CrónicasTodas Las Entradas

La pintura que anuncia al santo José Gregorio Hernández

 

Freddy Torrealba Z.
Escritor e investigador

Un hombre como José Gregorio Hernández, dotado de la sensibilidad para el bien y la belleza, no podía ser ajeno a los asuntos del arte y la cultura. Más allá del filantrópico medico también estuvo involucrado en estos superiores menesteres de la estética determinada por la relación mutante con la realidad


 

De esa man­era la ima­gen más cono­ci­da y divul­ga­da, casi has­ta el estereotipo, del médi­co de los pobres José Gre­go­rio Hernán­dez, es la de una pin­tu­ra. Se tra­ta de un cuadro con­ce­bido en las escue­las del paisajis­mo y la fig­u­ración que prevalecía en ese tiem­po en Venezuela. Aún no nos habíamos abier­to al arte uni­ver­sal lo cual ocurre en la déca­da de los años 50 con el Grupo de Los Disidentes.

Su títu­lo deno­ta un mar­ca­do espíritu reli­gioso: “Nove­na a José Gre­go­rio Hernán­dez” evi­den­cia de la fe de su autor cuan­do todavía éramos un país tradi­cional de cul­tura pro­fun­da­mente rur­al en el mar­co del rég­i­men dic­ta­to­r­i­al de Juan Vicente Gómez.

La obra pre­sen­ta al galeno de cuer­po entero en su ambi­ente y labores propias en el lecho de un enfer­mo, aparente­mente mori­bun­do, aten­di­do por una enfer­mera. El car­i­ta­ti­vo médi­co per­manece con los bra­zos hacia atrás trasmi­tien­do la sen­sación de que medi­ta pro­fun­da y ser­e­na­mente. Se tra­ta de una pose sig­na­da por la sen­cillez sin pre­ten­siones de dominio, nar­ci­sis­mo, orgul­lo o machis­mo a lo cual fue siem­pre ajeno. Esa atmós­fera la expre­sa cert­era­mente el pintor

La ima­gen ocu­pa el lado izquier­do, pre­cisa­mente el más atrayente de una obra pic­tóri­ca. De esa man­era se pro­duce una com­posi­ción en asimetría, pero el cen­tro visu­al dom­i­nante es su clási­ca figu­ra. la cual ocu­pa el lado de may­or aten­ción en una pin­tu­ra: el izquier­do de arri­ba aba­jo lo que evi­den­cia la inten­cional­i­dad sub­je­ti­va del autor de pre­sen­tar­lo de esa for­ma. Un cert­ero sem­blante con un ros­tro sereno y mira­da muy tran­quila refle­jo fiel de un hom­bre que tenía una filosofía para el mejor desem­peño de la vida y sobre lo cual escribió un libro. Una filosofía exis­ten­cial basa­da en la filantropía y cari­dad hacia los desh­ereda­dos de este mundo.

Lo que el pin­tor nos mues­tra es la esfin­ge detallista de un hom­bre muy cuida­doso en el vestir y el aseo per­son­al. lo que le con­fiere un evi­dente real­is­mo sin ningu­na sub­je­tivi­dad. Sin duda se tra­ta de un pobre campesino a quien se le atiende en su ambi­ente nat­ur­al. Lo cap­ta y plas­ma de man­era muy pre­cisa con su ves­ti­men­ta impeca­ble, un tra­je de levi­ta col­or azul oscuro que usa­ba por razones económi­cas en lugar del blan­co. El tradi­cional som­brero, el pan­talón con los sig­nos del plan­cha­do, el pañue­lo blan­co en la sola­pa pro­pio de alguien muy dis­tin­gui­do y cuida­doso obser­vador de los hábitos de higiene. Es tal la min­u­ciosi­dad de la obra que nos mues­tra tam­bién sus zap­atos lustrados. 

Es evi­dente la sim­pli­ci­dad de esti­lo con 4 rep­re­senta­ciones en difer­entes planos y una resuelta com­posi­ción. La obra se define medi­ante tras planos indica­ti­vo de una logra­da com­posi­ción por el autor. El primer plano lo dom­i­na la ima­gen del médi­co en relación al resto. Al fon­do el enfer­mo, asis­ti­do dili­gen­te­mente por la enfer­mera. La igle­sia y el paisaje con pre­do­minio de una exu­ber­ante montaña.

Resalta un rígi­do y pre­ciso juego de col­ores toma­dos del entrono cir­cun­dante, entre estos: azul oscuro, amar­il­lo, blan­co y verde. el blan­co de la ves­ti­men­ta de la enfer­mera y de la sabana que cubre la cama. Ello en con­trate con el negro del tra­je del doc­tor Hernán­dez que resul­ta solemne. Por con­traste de col­ores se hace un foco de luz o lumi­nosi­dad. Parafrase­an­do al pin­tor Sal­vador Valero estos son col­ores de la tierra.

La obra no tiene fir­ma lo que lam­en­ta­ble­mente la hace anón­i­ma como ocur­ría en la Edad Media con los ofi­ciantes del arte del pueblo.  Ese hecho hace pen­sar que se tra­ta de un artista ajeno a los gru­pos exis­tentes en esos tiem­pos en Cara­cas, entre estos el Cír­cu­lo de Bel­las Artes. Pero se tra­ta de una bien logra­da creación artís­ti­ca de la primera mitad del siglo XX, cuan­do la pin­tu­ra vene­zolana esta­ba al mar­gen del arte van­guardista de la abstrac­ción y el impresionismo.

El cuadro reúne: dolor, afec­to, dra­ma, fe, tra­ba­jo, mís­ti­ca pro­fe­sion­al, med­itación, mist­i­cis­mo y nat­u­raleza. Así pues, a par­tir de la segun­da mitad del siglo XX for­ma parte de los afec­tos reli­giosos de la famil­ia vene­zolana. Ador­na altares, habita­ciones y la sala de las casas. Es además una expre­sión de la reli­giosi­dad pop­u­lar del vene­zolano que lo ado­ra. José Gre­go­rio Hernán­dez, uno de esos hom­bres pertenecientes a la dilec­ta legión bíbli­ca de los lla­ma­dos “sal de la tier­ra” a pun­to de con­ver­tirse en santo.

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

Un comentario en «La pintura que anuncia al santo José Gregorio Hernández»

  • Una pre­gun­ta: ¿Quién es el pin­tor de la obra “Nove­na al Dr. José Gre­go­rio Hernández?

    De ante­mano, agradez­co la información

    Respuesta

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *