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La expulsión del obispo Montes de Oca

Luis Heraclio Medina Canelón
M.C. de la Academia de Historia del Estado Carabobo 

En estos días de octubre de 1929 se iniciaba el duro exilio del obispo de Valelncia, el caroreño Salvador Montes de Oca


El 11 de octubre de 1929 la dic­tadu­ra de Juan Vicente Gómez expulsa­ba de Venezuela al obis­po de Valen­cia Sal­vador Montes de Oca.

Días antes, el 5 de octubre sal­ió pub­li­ca­da en el diario “El Obser­vador” de Valen­cia la lla­ma­da “Instruc­ción sobre el Mat­ri­mo­nio a los Fieles” del obis­po de Valen­cia Sal­vador Montes de Oca.

Se trata­ba de una expli­cación que dirigía el prela­do caroreño a los católi­cos de su dióce­sis anal­izan­do la impor­tan­cia para los fieles del mat­ri­mo­nio ecle­siás­ti­co, su indis­ol­u­bil­i­dad, la difer­en­cia con el mat­ri­mo­nio civ­il y la incom­pat­i­bil­i­dad del mat­ri­mo­nio reli­gioso católi­co con el divor­cio y de la fe con el con­cu­bi­na­to. Días después el 11, la instruc­ción a los fieles fue repli­ca­da en Cara­cas en el diario “La Verdad”.

Entre otras cosas señalaba:

Foto cortesía de Mes­tas Pérez, Marie­le­na. “Mon­señor Sal­vador Montes de Oca, Pas­tor de la Caridad”

“El úni­co mat­ri­mo­nio váli­do entre católi­cos es el mat­ri­mo­nio ecle­siás­ti­co. El mat­ri­mo­nio civil…es una sim­ple for­mal­i­dad legal, que ase­gu­ra a los esposos los priv­i­le­gios estable­ci­dos por las leyes civiles. Sin el mat­ri­mo­nio ecle­siás­ti­co el mat­ri­mo­nio civ­il es un ver­gonzoso concubinato.”

Eran tiem­pos de la dic­tadu­ra de Juan Vicente Gómez, cuya promis­cuidad era públi­ca­mente cono­ci­da, a quien le atribuían casi cien hijos en medio cen­te­nar de mujeres, sin con­tar con sus amantes ocasionales.

Tam­bién, días antes, el gob­er­nador del Dis­tri­to Valen­cia, (segun­da autori­dad luego del pres­i­dente del esta­do) Hugo Fon­se­ca, poderoso miem­bro de la jer­ar­quía gomecista, para casarse con una joven de apel­li­do Viso, se había divor­ci­a­do de su ante­ri­or esposa, con quien esta­ba casa­do por la igle­sia. La pare­ja pre­tendía obten­er la ben­di­ción nup­cial reli­giosa, lo que evi­den­te­mente fue nega­do por el obis­po. El mat­ri­mo­nio civ­il se real­izó con todo lujo y pom­pa, y casi en los mis­mos días es que Montes de Oca emite su “instruc­ción”.

Ya el joven obis­po se había con­ver­tido en un ele­men­to incó­mo­do para la dic­tadu­ra: El sac­er­dote era un fuerte pilar en con­tra de la inmoral­i­dad per­son­ifi­ca­da por la tiranía: fre­cuente­mente vis­ita­ba a las famil­ias de los pre­sos para lle­var­les con­sue­lo espir­i­tu­al y aux­il­ios económi­cos. En otra opor­tu­nidad una joven mujer solic­itó el amparo del obis­po porque su esposo, otro alle­ga­do al gome­cis­mo pre­tendía “nego­ciar” a la muchacha por unos ben­efi­cios con otro gomecista de may­or jer­ar­quía, que desea­ba a la bel­la muchacha. La deses­per­a­da mujer llegó has­ta la res­i­den­cia del obis­po, persegui­da por la policía que tenía instruc­ciones de entre­gar­la al deprava­do, pero Montes de Oca enér­gi­ca­mente se enfren­tó a los “chácharos” y pro­te­gió a la mujer impi­di­en­do la aber­ración. Luego la entregó a sal­vo en casa de sus padres.

Al pub­li­carse la “Instruc­ción sobre el Mat­ri­mo­nio” en Cara­cas el gob­ier­no con­sid­eró que el doc­u­men­to era una alusión indi­rec­ta a la licen­ciosa vida de Juan Vicente Gómez y los otros miem­bros de la jer­ar­quía gomecista que igual­mente llev­a­ban una vida dis­o­lu­ta. Por ejem­p­lo, es céle­bre el caso del com­padre del dic­ta­dor, Anto­nio Pimentel, que acos­a­ba a las ado­les­centes en sus domin­ios de Vigir­i­ma, Yagua y Guacara. Tam­bién San­tos M. Gómez, pri­mo her­mano del tira­no y pres­i­dente del esta­do Carabobo era cono­ci­do ped­eras­ta y además prox­ene­ta, propi­etario de todos los prostíbu­los del estado.

