darle con el pie a esa tradición ancestral, i a lo que forma parte integrante de nuestro patrimonio histórico y artístico”.
Fotos: José Ramón Brito Calles y Domingo Antonio Brito
Fuente: Diario EL IMPULSO, edición del miércoles 6 de abril de 1977. Escrito por José Ramón Brito Calles, escritor, historiador y artista plástico.
Reportaje publicado en Diario EL IMPULSO