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Las quejas del señor obispo en Barquisimeto

Omar Gar­men­dia
Cro­nista y escritor

Refiere el obispo Martí en su Libro Personal o Secreto que hasta el día 10 de junio de 1799, durante su Visita Pastoral, llevaba ya confirmados más de 162.000 personas y que en toda la jurisdicción o Vicaría de Barquisimeto habría unas seis mil reses y muy pocas de ganado mular o cría de mulas, de manera que no había suficiente carne de res para consumir ni suficientes mulas para sus trajines y que además tales ganados había que traerlos de afuera


Desde el camino de Bobare de donde había sali­do hacia Bar­quisime­to, se que­ja­ba de lo ári­do de la región, el calor y la fal­ta de agua y que solo había tunas, car­dones y cujíes. Se que­ja tam­bién de la con­duc­ta de los indios, que no cono­cen la doc­t­ri­na y que el vicio pre­dom­i­nante es la embriaguez, la incon­ti­nen­cia y el hurto.

“El ter­reno de este pueblo es muy seco y el de sus inmedia­ciones, y se valen de tan­ques o bal­sas para bev­er el agua que se recoge en tiem­po de llu­vias, que acá son muy escasas; y este pueblo es seme­jante a los pueb­los de la juris­dic­ción de Coro (Martí, Libro Secre­to, p. 62–63).

En sus apre­cia­ciones sobre los para­jes de Bar­quisime­to no le pare­ció algo excep­cional­mente benig­no o prove­choso y que ni la tier­ra era bue­na para gana­do, porque el for­ra­je o hier­bas con que se ali­men­tan es noci­vo para ellos. Hacia el norte de la ciu­dad solo hay eri­ales sec­os entre car­dones y tunas y que los vien­tos que lle­gan de esa zona son insanos y dañi­nos. El agua del río es pési­ma y de mal gus­to, por lo que hay que beber agua del río Claro: 

“El ter­ri­to­rio de esta juris­dic­ción no nos ha pare­ci­do cosa espe­cial­mente bue­na, con excep­ción del ter­reno entre el pueblo de San­ta Rosa y el de Yaritagua, donde hay algu­nas arboledas de cacao y se siem­bra maís. Lo demás son sabanas, o entre montes, que sólo pueden servir para gana­do, y ahun me dizen que el ter­ri­to­rio entre Sarare y Buria, que lo es entre sabanas y cer­ri­tos, no es bueno para gana­do, porque aque­l­la hier­ba embor­racha a las bes­tias y las mata. Hay bue­na por­ción de tier­ra llena de car­dones, que es la que está azia el Norte. El sitio de esta ciu­dad está en lla­nu­ra a la inmediación a la bar­ran­ca del río, que no dexa de estar algo pro­fun­da. El agua de este río es mala y de mal gus­to, y nosotros la bebe­mos de una que­bra­da que lla­man Ríoclaro. Los vien­tos que vienen de Cer­ro­gor­do, que está azia el Norte, son mal­os y enfer­misos”. (p. 80).

El obis­po Martí va ano­tan­do con la pacien­cia de fraile fran­cis­cano, de su puño y letra, día tras día, todos los inci­dentes y peripecias, sobre todo los de orden moral, y social, que sucedían entre los inad­ver­tidos e inapren­sivos feli­gre­ses bar­quisimetanos, acos­tum­bra­dos a sus con­cu­pis­centes for­mas de mes­ti­za­je vivo, libres de cualquier tipo de intol­er­an­cia o rigide­ces morales has­ta ese momen­to, cuan­do el obis­po inten­ta pon­er orden en ese esta­do de cosas.

 

Serias obser­va­ciones hace el obis­po sobre el com­por­tamien­to, con­duc­tas y mane­jo de la políti­ca y gob­ier­no de la ciu­dad. Efec­túa unas cuan­tas amon­esta­ciones, adver­ten­cias, reflex­iones e inclu­so cas­ti­gos sobre las famil­ias del esta­men­to de lina­jes poderosos de Bar­quisime­to en el sen­ti­do que hay algu­nas de ellas que lo quieren gob­ernar todo. Los alcaldes habit­ual­mente son de las famil­ias Alvara­do y Anzo­la y que en la ciu­dad solo se casan los hijos y las hijas de las famil­ias principales:

“En esta ciu­dad hay algu­nas famil­ias que lo quieren gov­ernar todo. Reg­u­lar­mente son Alcaldes los de la famil­ia o lina­je de los Alvara­dos y los de la famil­ia o lina­je de los Anso­las. Se advierte acá en esta ciu­dad que ape­nas se casan los hijos y las hijas de las casas prin­ci­pales. De aquí proviene que el Cabil­do sec­u­lar se com­pone de suje­tos todos solteros, a excep­ción de don Anto­nio Planas, Regi­dor, nat­ur­al de Mal­lor­ca, casa­do acá. Si alguno de ellos es vicioso, no hay acá quien lo cor­ri­ja. Están paga­dos de sí mis­mos por su nobleza. Los pobres, a quienes ellos devan algu­na can­ti­dad, no se atreven a pedirsela por temor de que los metan en la cár­cel. Los empleos de Cabil­do nun­ca o muy rara vez salen de dos o tres o qua­tro famil­ias, y éstos tienen sub­yu­ga­dos a los demás” (p. 80).

