La plaza del convento de San Francisco y el origen de la Plaza Lara
Omar Garmendia
Cronista y escritor
La plaza en las ciudades coloniales de América no era solamente un espacio vacío. La función de la plaza de raigambre española manifestaba la necesidad de lugares concretos para la comunicación de la gente que se reunía para conversar, hacer negocios en el mercado o simplemente caminar y relacionarse socialmente, como lo fue en el pasado la acrópolis, el ágora griega y el foro romano
En el casco histórico de Barquisimeto se encuentra actualmente la plaza Lara que correspondía en la época colonial a los predios solariegos situados frente a la antigua iglesia parroquial de San Francisco de Asís y el Convento de la Purificación de Nuestra Señora del Carmen. También se le conocía como la Plaza Real.
Huellas en el tiempo
Para 1838, luego de la inauguración del Colegio Nacional de Varones que funcionaba en el caserón donde hoy está ubicado el Centro de Historia Larense es cuando se menciona por primera vez que ese solar frente a la iglesia se llamaría la Plaza del Colegio.
También se le llamó en un tiempo Plaza Catedral, tal como fue mencionado en un documento de protocolización de venta de una vivienda propiedad de doña Blanca Silveira Barrios en 1983, “ubicada en la calle 23 entre carreras 16 y 17, de esta ciudad, distinguida con en N° 16–66 de la nomenclatura urbana (…) y comprendida dentro de los siguientes linderos: Naciente: Plaza denominada en la actualidad ‘Lara’, calle 23, denominada antiguamente ‘Catedral’, de por medio (…)”. Dicha casa había sido construida por su abuelo José Antonio Barrios en 1860 (Molina, 2014: 66).
Monumento a los Libertadores erigido en la Plaza Bolívar de Barquisimeto, hoy plaza Lara
La designación de Plaza Bolívar surge en 1848. En 1907 el presidente del estado para ese entonces, el general Santiago Briceño Ayesterán, levantó un monumento de forma redonda con el busto de Bolívar en la parte central, bordeado de los de Sucre, Lara, Jiménez, Iribarren y Cedeño. Popularmente a esa obra llegó a denominársele “la torta”. Este monumento que adornaba la Plaza Lara fue demolido durante la gestión del General Lino Díaz, hijo en 1937.
Tuvo también la plaza un surtidor o fuente de agua con una figura alegórica. Para 1930 el monumento es demolido y sus bustos fueron trasladados hacia distintos poblados del estado Lara.
En 1931 por Decreto del General Eustoquio Gómez, presidente del Estado Lara, se muda la Plaza Bolívar a la antigua Plaza Miranda (actual Plaza Bolívar). En 1936 se le distingue con el nombre del prócer de la independencia Jacinto Lara y para 1939, siendo presidente del estado Lara el general Lino Díaz, hijo, la plaza es reformada y se erige la estatua pedestre de Jacinto Lara.
La actual estampa de la plaza data de las remodelaciones efectuadas desde 1963 y para la década de los 70 queda integrada al bulevar que se creó al cerrar una parte de la calle 23 entre carreras 16 y 17 (Faroh, I. 1996: 5).
La iglesia, el convento y la plaza están indisolublemente unidos a la trama urbana de ese sector de la ciudad, pues representaron un núcleo citadino de importancia social durante la colonia y buena parte de la era republicana. En sus alrededores se asentaron los estamentos sociales y políticos personificados en las principales familias de la ciudad.
Vivían bien, en casas amplias, fabricadas con los mejores y costosos materiales, de aireados, luminosos y agradables patios y jardines. Detentores de títulos universitarios, poder económico, autoridad civil y militar, dueños de haciendas y trapiches, eran los figurantes de la aristocracia del papelón y del café en la adormilada ciudad de grises empedrados.
