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Las reelecciones en el siglo XIX

Jorge Ramos Guerra
Biógrafo e historiador
ardive@gmail.com

«La Con­sti­tu­ción sirve para todo»
José Tadeo Monagas 
(1848)

Es imposi­ble negar que la reelec­ción pres­i­den­cial del gen­er­al José Tadeo Mon­a­gas en 1857, nos con­ducirá a la mal lla­ma­da Guer­ra Fed­er­al (a nue­stro juicio, con su sal­do de fal­l­e­ci­dos, no menos de 200.000 muer­tos) heri­dos y bienes destru­i­dos, mucho más que en la Ges­ta Inde­pen­den­tista, y no era para menos). 

Guer­ra Federal

El pro­pio gob­ier­no de Mon­a­gas, fue el comien­zo de un tiem­po de imposi­ciones, arbi­trariedades, cor­rup­ciones, nepo­tismo, suma­do a las pre­ten­siones de volver la Gran Colom­bia y el san­gri­en­to “Asalto o fusil­amien­to al Con­gre­so” el 24 de enero de 1848, para evi­tar se le enjui­cia­ra por ilíc­i­tos poli­tos-admin­is­tra­tivos, todo aque­l­lo, aca­so silen­ci­a­do en prin­ci­pio por el gob­ier­no de su her­mano José Gre­go­rio Mon­a­gas, con su Decre­to de “Abol­i­ción de la Esclav­i­tud” que es otro capí­tu­lo, sin dejar de men­cionarse que sería el mis­mo, en adver­tir­le al her­mano, de la incon­ve­nien­cia de su reelec­ción, en car­ta del 26 de mayo de 1856: 

«…ninguno de los vene­zolanos por inep­to que fuera dejará de creer que la Con­sti­tu­ción es libre, pop­u­lar, alter­na­ti­va …es una garan­tía de los ciu­dadanos… a la poca ilus­tración de las masas y a ningu­na coop­eración de los hom­bres influyentes. Cuida­do con ese vesti­do que ust­ed supone a la constitución…»

Obis­po Mar­i­ano de Talavera

Al respec­to, es de recor­dar, que el obis­po, Mar­i­ano de Talav­era y Gar­cés, pudo enros­trar­le en la cara al mis­mísi­mo relec­to Pres­i­dente Mon­a­gas, durante  el acto de su jura­mentación, el desas­tre de la Republica:

«Señor, los males físi­cos, morales de políti­cos se han con­fed­er­a­do para oprim­ir esta des­gra­cia Repúbli­ca: carestía de las subsistencias…lamentable atra­so de la agricultura…reclamaciones casi ame­nazado­ras por parte de algu­nas poten­cias extranjeras.…enfermedades y epidemias…silencio sepul­cral de la prensa…erario exhausto…una deu­da inmen­sa que grav­i­tará sobre diez generaciones…agio lle­va­do has­ta el escándalo…la jus­ti­cia envilecida…las garan­tías violadas…robos sacríle­gos, asesinatos nocturnos…disensiones civiles, opin­iones encon­tradas, odios recíprocos…guerra entre hermanos…»

Nadie pudo vis­lum­brar la trage­dia que se le avecin­a­ba a Venezuela, con los her­manos Mon­a­gas en el poder, como el peri­odista Juan Vicente González en artícu­los suyos, durante el mes de abril de 1859.

«Nun­ca entre los bár­baros del norte, que la his­to­ria nos rep­re­sen­ta sus­pi­caces y astu­tos, bajo sus duras pieles hubo uno más pro­fun­da­mente engañador y pér­fi­do que José Tadeo Mon­a­gas. Inspiró con­fi­an­za a sus ene­mi­gos, tran­quil­izó a sus ému­los, engañó a los pru­dentes que le entre­garon su for­tu­na, su situación social, su renom­bre y glo­ria  y los des­ti­nos de la patria».

Her­manos José Tadeo y José Gre­go­rio Monagas

En ese mis­mo sen­ti­do remitá­monos a la ver­sión del diputa­do Valen­tín Espinal, en “Los comien­zos de la guer­ra fed­er­al” (Cara­cas 14 de sep­tiem­bre de 1859)

«Empero Mon­a­gas y su her­mano suce­sor engreí­do con el tri­un­fo, cie­gos con el odio, enve­ne­na­dos con la envidia, lison­jea­d­os por lo peor del par­tido, gob­ernaron tan mal en diez lar­gos años, indig­naron tan­to con su auda­cia y la iniq­uidad de muchos actos, se osten­tan siem­pre con des­pre­cio de todos tan amos de la Repúbli­ca, y eje­cu­taron o per­mi­tieron tal dilap­i­dación de las rentas públi­cas que no sólo vinieron con sus hechos a jus­ti­ficar a sus ene­mi­gos, sino que lle­varon pro­fun­do descon­tento e ira a gran parte y la mejor de su pro­pio bando».

Todo lo cual ter­mi­naría con el tri­un­fo de los fed­er­al­is­tas, traiciona­dos los más, por los menos, de manos de uno de los ideól­o­gos del movimien­to, Anto­nio Leo­ca­dio Guzmán, con­fe­san­do que, el pueblo vene­zolano no entendía ni de cen­tral­is­mo o fed­er­al­is­mo y que ellos se hicieron lla­mar “fed­er­al­is­tas”, porque los otros dijeron cen­tral­is­mo, que de haber dicho lo con­trario, hubiesen sido centralismo.

Anto­nio Guzmán Blan­co, 1875

Seme­jante estafa, la per­fec­cionará su hijo Anto­nio Guzmán Blan­co, con su lega­do de mega­lo­manía, hacién­dose lla­mar “Ilus­tre Amer­i­cano” en el mar­co del prin­ci­pio de José Tadeo Mon­a­gas… “La Con­sti­tu­ción sirve para todo”, mod­i­ficán­dose en 1874 a su real gana, al estable­cer en las elec­ciones pop­u­lares, artícu­lo 13, ordi­nal 13.

«El sufra­gio direc­to, públi­co, escrito y fir­ma­do por el sufra­gante, o por otro ciu­dadano autor­iza­do por él, a pres­en­cia de la Jun­ta que presi­da la votación, y al acto de efec­tu­arse ésta: debién­dose fijar para la inscrip­ción el lap­so de trein­ta días.

Artícu­lo 63.- La elec­ción de Pres­i­dente se hará por los ciu­dadanos de todos los Esta­dos en votación direc­ta y públi­ca con­forme al Inciso 23 del Artícu­lo 13, de man­era que cada Esta­do ten­ga un voto, que será el de la may­oría rel­a­ti­va de sus elec­tores…» imponién­dose mandatos pres­i­den­ciales divi­di­dos en tres perío­dos, el septe­nio (1870–1877), el quin­que­nio (1879–1884) y el bienio (1886–1888), no solo, mod­i­f­i­can­do el sis­tema elec­toral, inde­pen­di­en­te­mente de sus lim­ita­ciones y exclu­siones, sino con la exi­gen­cia de hac­erse fir­mar su emisión en sus respec­tivos fil­tros, los cuales se ejer­ció el con­trol para crearse un “Con­gre­so de Plenipo­ten­cia­r­ios” para per­pet­u­arse en el poder a extremos de gob­ernar des­de Europa, mien­tras nego­cia­ba comi­siones con emprésti­tos al mis­mo esti­lo, como el alcan­za­do para pon­er fin a la “Guer­ra de Cin­co Años” y siem­pre todo, en nom­bre de la paz.

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

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