José Joaquín Pérez Reina, el maestro de los sueños posibles
Elvis López
Historiador
El antiguo cronista de Puerto Cabello, Don Miguel Elías Dao; llamó en su momento a los educadores porteños de las postrimerías del siglo XIX y bien entrado el XX “Constructores de Sueños”. Labor que para entonces se asumía por vocación; siendo un compromiso público y de venerable estima.
De ellos, quedó un memorial, una larga lista de nombres, unos nacidos en el corazón mismo de la ciudad cordial, otros venidos de tierras foráneas, con los sentimientos más puros, entregados a la juventud porteña.
Es menester sacarlos de ese largo anonimato, tan mezquino y ciego, cuando todavía en nuestra sociedad prevalecen como héroes los hombres de armas, aun sabiendo que la época de las barbaries son cosas del pasado.
José Joaquín Pérez Reina
nació el 4 de julio de 1917 en la parroquia Candelaria de la capital carabobeña
Hijo de Teresa Reina y Aquiles Trugues; obtuvo muy joven el título de maestro de Instrucción Primaria en la Escuela Normal de Valencia. Fue escritor y deportista, con un destacado paso como jugador en el equipo de béisbol “El Valenciano”.
En 1938 en su ciudad natal, comenzó a enseñar en varias escuelas. Después de ese trajinar, el destino lo trajo a Puerto Cabello a formar parte de la planta de maestros del Grupo Escolar República de Honduras (1946–1949), también sirvió en el Gremio de Artesanos de Puerto Cabello (1948–1950), sociedad que promovió la mejora en la condición moral y material de sus miembros, y acreditación de arte y oficios.
En ese tiempo, estaban en auge las reformas educativas, obligaba dar respuesta a una nación que requería cambios pragmáticos, y la figura del maestro normalista fue preponderante en la formación integral de esas generaciones.
Esa filosofía de la enseñanza, estuvo presente en laboral de Pérez Reina, por eso, cuando trabajó en el Grupo Escolar República de Honduras, su dedicación transcendió del cuaderno y lápiz, a fomentar entre los alumnos la recreación, el teatro, la oratoria y la práctica deportiva.
Fue precisamente en este recinto, donde el voleibol porteño dio sus primeros pasos, motivando a alumnos de cuarto a sexto grado a practicar ese deporte. Organizó grupos mixtos, algo inédito para el momento, contar con la participación femenina en equipos deportivos. Esta difícil tarea la comenzó sin recursos, y logró realizar en 1947 un primer encuentro mixto, tomándose ese año como referencia en el origen del voleibol porteño. También, introdujo por vez primera de manera invitacional encuentros deportivos entre escuelas de Puerto Cabello.
Por otra parte, tuvo una dilatada trayectoria gremial fuera de las aulas, por más de tres décadas, dejando constancia de su carácter motivador, y espíritu de emprendimiento. El 25 de agosto de 1980, a los 63 años falleció en la ciudad que lo adoptó como suyo. En memoria a su destacada labor, un plantel educativo lleva su nombre en Puerto Cabello.
Orgullosa me siento por esta deferencia tan especial que le ha hecho a mi tío José Joaquín Pérez Reina; Maestro en todo el sentido de la palabra. Hombre noble. Educado. Caballero. Insigne ejemplo digno de reposar en todas las bibliotecas Educativas.