Luego de ello, a lo largo de exten­sos ren­glones, se ded­i­ca a sacar­le los tra­pos al sol a las nom­i­nadas autori­dades de la ciu­dad, gra­cias a los tes­ti­mo­nios y denun­cias de los veci­nos, lle­vadas al obis­po y oídas direc­ta­mente por el alto prela­do. En base a estas acusa­ciones, dela­ciones y con­fi­den­cias, se va mostran­do el inmod­er­a­do inven­tario de afecta­ciones, vicios e inmoral­i­dades de algunos de los habi­tantes de la amodor­ra­da ciudad. 

Así, don Fran­cis­co Xavier Anso­la o Anzo­la, alcalde ordi­nario de segun­da elec­ción, casa­do con doña Ana María Palen­cia ‑dice el obis­po- des­de hace tiem­po vive mal con la mula­ta escla­va N. Con­cep­ción. Denun­cia que el alcalde no hace vida marid­able con su esposa doña Ana María, pero sigue vivien­do con esta por el amor a su con­cu­bi­na y entra y sale don Fran­cis­co Xavier de su casa a todas de horas con toda lib­er­tad. En este caso el obis­po emite la prov­i­den­cia de que se lleve a la escla­va para El Tocuyo, quedan­do pre­veni­da de que no vuel­va más a Bar­quisime­to (p.p. 64–65).

Y para que todo quede entre famil­ias, Juan Anto­nio Palen­cia el hijo de su sue­gra, doña Ana de Cam­pos, soltero, vive mal con la escla­va Anto­nia, en la mis­ma casa, sin que doña Ana se opon­ga a tales exce­sos de su hijo. Al igual que N. Con­cep­ción, Anto­nia debe ser reti­ra­da de esta juris­dic­ción y envi­a­da a El Tocuyo por autori­dad del obispo.

Desa­ta su pro­ced­er inquisi­to­rio con­tra la autori­dad real del alférez, dejan­do al des­cu­bier­to sus lúbri­cos procederes:

“Don Juan Joseph Alvara­do, soltero, Alferes real, vivió mal con una hija de Joseph Miguel, mula­to, casa­do, soltera, pero ya cessó el escán­da­lo. Aho­ra vive mal en Bureche, donde dicho Alvara­do tiene una hazien­da, con Micaela Aguilar, viu­da, mula­ta. Tam­bién acá en esta ciu­dad aho­ra vive mal con doña Fran­cis­ca Guil­lén, hija de doña María (…) Ere­dia, viu­da y ella soltera. Ha sido avisa­do por este Vic­ario para que dex­as­se la mala vida con la hija de dicho Joseph Miguel, y tam­bién lo ha sido para que dex­as­se la mala vida con la dicha Fran­cis­ca Guil­lén, muger soltera, blan­ca, de cuya casa sale de madru­ga­da. Des­de mucha­cho está rep­uta­do por escan­daloso” (p. 67).

Para no quedar por fuera, el her­mano del alférez real, doc­tor don Domin­go Alvara­do, soltero, vivía mal con la escla­va N. Con­cep­ción. Aclara el obis­po que esta escla­va es la mis­ma que se dice que vive mal con don Fran­cis­co Anso­las, alcalde de segun­da elección.

“Doc­tor don Domin­go Alvara­do , soltero , vive mal con N . Con­cep­ción, mula­ta, soltera, deposi­ta­da con doña Ana de Espino, y de quien ha tenido qua­tro hijos. Esta N. Con­cep­ción es la mis­ma que se dize vive mal tam­bién con don Fran­cis­co Anso­las, Alcalde de segun­da elec­ción (…) Insin­ué a dicho Alvara­do su vida mala con mujeres, y que para evi­tar­la con­venía que se casase” (p.68).

Asimis­mo, el obis­po argu­men­ta que estos dos her­manos, pertenecientes a la clase de famil­ias prin­ci­pales de Bar­quisime­to, no se han casa­do a causa de su madre que pre­sume de su alta nobleza:

“Me dizen que si los dos her­manos Juan Joseph y don Domin­go Alvara­do no se han casa­do es por su madre, que está tan paga­da de su nobleza, que le parece que nadie es tan noble como su famil­ia, y por esto no con­siente que sus hijos se casen, y se han queda­do assí sin tomar esta­do” (p.p. 80–81).

 

Ni los curas se sal­van de su bra­zo inquis­i­ti­vo. Para con algunos cléri­gos de las par­ro­quias de la ciu­dad hace imposta­ciones y adver­ten­cias, como el caso de Pedro Fran­cis­co Anso­las naci­do y orde­na­do sac­er­dote el día 25 de julio de 1764, en Bar­quisime­to. El obis­po Martí cor­rigió o advir­tió de que no tratase con doña Tere­sa Galín­dez, soltera y que además procurase casar a los solteros de la ciu­dad para evi­tar escándalos.