Antes del terremoto de 1812, en la parsimonia de una pequeña y provinciana ciudad colonial, esa zona era un sitio que se caracterizaba por la soledad y el silencio, solo incomodado por el acostumbrado sonido cotidiano de las campanas frente los escasos habitantes de las antiguas casas de familia que limitaban la plazoleta hacia el oeste, con sus corrales, paredes encaladas, portones y zaguanes.
Los principales templos existentes en la ciudad en las antañonas parroquias barquisimetanas desde los tiempos coloniales eran el de la Inmaculada Concepción y el de San Francisco. Este último era una pequeña y humilde ermita que sirvió de sede por largos años a los frailes capuchinos y a su lado, hacia el este, se estableció la capilla de la Purificación de Nuestra Señora del Carmen o Convento de San Francisco, en los días iniciales de la constitución material de la Nueva Segovia del siglo XVI en su cuarto traslado (Cardot, Carlos F. (1964, p. 28).
Orígenes de la plaza Lara:
de la iglesia y el convento
La plaza Lara de la actualidad ha estado muy ligada desde tiempos pretéritos a la iglesia y el convento de San Francisco. En el Acta Capitular del 2 de junio 1819 del Archivo Arquidiocesano de Caracas (A.A.C, Fondo Francisco, leg. 11 Convento de Barquisimeto), referente a la construcción del nuevo convento e iglesia destruidos durante el terremoto de 1812 se lee:
“…dicha iglesia y convento se fabriquen en el sitio señalado, quedando el cuerpo de la iglesia de Norte a Sur para la mayor atención y vista, pues queda campo suficiente al primer viento para formar una plaza capaz de un numeroso concurso y también el cuerpo de la Iglesia puede ser de bastante extensión y capacidad”
(De Herrera, Fray Antonio 1819, en Querales, 2002).
En el inventario de dicho documento se mencionan alhajas, ornamentos e iglesia “de horcones y bahareque, cubierta de teja, fabricada después del terremoto del veinte y seis de marzo del año de 1812”.
Esto indica que la plazoleta o explanada quedaba, “al primer viento para formar una plaza”, es decir hacia el norte, frente a la iglesia y convento. En un artístico grabado de 1875 se muestra un terreno o plazoleta con las características geológicas de un terreno quebrado, áspero, de superficie irregular y de escindidas hendiduras y surcos cuarteados por la aridez en tiempos de sequía, formados por los drenajes naturales, con vegetación rala, sin construcción alguna.
De modo que el inicio de la llamada plaza Lara y antes Bolívar, era en realidad una “plazuela” o plazoleta en un pequeño terreno vacío de terrosa superficie y con declive en pendiente hacia el norte. Frente al convento y la iglesia ya existía una callejuela frente a estas.
Es de hacer notar que para la fecha del grabado (1875), ya habían pasado 6 años desde que la iglesia de San Francisco había sido elevada a la categoría de catedral en 1869 y el viejo convento ya no existía, solo había un pequeño terreno vacío al lado este de la iglesia.
El terreno de la plaza tenía una fuerte pendiente hacia el norte, en dirección a la Calle del Puente, con hondonadas de escorrentía de aguas de lluvia o de manantiales naturales, que desembocaban en un zanjón tributario del umbrío zanjón de Cárdenas. Al no ser una plaza empedrada, en época de lluvias se convertía tal paraje en un persistente, incómodo y enojoso lodazal que imposibilitaba tanto el tránsito de personas como la construcción de viviendas.
Erigida en 1632, luego de su paso por varias etapas de refacciones y transformaciones, la pequeña ermita de San Francisco de Asís llegó a tener características de templo. Durante la visita a Barquisimeto en 1764, el obispo Joseph Luis de Cisneros lo calificó como una hermosa construcción y que era de dos naves de mediana capacidad y fortaleza, la describe el obispo Martí en su visita pastoral en 1799, hasta que en 1812 sucumbió ante el terremoto del 26 de marzo de 1812. Su reconstrucción quedó paralizada hasta alrededor de 1854 luego del asesinato del gobernador Martín María Aguinagalde.
