Constituyentes atornillaron en el poder a los tiranos del siglo XIX
Juan José Peralta
Periodista
La Junta Suprema que asumió el gobierno al salir el capitán general Vicente Emparan convocó al congreso constituyente que en julio de 1811 parió la primera Constitución de la naciente república.
Simón Bolívar convocó el Congreso de Angostura en 1819 y nació una nueva Constitución de corta vida, porque después, en 1821 convocó el Congreso de Cúcuta y se aprobó la Constitución de la Gran Colombia, su gran sueño.
En 1830, después de separar a Venezuela de la Gran Colombia, el caudillo general José Antonio Páez reunió a sus amigos en una constituyente que aprobó la Constitución para la nueva república, período de cuatro años sin reelección inmediata. Él fue el primer elegido con una Constitución hecha a su medida.
En 1847 Páez, el gran caudillo y vencedor de Carabobo, apoyó las ambiciones del general José Tadeo Monagas quien en 1848 dio un golpe al congreso, logró su control y lo hizo designar a su hermano el general José Gregorio Monagas para el siguiente período.
En 1855 José Tadeo regresa como presidente y promueve una nueva constitución que satisfaga su codicia, que sacie sus ambiciones y en 1857 los parlamentarios designados por él a dedo complacen sus peticiones: llevan el período a seis años y aprueban la reelección inmediata e indefinida.
Liberales y conservadores coinciden en rechazar las aspiraciones continuistas de Monagas. Lo imaginaban dueño absoluto del poder, por su desmedida codicia. Un golpe encabezado por el general Julián Castro lo hace asilarse en la embajada de Francia y en 1858 la Convención Nacional de Valencia con poderes constituyentes aprueba una constitución de vocación democrática al instituir el voto directo para presidente, vicepresidente, diputados y gobernadores.
Regresa el periodo de cuatro años sin reelección inmediata y encarga a Castro de la presidencia mientras se convocaban las elecciones de 1859 que ganó Manuel Felipe de Tovar y vicepresidente Pedro Gual.
Se desata la guerra
En febrero de 1859 explota la Guerra Federal que pierde el general Páez, quien estaba al frente del gobierno luego de sacar a Tovar y Gual. El héroe de Carabobo había regresado de su exilio en Nueva York, adonde lo había lanzado Monagas. Ha sido hasta ahora la única guerra civil en Venezuela, donde hubo unos 175 mil muertos, la mayoría campesinos en una nación joven de una población de un millón 800 mil habitantes.
Los llanos, donde se desarrolló quedaron devastados, se perdieron más de siete millones de reses y la pérdida de las exportaciones, se incrementó la deuda externa y la destrucción de la economía. Menos afectada por la contienda, la zona andina incrementó la producción de café y algodón.
La precaria situación del gobierno del general Páez, presidente de una nación en guerra, lo llevó a buscar diálogo con los liberales alzados, que estaban en mejor situación. El 23 de abril de 1863 en la hacienda Coche, vecina a Caracas firmaron el acuerdo de cesar la guerra, por parte de Páez, jefe supremo de la República, su secretario Pedro José Rojas y por el general Juan Crisóstomo Falcón, presidente provisional de la Federación, su secretario Antonio Guzmán Blanco. Corruptos, Rojas y Guzmán se repartieron el restante del préstamo solicitado por Páez a Inglaterra.
Con la firma del Tratado por los dos jefes de las facciones en pugna en Caracas, finaliza la guerra y el ganador Falcón se hace ascender a mariscal y el 13 de abril de 1864 promulga la nueva constitución que lleva el periodo a cuatro años sin reelección inmediata, mediante voto secreto y directo. Crea la Alta Corte Federal, elimina la pena de muerte y amplía la libertad de prensa. De Sorpresa el mariscal renuncia a la presidencia y reaparece el viejo José Tadeo Monagas al frente de la Revolución Azul quien muere a la espera de su designación a la presidencia por el congreso.
En 1870 el frente de la Revolución de Abril, el general Antonio Guzmán Blanco invade desde Curazao acompañado de los generales Joaquín Crespo y Francisco Linares Alcántara.
Arribó a la presidencia y no convocó constituyentes pero el congreso le aprobó todas sus ambiciones para atornillarse en el poder.
Llevó el período a dos años pero gobernó primero por siete. Lo llamaban el Ilustre americano y el autócrata civilizador . Entregó a Linares Alcántara y se fue a París.
Luego de la presidencia del general Linares Alcántara, gobernó por cinco años. Después del caudillo general Joaquín Crespo, en un tercer gobierno mandó dos años más, Guzmán vino de Francia “a raspar la olla” y volvió a París, su ciudad amada donde murió con la fortuna obtenida del saqueo al erario público.
Guzmán Banco no culminó el periodo y el encargado, Hermógenes López entregó a un nuevo presidente, al civil Juan Pablo Rojas Paúl, quien al concluir su período de dos años entregó por primera vez a otro civil electo, Raimundo Andueza Palacio, quien quiso llevar el período a cuatro años y al no acatar el tiempo legal de gobierno, mientras buscaba cumplir su deseo del llano emergió de nuevo Joaquín
Crespo quien molesto con Andueza por querer ampliar el tiempo de duración del período, protagonizó una de las más sangrientas guerras y gobernó casi ocho años tras convocar una constituyente que lo elevó al quinquenio.
Corruptos del siglo XIX, Páez, Monagas, Falcón, Blanco, Crespo, se enriquecieron con los dineros públicos en el ejercicio del poder. Esta apretada síntesis nos muestra cómo los presidentes eran designados por sus amigos organizados en constituyentes, escogidos entre los suyos, quienes les confeccionaban constituciones a la medida de su codicia. ¿No se te parece a la “constituyente” de Nicolás Maduro? Nótese el militarismo como característica de los mandatarios.
Según la periodista Milagros Socorro, “el venezolano que en toda la historia podría alzarse con la distinción del mayor exponente de la ambición, dada la variedad de campos en que se propuso descollar, incluido, claro está, el de la acumulación de riquezas, ése es Antonio Guzmán Blanco (Caracas, 1829 — París, 1899)”.