Gómez mand­a­ba des­de Mara­cay como amo abso­lu­to del poder, pero tenía un títere en Miraflo­res lla­ma­do Juan Bautista Pérez, que tenía un car­go nom­i­nal de pres­i­dente de la repúbli­ca. Entre sus min­istros había var­ios masones, por aque­l­los tiem­pos ene­mi­gos acér­ri­mos del catoli­cis­mo, quienes pudieron ver en la “Instruc­ción a los católi­cos” un pre­tex­to para deshac­erse de Montes de Oca.

El mis­mo día de la pub­li­cación en Cara­cas el gob­ier­no dic­ta un decre­to de expul­sión con­tra el prela­do por “aten­tar con­tra la sober­anía nacional”. El decre­to señalaba:

“Con­sideran­do que …Montes de Oca se rebela con­tra la sober­anía nacional…obra con­tra la con­sti­tu­ción al pre­tender que las leyes civiles en mate­ria de mat­ri­mo­nio cesen… Dec­re­ta: Artícu­lo 1.- Se expul­sa del ter­ri­to­rio de la repúbli­ca al obis­po de la dióce­sis de Valencia”

Tal “rebe­lión” nun­ca la hubo, ya que el obis­po sólo hizo una declaración sobre cues­tiones de fe, de moral y de con­cien­cia, recono­cien­do la exis­ten­cia de las leyes civiles, pero para los tira­nos fue bue­na la excusa.

Foto cortesía de Mes­tas Pérez, Marie­le­na. “Mon­señor Sal­vador Montes de Oca, Pas­tor de la Caridad”

El obis­po fue detenido en Cara­cas. Inmedi­ata­mente lo mon­taron en un automóvil que lo llevó a La Guaira y de allí lo subieron a un bar­co que lo trasladó a Trinidad. No tuvo tiem­po ni de bus­car una muda de ropa.

Los obis­pos apela­ban, pero no eran escucha­dos. Inclu­so un min­istro tenía lis­to un decre­to para expul­sar­los a todos, a lo cual Gómez se negó por con­sid­er­ar­lo excesivo.

Hubo muchos inten­tos de que Sal­vador se retrac­tara para que lo dejaran regre­sar, pero el reli­gioso fue firme en sus ideas y prin­ci­p­ios. Pasó dos años en la veci­na isla, casi sin recur­sos para vivir, con lo que ami­gos le envi­a­ban des­de Venezuela de vez en cuando.

En 1931 Juan Vicente Gómez asumía de man­era for­mal nue­va­mente la pres­i­den­cia. Sin may­ores fun­da­men­tos dec­re­ta la sus­pen­sión de la expulsión:

“CONSIDERANDO: Que el Arzo­bis­po de Cara­cas ha pedi­do al Ejec­u­ti­vo Fed­er­al que se sus­pen­dan los efec­tos de expul­sión de Sal­vador Montes de Oca…fundándose entre otras con­sid­era­ciones en que el tiem­po tran­scur­ri­do jus­ti­fi­ca esa suspensión…DECRETA:  Se sus­penden los efec­tos del decre­to por el cual se expul­só del ter­ri­to­rio de la repúbli­ca al obis­po de Valencia…”

Al poco tiem­po el obis­po caroreño regresó a Venezuela sien­do recibido apoteósi­ca­mente en Valen­cia. Si ame­drentarse con­tin­uaría defen­di­en­do su fe y oponién­dose a la bar­barie tan­to en Venezuela como en el extran­jero sien­do asesina­do por los nazis en Italia durante la segun­da guer­ra mundial.

FUENTES:

Cor­rea, Juan. “Inefa­ble Mon­señor” Cara­cas 2002

Díaz, Luis Manuel. “Acción Epis­co­pal de Sal­vador Montes de Oca” Valen­cia 2021

Mandry, Ricar­do. Morales, Dou­glas. Sal­vatier­ra Simón. “Montes de Oca el obis­po Már­tir. Valen­cia 1997

Man­zo Nuñez, Tor­cu­a­to. “Dióce­sis de Valen­cia”. Imprenta Nacional. 1975

Mes­tas Pérez, Marie­le­na. “Mon­señor Sal­vador Montes de Oca, Pas­tor de la Cari­dad”. UCAB. Cara­cas. 2019

Luis Medina Canelón

Abogado, escritor e historiador Miembro Correspondiente de la Academia de Historia del Estado Carabobo

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