Por decreto de Monseñor Silvestre Guevara y Lira, arzobispo de Caracas, el templo de San Francisco se convertirá, primero en parroquial, consagrado el sábado santo del 15 de abril de 1865, gracias al esfuerzo del gobernador Juan de Dios Ponte, del padre José María Raldíriz y de su hermano Mariano, quienes también trabajaron en la construcción del monumento de la Cruz Salvadora en 1856 (hoy plaza Macario Yépez) y de otros notables barquisimetanos, hasta completar el templo y segunda parroquia de la ciudad. Desde 1869 sirve este templo como iglesia Catedral del obispado de Barquisimeto (Perozo, P. 2020: 48). El reloj fue instalado en el campanario en 1888 y fue el primero en funcionar en un espacio público (Perozo, P. op. cit, p.315).
¿Dónde estaba situado dicho convento?
Para determinar históricamente dónde estuvo ubicado el Convento de San Francisco, hemos de establecer documentalmente el origen del mismo. Un documento esclarecedor que ofrece información a este respecto es el del 12 de septiembre de 1853 (Acta Capitular 2 de junio 1819 A.A.C.), relativo al solar donde estaba situado el Convento Franciscano. Este brinda datos sobre la situación de la plaza cuando Agustín Agüero, propone a la Junta de Rentas del Colegio Nacional de Barquisimeto que se hagan los trámites judiciales, registro, avalúo y demás formalidades para reconocer a censo “la cantidad a que ascendiese el solar donde estaba situado el Convento Franciscano, en la parte que corresponde al Colegio”, para la seguridad del capital que produjere el área donde está ubicado el instituto educacional.
Este documento se hace importante pues en él se describen los linderos del antiguo Convento, el cual ya había desaparecido durante el terremoto de 1812 y del que solo quedaban achacosos vestigios y escombros. Además, se sitúa la ubicación de la plaza (la que después sería la futura plaza Lara) frente a la iglesia de San Francisco:
Por el oriente (este) con zanjón sobre el cual está construido el Puente Bolívar (…); por el poniente (oeste) con parte de la plaza de la iglesia de San Francisco y los escombros donde estaba situado el antiguo convento de los Padres Reverendos; por el norte con un zanjón que desemboca en el primero, y solar de la casa de Manuel Arévalo; y por el sur con tierras de la señora Nicolasa Fuentes (en Querales, 2010, p. p. 32–33).
En el Diccionario histórico, geográfico, estadístico y biográfico del estado Lara de Telasco A. Mac-Pherson publicado en 1883, refiriéndose a Barquisimeto, en el artículo “Convento de San Francisco” (p. 131), ofrece datos sobre el año en que se edificó el convento de la Purificación de Nuestra Señora del Carmen o convento de San Francisco y por ende la plaza, e incluso indica el costo de la construcción. El citado autor determina, en base a viejos y amarillentos legajos cronicales, que:
El 12 de enero de 1632 facultó el Capitán jeneral de Nimez de Medina á los alcaldes de la ciudad de Barquisimeto, para levantar el convento de la orden de San Francisco. Se comprometió á fabricarlo en el término de tres años el alguacil mayor Don Fernando Tritango, dándole todos los materiales y 3.200 ducados castellanos por su trabajo. Este convento se fabricó en el área que hoi ocupa la casa del Dr. Agustín Agüero, en la ” Plaza Bolívar ” de la ciudad de Barquisimeto
(Mac Pherson, 1883. p. 131).
Sin embargo, para subsanar ciertas imprecisiones de Mac-Pherson en cuanto a los nombres allí presentes, en el documento original de donde tomó el autor tales datos, tenemos que Nimez de Medina es en realidad Francisco Núñez Melián, gobernador y capitán general de la provincia para ese entonces y el alguacil mayor no es Tritango, sino don Fernando Trischancho (folio 10 del ya citado documento de fray Antonio de Herrera).
