La Mavare, alma y espíritu barquisimetano
Para Carlos Guerra Brandt, por cuyo torrente sanguíneo
corre la heredada historia de la Mavare
y las crónicas de Barquisimeto, dedico
Luis Alberto Perozo Padua
Periodista
ESA NOCHE, el joven director Miguel Antonio Guerra Ravelo se vistió de gala. Para él y su orquesta era la gran noche, por tanto enderezó su corbatín y echó la última ojeada, ‑a través del espejo de óvalo‑, a su atuendo, y en especial, miró en detalle el saco de levita negro que luciría en la presentación inaugural de la agrupación musical.
Miguel Antonio Guerra Ravelo, el joven director y fundador de la Orquesta Mavare
Caminó animoso por las oscuras calles del añejo Barquisimeto, acompañado de sus amigos, todos renombrados compositores que lo seguirán en tan sublime empresa. Llegaron a tiempo a la casona del señor Aureliano Manzano y doña Domitila Fernández, apostada en la carrera 21 esquina de la calle 24.
Aquella noche fría y brumosa del 31 de diciembre de 1897, la agrupación debutaría para el lujoso agasajo ofrecido por la citada y reputada pareja a su hija María, baile que duró hasta altas horas de esa madrugada, con luz generada por una bomba de combustible.
Miguel Antonio Guerra Ravelo, abuelo del incisivo cronista Carlos Guerra Brandt, dejó para la historia la fundación de la Mavare, pero también el relato de aquella noche inaugural de finales del siglo XIX.
“La casona en donde debutó La Mavare era enorme y bellísima –recuerda Guerra Brandt de los relatos de su padre‑, y añade: La fiesta de don Aurelio no fue improvisada, porque hasta se conformó un comité organizador”.
El cronista Silva Uzcátegui refiere que entre las damas que bailaron aquella noche con la Mavare, estaban las hermanas Antonia y Felipina Hammersmit, Carolina, Dolores y Flor de María Falcón, Josefina, María, Ana Luisa y Domitila Fernández, Plácida y María Manzano.
Despertaron admiración
Miguel Antonio Guerra Ravelo, estudió música en Barquisimeto, donde tuvo como maestros a Ramón Pérez y a los destacados hermanos Torrealba, así como a Francisco de Paula Medina, quien le enseñó el arte de tocar flauta, durante las clases nocturnas en un reducido local. Guerra Brandt señala que su abuelo, “incluso pudo ir al exterior a completar su formación académica como intérprete y compositor”.
Asimismo, fue director de la banda del Estado y ganó el concurso del Himno del Estado Lara, pero esa es otra historia y bien polémica, toda vez que los Individuos de Números del Centro de Historia Larense, dieron un veredicto sobre ese suceso que soslaya la autoría de ese hecho histórico.
Miguel Antonio Guerra Ravelo, tocaba todos los instrumentos. Era un músico versátil
No solo sobresalió como artista, sino como comerciante, fundando la primera casa ferretera de la ciudad: Guerra Ferretería, anclada en la calle del Comercio entre calles 27 y 28, surtida con mercancía que traía personalmente de Alemania. Había nacido el 22 de enero de 1878, en Guama, una población del hoy estado Yaracuy pero para aquel tiempo, era un anexo al gran estado de Barquisimeto.
Durante aquella velada, los integrantes de La Mavare despertaron el interés y la admiración de la alta sociedad barquisimetana asistente al sarao decembrino, y son invitados por el segundo vicepresidente del estado, Eliseo Soteldo, para un almuerzo en su residencia.
El banquete en honor a la naciente orquesta finalizó pasadas las cuatro de la tarde del 1° de enero, cuando don Celestino Fraile García, gerente de la Empresa del Tranvía de caballos, conminó a los ilustres artistas a dar un paseo en el tranvía a través de la ciudad. “Toda la tarde anduvo la Orquesta en el vagón tocando con entusiasmo, hasta muy entrada la noche”, describe la Enciclopedia Larense.
Compositores de renombre
La Orquesta Mavare, que pasará rápidamente a ser el alma y espíritu de la ciudad, estaba integrada, como suscribimos anteriormente, por destacados compositores del momento, todos dirigidos por Miguel Antonio Guerra Ravelo, que se desempeñaba como el primer clarinete, le secundaba Idelfonso Torres Heredia con la flauta; el primer violín lo tocaba Pablo González; segundo violín, Antolín Gómez; barítono, Joaquín Gallardo; violoncelo, Evaristo López; los cuatros a cargo de Virgilio Heredia y Teodosio Adames.
