CrónicasSemblanzas

La partida de José Gregorio Hernández

Douglas Zabala
Biógrafo e historiador
zabala.douglas@gmail.com

Al chofer que, sin inten­ción algu­na, en una mala hora atro­pel­ló al Dr. José Gre­go­rio Hernán­dez, se le instruyó juicio por homi­cidio; y que su expe­di­ente, fue iden­ti­fi­ca­do bajo la Asig­natu­ra AGN, Sub­fon­do de Reg­istro Públi­co, Sec­ción Expe­di­entes Judi­ciales, Series Crim­i­nales, Año 1919. Junio 29. Hora: 2. 15 PM. Letra B, Expe­di­ente N°32.

El automóvil guia­do por el chofer Fer­nan­do Bus­ta­mante, había der­rib­a­do al Doc­tor José Gre­go­rio Hernán­dez, quien, a con­se­cuen­cia del golpe recibido, había muer­to min­u­tos después del acci­dente; en con­se­cuen­cia, hábrase la inves­ti­gación sumaria cor­re­spon­di­ente”.

Mien­tras José Gre­go­rio Hernán­dez trasta­bill­a­ba, Bus­ta­mante detenía el car­ro y fue la primera per­sona que llegó al lado del galeno

El juicio con­tra el chofer, duro más de 130 días.  Al final esta fue la sen­ten­cia: “…Por esas razones, este Tri­bunal, admin­is­tran­do jus­ti­cia por autori­dad de la ley, absuelve a Fer­nan­do Bus­ta­mante, del car­go con­tra él for­mu­la­do por el rep­re­sen­tante del Min­is­te­rio Públi­co, de acuer­do a lo dis­puesto en los artícu­los 61y 64, caso 1° de este últi­mo, del Códi­go Penal”.

Dada, sel­l­a­da y fir­ma­da en la Sala de Audi­en­cias del Tri­bunal en el Pala­cio de Jus­ti­cia de Cara­cas, a los vein­tiún días del mes de noviem­bre de 1919. Años 110 de la inde­pen­den­cia y 61 de la Fed­eración. Por el Tri­bunal: Luis Sagarza­zu. Arman­do Mendoza.

Su nom­bre era Fer­nan­do Bus­ta­mante Morales, tenía 25 años de edad y había saca­do poco antes su licen­cia de con­duc­tor, otor­ga­da por la Ofic­i­na de Trán­si­to de Caracas

Todavía hay quienes afir­man que ese día cuan­do a José Gre­go­rio Hernán­dez lo atro­pel­ló el car­ro, fue porque el Sier­vo de Dios, sal­ió con mucha prisa hacia la “Far­ma­cia Los Amadores”, por unos reme­dios para curar a un niño que se había caí­do des­de el bal­cón de su casa.

Al chofer que en ese instante le tocó la mala for­tu­na de atro­pel­lar al galeno, se le llevó a juicio, pero los famil­iares de José Gre­go­rio, se pre­sen­taron ante el tri­bunal de la causa y allí expusieron:

Quer­e­mos hac­er con­star que la famil­ia Hernán­dez, no ha pedi­do ni pide que se cas­tigue a Fer­nan­do Bus­ta­mante, así ninguno de nosotros se ha con­sti­tu­i­do acu­sador en el pro­ce­so, porque esta­mos con­ven­ci­do de que el infaus­to suce­so, en que pere­ció el doc­tor José Gre­go­rio Hernán­dez, fue debido a un acci­dente impre­vis­to, sin inten­ción delic­tu­osa algu­na, ni cul­pa suya”.

Dios en sus altos designios dis­pu­so sin duda, que el Doc­tor Hernán­dez, fal­l­eciera del trági­co e ines­per­a­do modo en que sucedió su muerte; y nosotros, nos con­for­mamos con su sober­ana vol­un­tad”.

[drop­shad­ow­box align=“none” effect=“raised” width=“auto” height=”” background_color=”#ffffff” border_width=“1” border_color=”#dddddd” ]Bus­ta­mante con­ducía ese domin­go 29 de junio de 1919, un Essex “Super Six”, fab­ri­ca­do en 1918 por la empre­sa esta­dounidense Hud­son Motor Car. Era un “phaetón” de nota­bles dimen­siones y presta­ciones para la época, con un motor de seis cilin­dros y car­ro­cería con techo de lona abat­i­ble. Este vehícu­lo en real­i­dad no era del joven mecáni­co, pues lo había recibido para hac­er­le ser­vi­cio en su taller. Su propi­etario era el Esta­do Vene­zolano, que lo había adquiri­do en EE.UU para realizar fun­ciones pro­to­co­lares y oficiales. 

Aquel Essex no era el úni­co auto dis­puesto para la flota ofi­cial del gob­ier­no.  Tam­poco era el primer car­ro lle­ga­do al país. Para entonces ya  había más de 900 vehícu­los for­mal­mente matric­u­la­dos solo en Cara­cas.  De hecho, en 1919 ya el trán­si­to era uno de los lla­ma­dos “nuevos males” que ame­naz­a­ban a la par­si­mo­niosa Cara­cas y zonas como El Paraí­so y los alrede­dores de la Plaza Bolí­var mostra­ban una den­si­dad vehic­u­lar notable[/dropshadowbox]

El Chofer que­do absuel­to de toda respon­s­abil­i­dad penal; y quizás, ese fue el primer mila­gro del san­to caraque­ño. Este es otro saber republicano.

Foto toma­da en Cara­cas durante la déca­da de 1920, que mues­tra la dinámi­ca del acci­dente que sufrió José Gre­go­rio Hernán­dez.  El tran­vía detenido a la derecha obliga al auto a super­ar­lo por la izquier­da, sin que el chofer pue­da ver si algún peatón cruza la calle delante del tran­vía y se colo­ca repenti­na­mente frente al car­ro.  Se obser­va lo estre­cho de la calle y la fal­ta de vis­i­bil­i­dad del conductor

Úni­ca ima­gen cono­ci­da del Essex Super Six que golpeó a José Gre­go­rio Hernán­dez.  Fue toma­da frente a la Casa Anzo­la, en Cara­cas, en mayo de 1921, cuan­do el Esta­do Vene­zolano puso el auto al ser­vi­cio del Infante Fer­nan­do María de Baviera y Bor­bón, emis­ario de Su Majes­tad españo­la Alfon­so XIII, durante su visi­ta ofi­cial.  Había sido adquiri­do en 1918 y asig­na­do a la flota ofi­cial de la Pres­i­den­cia de la Repúbli­ca durante var­ios años.  (Foto: Car­ros Antigu­os De Venezuela)

 

 

CorreodeLara

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