De modo que la plaza o explanada del convento que años después sería la plaza Bolívar y luego Lara se originó entre los años 1632–1634 desde que se formó a orillas del obstáculo natural que representaba el llamado zanjón de Cárdenas. Durante unos 200 años sirvió a su propósito, esto es el de utilizar parte de esos espacios para actos asociados a actividades eclesiásticas, procesiones, celebraciones y diversiones de tipo social u otras finalidades cuando la ocasión y el buen tiempo lo permitieran.
De acuerdo con las tradiciones constructivas que venían de la colonia por medio de las Leyes de Indias, se dictaminaba que a las iglesias, templos y catedrales que se construyeran en las ciudades habría de dejar frente a la fachada un terreno para el uso de los fieles en cuanto a las usanzas parroquiales, reuniones y festividades. Tal plaza no tenía, por supuesto, las dimensiones de la Plaza Mayor, en cuyo interior se encontraba la iglesia de la Inmaculada Concepción.
El cronista Eligio Macías Mujica (1995, p. 83) agrega que, edificados el convento e iglesia entre 1632 y 1635, esos 3.200 ducados castellanos de a 11 reales cada uno fueron aportados tanto por el Tesoro Real, los vecinos de la ciudad y los naturales e indios del campo. Fue pagado en tres porciones, la primera al iniciar la obra, la segunda en la mitad y la última al finalizar los trabajos. 177 años después iglesia y convento quedaron destruidos por el fatal terremoto de 1812.
El documento de fray Antonio de Herrera, de donde tomó Macías Mujica esos datos, aporta detalles más precisos en relación a los plazos de pago:
(…) El primero luego questen abiertos los simientos de la Iglesia y se rajen en el suelo para comenzar la planta sobre ellos y las tapias y raffas de mampostería piedras y lajas cal y lo demás y el otro tercio cuando esté empezada para poderse enmaderar y el otro tercio, acabada de todo punto la dha Iglesia y Convento (…)
(De Herrera, Fray Antonio 1819).
Una polémica en torno a la verdadera ubicación del convento
Historiadores y cronistas locales han afirmado que tal casa a la que alude Mac-Pherson es donde en la actualidad se ubica el Centro de Historia Larense, construcción de dos pisos de balaustrados balconcillos al estilo republicano y donde el 19 de mayo de 1811 se había firmado el pronunciamiento del ayuntamiento de Barquisimeto a favor de la independencia absoluta de Venezuela. Posterior al terremoto del 26 de marzo de 1812 dicha casona fue reconstruida y en 1830, tras la separación de Venezuela de la Gran Colombia había pasado por varios propietarios y para 1883 pertenecía al nombrado Agustín Agüero.
Agrega Mac-Pherson (op.cit. p. 27) que la capilla del Convento de San Francisco fue elevada a la categoría de iglesia parroquial en el sitio que ocupaba, para 1853, la casa del Dr. Agustín Agüero en la “Plaza Bolívar” de ese entonces. El terreno donde dicho inmueble estaba edificado, anteriormente, en la época colonial, correspondía a los predios solariegos cercanos al Convento y que este “se fabricó en el área que hoi (sic) ocupa la casa del Dr. Agustín Agüero, en la ” Plaza Bolívar” de la ciudad de Barquisimeto” (recuérdese que Mac-Pherson publica su obra en 1883).
El presidente José Antonio Páez había impuesto la extinción de los conventos y estas propiedades pasan a ser parte del Estado. El general Páez decreta en varias ciudades los Colegios Nacionales, hoy conocidos como liceos y para 1835 se estableció en tal casona el primer Colegio Nacional de Barquisimeto, el cual comenzó a funcionar tres años después, en 1838.