El fundador de La Mavare fue un músico de excepción, y para los entendidos en la materia “era un exquisito compositor, pues, entre sus valses despuntan por su excepcional belleza, Ofrenda de Amistad, Lesbia, Claro de Luna, Dolores, El Chingo, Es ella, Pensando en ti, Ilusión, entre otros.
Ramón Querales enfatiza que la agrupación musical, mantuvo por décadas una intensa actividad participando en continuos agasajos oficiales, divertimentos hogareños, fiestas religiosas y culturales, inauguraciones de obras, cumpleaños, antesala de obras de teatro y proyecciones de largometrajes, matrimonios, paseos y homenajes diversos. Lo que quiere decir, que no existía una sola celebración en la ciudad, pública o privada, en donde no participara La Mavare.
Ramón Mavare, fue un músico excepcional. Murió por derramen interno a consecuencia de una golpiza dada por agentes de seguridad. Sus permanentes críticas y desacuerdos irritaron al régimen de turno. Fue un hombre muy querido por la sociedad barquisimetana
Tras el deceso de su progenitor, Guerra Ravelo no pudo sobreponerse y decidió renunciar a la orquesta en 1915, entregando la batuta al reconocido compositor Napoleón Lucena. El maestro Guerra murió el 20 de marzo de 1951. Sus restos permanecen inhumados en un olvidado y saqueado panteón en el Cementerio Bella Vista de Barquisimeto.
Un dato revelador es que la orquesta se funda sin el nombre de Mavare y con el propósito de amenizar las fiestas típicas del remoto Barquisimeto. Y no es hasta 1898, cuando tras una golpiza es asesinado por el gobierno de turno el músico Ramón Mavare, quien nunca perteneció a la agrupación y fue muy apreciado por los músicos del momento, que deciden rendirle tributo y darle su nombre.
La orquesta de la Virgen
La periodista e investigadora Violeta Villar Liste, describió a la perfección la esencia de la Orquesta Mavare, tras convertirse en la agrupación musical que comenzó a acompañar las procesiones de la Divina Pastora.
“Pero si de algo puede presumir la Virgen es de música… Pero es la Mavare la Orquesta de la Virgen. No hay punto de discusión. Decir Mavare es hablar de procesión del 14 de enero.” Al morir Lucena se suceden en la dirección los maestros Elías Rivero, Armando Cordero, Arturo Marrero, Luis Jiménez, Gilberto Giménez, Valmore Fréitez, Ángel Eduardo Montesinos, Liubelena González, primera mujer en dirigir la agrupación, hasta llegar al joven y talentoso profesor Jesús Rodríguez.
Orquesta Mavare en 1905. Destaca sentado en el centro su director Miguel Antonio Guerra Ravelo. Al fondo se observa un cuadro del músico Ramón Mavare, quien nunca perteneció a la agrupación musical pero que en su honor fue colocado el nombre a la orquesta barquisimetana
En 2001 la Universidad Centroccidental Lisandro Alvarado, asume la tutela de la Orquesta Mavare, garantizando la permanencia en el tiempo, de una huella, de un símbolo de la procesión que cada 14 de enero, da la bienvenida a la Pastora de Almas, frente al rectorado de la UCLA, en la plaza Macario Yépez.
Pero, definitivamente, hablar de la Mavare es un tema intrincado por lo anecdótico de su tránsito y permanencia en la historia musical y cultural de Barquisimeto y Venezuela, por tanto, solo esperamos que esta agrupación, patrimonio de los larenses, logre proseguir su honroso itinerario pese a los infortunios del tiempo y al olvido gubernamental. Tenemos una deuda irresuelta con el maestro Miguel Antonio Guerra Ravelo, pero dicho gravamen es aun mayúsculo con nuestra orquesta centenaria.
Fotos: Colección de Carlos Guerra Brandt
Fuente: Enciclopedia Larense. Rafael Domingo Silva Uzcátegui. Biblioteca de Autores Larenses Ediciones de la Presidencia de la República. Caracas 1981
(Re) Visión Papuntes para la historia del municipio Iribarren. Volumen II. Colección Cronos. Barquisimeto 1996
El arte y el oficio de una devoción. Violeta Villar Liste. Barquisimeto 2014