Tam­bién está el caso de Car­los de Alvara­do, naci­do en Bar­quisime­to y orde­na­do sac­er­dote el 28 de mayo de 1774 en Mara­cai­bo, de quien escribe el obispo:

“El genio de este hom­bre es muy altane­ro, habla desen­fre­nada­mente con­tra todos, y ni ahún tiene respeto a sus her­manos ni a su mis­ma madre. Por las tardes sale a passeo a cav­al­lo y se apea en casa de Joseph Fran­cis­co Vasques, mula­to, que tiene dos o tres hijas a lo últi­mo de esta ciu­dad, azia la Vega. Ape­nas dize Mis­sa, y lo más que haze, es dezir­la sola­mente en los días de fies­ta, y se duda si reza el Ofi­cio divi­no. Llamé a dicho padre Alvara­do en pres­en­cia de este padre Guardián y del padre jubi­la­do Cas­tro, y le hize car­go de su mala vida, y después [ …] acep­tó o eligió reti­rarse al Con­ven­to de la ciu­dad de Valen­cia, y después de haz­er įemien­da (sic) allí algu­na tem­po­ra­da, se irá por algunos días, para dis­im­u­lar que su habitación en el Con­ven­to de Valen­cia ha sido por cas­ti­go, a San Car­los, y de allí bolverá otra vez a dicho Con­ven­to” (p.73).

Igual­mente, de Simón Tadeo de Para­da, naci­do en Bar­qusime­to el día 28 de octubre de 1751 y orde­na­do sac­er­dote el mes de mayo de 1774 en Mara­cai­bo, en su libro per­son­al dice el obis­po Martí que:

“(…)  advir­tió a dicho padre Para­da que no tratasse con doña Con­cep­ción Rodrigues, soltera, sob­ri­na de este Sac­ristán may­or, y en el día sub­siste ahún esta mala comu­ni­cación. He adver­tido y me ha prometi­do dicho padre Para­da de no tratar jamás a dicha Rodrigues” (p. 73).

En otros casos, la lista de for­ni­cadores y amance­ba­dos se extiende en una red de famil­ias e indi­vid­u­os que hacen de las suyas como vida nor­mal en la ciudad:

“Don Agustín Fuentes, isleño, mer­cad­er, soltero, vive mal con una mula­ta lla­ma­da Jua­na, que está en poder de María Anto­nia González, viu­da, tam­bién mula­ta, y todas las noches salta dicho Agustín las tapias para pasar a la casa de su ama­sia (sic), por estar con­tiguas las casas de dicho Agustín y de dicha Gon­za­les” (p. p. 80–81).

“Ansel­mo Alvara­do, mula­to, soltero, sola­mente tiene madre, pues ya murió su padre, en el bar­rio de Paya, cer­ca de la nue­va Igle­sia de Alt­a­gra­cia, vive mal con Jua­na María Rodas y Ante­quera, mes­ti­za, soltera, y ha tenido de él un hijo. Esta Jua­na vive en esta ciu­dad cer­ca de la casa de este padre Sac­ristán may­or” (p.69).

Pre­viene al teniente de jus­ti­cia, comi­sion­a­dos, celadores y curas par­ro­quiales que estén aten­tos para infor­mar al obis­po de los peca­dos públi­cos cometi­dos por los par­ro­quianos y así evi­tar los desen­frenos libertinos.

“Para que se eviten escán­da­los y peca­dos públi­cos, a más de pre­venir­lo al Teniente Jus­ti­cia may­or de acá , lo he pre­venido tam­bién a este doc­tor Pra­do que en todos los ter­ri­to­rios de esta juris­dic­ción se aumente el número de Cabos o Comis­sion­a­dos de dicho Teniente, para que estos avisen al dicho Teniente y a este Vic­ario de qualquier peca­do públi­co que sep­an o averiguen; y me per­sua­do que sabi­en­do estas gentes que hay muchos zeladores, se abs­ten­drán de pecar por el temor de ser des­cu­bier­tos y cas­ti­ga­dos” (p.70).

Por haber enfer­ma­do, el obis­po Martí sal­ió de Bar­quisime­to hacia Cara­cas el día 17 de junio de 1799, después de haber per­manecien­do 138 días, unos 4 meses y medio, en la ciu­dad y sus alrede­dores des­de su lle­ga­da el 8 de mar­zo de 1799. Llegó a la cap­i­tal el 6 de julio, para per­manecer has­ta el día 21 de diciem­bre de ese año en direc­ción hacia Vil­la de San Luis de Cura.


Bib­li­ografía consultada
Martí, Mar­i­ano (1969). Doc­u­men­tos rel­a­tivos a su visi­ta Pas­toral de la Dióce­sis de Cara­cas 1771–1784. T. II. Libro Per­son­al. Cara­cas: Acad­e­mia Nacional de la Historia.

Omar Garmendia

Escritor. Ensayista. Cronista de libre ejercicio. Profesor Titular UCLA, Doctor en Educación y Magister Scientiarum en Lingüística blogculturaomar.blogspot.com

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