El caso es que el 12 de septiembre de 1853, Agustín Agüero, propietario de la casa, plantea a la Junta de Rentas del Colegio Nacional de Barquisimeto reconocer a censo “la cantidad a que ascendiese el solar donde estaba situado el convento franciscano en la parte que corresponde al indicado Colegio”, para lo cual solicita que se hagan los trámites judiciales, registro, avalúo y demás formalidades del caso para tal.es acciones.
Los “censos” consistían en un mecanismo de crédito originados en la colonia con garantía de inmuebles por lo general y cuyos capitales provenían casi siempre de los fondos de la iglesia. Probablemente el censo adjudicado a Agustín Agüero era del tipo “no redimible”, con pago de intereses o réditos anuales del 5% para la época a perpetuidad a favor de una institución que bien podía ser una institución hospitalaria o, como en este caso al Colegio Nacional como institución educativa. Para garantizar el pago a futuro el propietario hipotecaba un bien inmueble de su propiedad con el compromiso de proveer al Colegio Nacional durante todos los años posteriores, colocando como garantía la casa objeto de la negociación (Molina, J. 2014:28).
Y aquí es donde viene la discrepancia. El cronista Ramón Querales expone en su libro Principio y fin de Colombia (2014: 106–110) que la historiadora Nieves Avellán de Tamayo en el tomo I de la obra La Nueva Segovia de Barquisimeto (1992), muestra un importante documento de 1632. El mismo fue localizado en el Registro Principal de Barquisimeto, Sección Escribanías, donde se describe la planta de la iglesia y convento de la orden de los franciscanos, donde se muestra la capilla del convento a la derecha de este, en el terreno que ocupaban ambos hasta 1812 al frente de la hoy Plaza Lara.
Pero el documento del 12 de septiembre de 1853, de acuerdo con Querales, establece claramente que por el poniente (oeste) de la casa de Agustín Agüero se encontraba “parte de la plaza de la iglesia de San Francisco y los escombros donde estaba situado el antiguo convento de los Padres Reverendos”. Siendo así, es imposible que en el terreno que hoy ocupa el Centro de Historia Larense haya estado dicho Convento.
Esto se puede corroborar con evidencias gráficas y fotográficas, donde se muestra el templo de San Francisco a cuyo costado este se muestra un terreno enteramente vacío, en el lugar que hoy ocupa el actual Colegio Diocesano, sin ninguna otra construcción adyacente.
Referencias
Cardot, Carlos Felice (1964). Noticias para la historia de la diócesis de Barquisimeto. Barcelona: Ariel S.A.
De Herrera, Antonio Fray y otros (2002). Materiales de 1788, 1819, y 1822–23 sobre el convento de Barquisimeto. Barquisimeto: Concejo Municipal de Iribarren. Unidad del Cronista Municipal.
Faroh R. Iván J. (1996). Parques, plazas y monumentos de Barquisimeto. Ponencia. Barquisimeto: Fundación amigos del Patrimonio Cultural de Barquisimeto.
Macías Mujica, Eligio (1995). Sol en las bardas. Barquisimeto: Ediciones del Gobierno del estado Lara Fundacultura.
Mac-Pherson, Telasco (1883). Diccionario histórico, geográfico, estadístico y biográfico: Puerto Cabello: Imprenta y librería de J. A. Segrestá A.
Molina, Juan Alonso (2014). Vida y milagros de una casa solariega. Barquisimeto: Editorial Horizonte.
Perozo Padua, Luis Alberto (2020). Entre crónicas. Viaje a la Venezuela histórica. Bloomington, EE.UU.: Palibrio.
Querales, Ramón (2002). Materiales de 1788, 1819 y 1822–23 sobre el convento de san Francisco. Barquisimeto: Concejo Municipal de Iribarren. Unidad del Cronista Municipal.
Querales, Ramón (2014). Principio y fin de Colombia.
Felicitaciones Don Omar por la calidad investigativa y originalidad de este trabajo
No es una repetición de lo dicho anteriormente
Vale por Correo de Lara
buenísimo, tremenda historia, felicidades.