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La guerra después de Carabobo: el Combate de Puente Arriba

Luis Heraclio Medina Canelón
M.C. de la Academia de Historia del estado Carabobo

En este año bicen­te­nario de la toma de Puer­to Cabel­lo, últi­mo episo­dio de la Guer­ra de Inde­pen­den­cia, es prop­i­cio recor­dar las inci­den­cias finales de la guer­ra libradas en nue­stro puerto. 

El 5 de mayo, se con­mem­o­ra la efeméride del com­bate de “Pueblo Afuera”, uno de los enfrentamien­tos arma­dos ocur­ri­dos luego de la Batal­la de Carabobo.

La may­oría de la gente cree que después de Carabobo ter­minó la Guer­ra de Inde­pen­den­cia no se com­bat­ió más, pero están equiv­o­ca­dos. Unos pocos recuer­dan la Batal­la Naval del Lago de Mara­cai­bo o la Toma de Puer­to Cabel­lo, pero fue mucho más lo que se combatió.

Gen­er­al real­ista Miguel de la Torre y Pando

Luego de Carabobo, el gen­er­al real­ista Miguel de la Torre se retiró has­ta Puer­to Cabel­lo. En aque­l­los tiem­pos la ciu­dad era muy dis­tin­ta a la que cono­ce­mos hoy. Era lo que se llam­a­ba una plaza fuerte o ciu­dad amu­ral­la­da: aquel pobla­do esta­ba rodea­do de muros, fuertes empal­izadas y fos­os por casi todas partes y por el mar el resto. Des­de allí se con­tro­la­ba el puer­to propi­a­mente dicho, des­de donde recibían sus úni­cos sus­ten­tos prove­nientes de Las Antillas. 

Para entrar a esa ciu­dad amu­ral­la­da había que hac­er­lo por mar o por medio de un puente levadi­zo. Den­tro de esos muros esta­ban las depen­den­cias del gob­ier­no y el cuar­tel del gen­er­al la Torre, con lo que le qued­a­ba del batal­lón Valencey y los otros restos de su ejérci­to bien res­guarda­dos. Allí se encon­tra­ban los ofi­ciales de los batal­lones Bar­bas­tro, Infante, Navar­ra, Bur­gos, Infan­tería de Bari­nas, Hostar­lich, del Húsares de Fer­nan­do VII, Lanceros del Rey, y muchos otros ofi­ciales cuyos batal­lones habían sido diezmados.

Fuera de las mural­las había otra parte de la ciu­dad, lo que llam­a­ban los arra­bales o “puente afuera”. Sus per­ife­rias se encon­tra­ban rodeadas por las tropas de José Anto­nio Páez, que habían estable­ci­do un ase­dio a la ciu­dad amurallada.

Vuel­van Caras, Páez el cen­tau­ro llanero

Unos pocos kilómet­ros más allá, en una mon­taña esta­ba el Fortín Solano, tam­bién en manos de los real­is­tas, pero total­mente ais­la­do y tam­bién ase­di­a­do por los patri­o­tas al man­do de Páez. Mar de por medio y frente a la ciu­dad amu­ral­la­da, y com­ple­ta­mente sep­a­ra­do de esta se encon­tra­ba el Castil­lo San Felipe.

El 5 de mayo de 1822 sale de la ciu­dadela amu­ral­la­da una colum­na de unos 500 hom­bres del Valencey, con la mis­ión de lle­var pro­vi­siones y relevos al Fortín Solano, que tenía una dotación de 40 hom­bres, que ya se esta­ban quedan­do sin víveres. 

Tan pron­to son detec­ta­dos por los vigías del ejérci­to repub­li­cano, Páez, quien per­sonal­mente dirigía el ase­dio, mov­i­liza al trote sus tropas des­de var­ios pun­tos y rodean a los sol­da­dos del Valencey por dis­tin­tas calles del arra­bal, donde se tra­ba un rápi­do com­bate en el que después de dejar var­ios muer­tos los real­is­tas se reti­ran a encer­rarse nue­va­mente tras sus muros. El Solano se quedaría sin recur­sos y ten­dría que rendirse más tarde.

El parte ofi­cial del Ejérci­to Lib­er­ta­dor señala:

“A las 9 de la mañana del día a 5 avis­aron del Trincherón (a Páez) que de la plaza salían tropas; inmedi­ata­mente hizo pon­er en movimien­to nue­stros cuer­pos y se ade­lan­tó con un cor­to número de drag­ones a recono­cer al enemigo…hizo avan­zar a paso de trote 2 compañías…a car­gar al ene­mi­go que en el mis­mo acto rue arrol­la­do com­ple­ta­mente por las calles al mis­mo tiem­po que S.E. (Páez) con su esta­do may­or y los drag­ones por otra calle trató de estrechar­los con rapi­dez, pero el ene­mi­go pre­cip­i­tada­mente cor­rió y se refugió a las baterías…” 

(Boletín del Ejérci­to Lib­er­ta­dor Nro. 4 del 7 de mayo de 1822)

Aque­l­los sol­da­dos real­is­tas, encer­ra­dos en sus muros, cada vez con menos bas­ti­men­tos, enfer­mos y casi sin med­i­c­i­nas y sin recibir prác­ti­ca­mente ningún apoyo de España, cada vez esta­ban más desmor­al­iza­dos, débiles y sin razones para com­bat­ir, en una guer­ra que muchos ya sen­tían que carecía de sen­ti­do, aun así, obsti­nada­mente darían la pelea. 

Un poco antes, en abril, ante una inti­mación que le hace Páez a la Torre para que se rin­da y se evite más der­ra­mamien­to de san­gre, el gen­er­al español había respondido:

“…me con­vi­da estip­u­lar ren­di­ción… y en con­testación digo a V.E. que me hal­lo con toda clase de recur­sos para lle­var ade­lante, como es debido a todo mil­i­tar, la defen­sa de la plaza que se le esté con­fi­a­da, y si des­gra­ci­ada­mente lle­gase el caso que no lo espero, de fal­tarme aque­l­lo, me sobran pun­donor y amor patrio para saber imi­tar a mis antepasa­dos de Numan­cia y Sagunto…” 

(Respues­ta del gen­er­al la Torre a Páez en Pto. Cabel­lo el 29 de abril de 1822)

Luego volverían a salir de Puer­to Cabel­lo, pero serían detenidos en Nagua­nagua (Sabana de la Guardia). Retomarían Coro y Mara­cai­bo por un cor­to tiem­po, pero serían nue­va­mente der­ro­ta­dos, por fin se rendiría el Fortín Solano. 

Ven­dría la vic­to­ria naval de la arma­da de la Repúbli­ca de Colom­bia en Mara­cai­bo y por últi­mo Páez tomaría, en una audaz operación, la ciu­dad de Puer­to Cabel­lo en noviem­bre de 1823, ponien­do el pun­to final a la guerra.


Fuentes: Alcán­tara Borges, Arman­do. “Carabobo Sendero de Lib­er­tad” Edi­ciones del Gob­ier­no de Carabobo. Valen­cia, 1992
González Asdrúbal. “Sitios y Toma de Puer­to Cabel­lo”. Edi­ciones de El Carabobeño. Valen­cia. 1974
Nec­tario María, Her­mano. “His­to­ria de Venezuela”.

CorreodeLara

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