Lisandro Alvarado, semblanzas sobre el sabio tocuyano
Mario R. Tovar G.
Historiador y escritor
“Don Lisandro andaba por la ruta del hombre,
por el camino de las guácaras,
de las guaruras, de los cobugos,
buscando las huellas del hombre (…)”.
Francisco Tamayo (1979)
Le correspondió nacer a este eminente médico, naturalista, historiador, etnólogo y lingüista venezolano en la ciudad madre de El Tocuyo, el 19 de septiembre de 1858 y fueron sus padres don Rafael Alvarado y doña Gracia Benigna Marchena, quienes le dieron una sólida educación hogareña que luego fue consolidada en el Colegio La Concordia de El Tocuyo, regentado para la época por el destacado humanista larense Don Egidio Montesinos; mientras que el bachillerato lo concluye en Trujillo durante el año de 1871.
Dentro de este orden de ideas, la falta de recursos económicos le obligan a interrumpir sus estudios universitarios y a emplearse como dependiente de una farmacia en Barquisimeto, situación que supera en 1878; año en que se traslada a Caracas para cursar estudios de medicina, etapa donde recibe las sabias influencias de los maestros positivistas: Adolfo Ernst y Rafael Villavicencio, respectivamente, quienes guiaron las investigaciones de este sabio tocuyano por los campos de la etnografía, la historia, el lenguaje, la medicina, la filosofía y por las culturas antiguas y modernas en general.

Como bien lo reseña el Diccionario de Historia de Venezuela de la Fundación Polar (1998), don Lisandro Alvarado recibe influencias del erudito venezolano don Cecilio Acosta; valioso contacto que le permitió conocer al poeta cubano José Martí, cuando éste pasa por Caracas durante 1881.
En este sentido, Don Lisandro Alvarado una vez doctorado en medicina, decide radicarse en Ospino estado Portuguesa, donde inicia una vida itinerante, rodeándose leyendas en torno a su figura y gracias a sus ansias de conocimiento, le llevan a recorrer a lomo de burro, en canoa y a pie, casi todo el territorio nacional, lo que le facilitó entrar en contacto directo con la realidad venezolana, en diferentes áreas tales como: paisajes, vegetación, fauna, costumbres, tradiciones y el habla popular e indígena; cuyas lenguas estudió a primera mano.
A este respecto, don Lisandro Alvarado solía tomar cuidadosas notas de cuanto observaba y le llamaba la atención, importantes datos que constituirían la materia prima de sus obras. También se interesó por los idiomas clásicos europeos e indígenas, llegando a publicar diferentes trabajos tales como: Neurosis de Hombres Célebres de Venezuela (1893); Las Guerras Civiles del País (1894); Ideas Sobre la Evolución del Español en Venezuela (1993); Glosario de Voces Indígenas de Venezuela (1921); Alteraciones Fonéticas del Español en Venezuela (1922) y su Glosario del Bajo Español en Venezuela (1929); mientras que sus Obras Completas organizadas en ocho volúmenes, comenzaron a ser publicadas en 1958.
Sin embargo, queda todavía inédita una colección de sus manuscritos, actualmente en custodia de la Academia Nacional de la Historia. Sobre la vida y obra de don Lisandro Alvarado, hace unos años atrás fue publicado por la UCLA, un interesante texto cuya autoría pertenece a los reconocidos historiadores y doctores tocuyanos Janette García Yépez y Pedro Rodríguez Rojas, titulado: “Lisandro Alvarado, en Íntimo”, quienes previamente adelantaron en el Diario El Impulso (13–07-08; pág. C‑1), un interesante capítulo, donde entre otras ideas reseñaron lo siguiente sobre este eminente sabio tocuyano:
“(…) Alvarado dedicaba su vida entera a sus investigaciones, cuando andaba detrás de una información o redactando algún artículo nada lo entretenía, ni amigos ni familiares estaban por encima de su amor a la búsqueda del conocimiento. Son constantes las quejas de amigos y parientes quienes le reclaman su aislamiento y ausencias permanentes”.
Por su parte, el historiador Guillermo Morón describe a don Lisandro Alvarado de la siguiente manera: “(…) Gustaba del baile, como Bolívar. Bebía buenos tragos con el vaquero y conversaba animosamente con los rústicos (…). Podía dormir en una estera y comer miel silvestre con arepa”. Gracias a sus dotes intelectuales ingresó a las Academias de Medicina (1925), de la Lengua (1922) y de la Historia (1923), respectivamente.
Su Historia de la Revolución Federal
“La curiosidad de Alvarado (…) lo condujo a los estudios históricos
y como médico marchó a la historia como quien va a diagnosticar
una dolencia colectiva”.
Mariano Picón Salas.
El Nacional (Papel Literario: 21–09-14)
Le correspondió a la Dirección de Cultura y Bellas Artes del antiguo Ministerio de Educación de nuestro país, editar en 1956 las Obras Completas del sabio larense Lisandro Alvarado; responsabilidad que recayó específicamente en una comisión editora nombrada a tales efectos para abocarse de lleno a esta ardua tarea.
Posteriormente este valioso compendio de obras fueron reeditadas en el 2009 por la Universidad Lisandro Alvarado de Barquisimeto; cuya presentación correspondió a la máxima autoridad de la UCLA de ese entonces, el Dr. Francisco Leone, quien entre otras consideraciones expresó lo siguiente:
“(…) Nos complace nuevamente tener la oportunidad de presentar ante la comunidad universitaria y al público en general, lo que se ha dado en conocer como su monumental obra de historiador: “Historia de la Revolución Federal en Venezuela”, obra que según su entrañable amigo y compañero de generación, José Gil Fortoul, “Es la más notable que tenemos hasta ahora sobre esta materia”.
No se equivocaba este otro sabio oriundo del estado Lara, pues efectivamente se trata de una obra que describe y analiza aquel trascendental acontecimiento político-social que, más allá del aparentemente enfrentamiento entre liberales y conservadores o entre centralistas y federalistas, el autor lo presenta como un hecho sociológico cuya interpretación objetiva, “surge del minucioso manejo de las fuentes históricas”.

Estas van desde el documento, los libros y los periódicos de la época, pasando por los testimonios de los sobrevivientes de aquella cruenta guerra hasta los recorridos por los lugares escenarios del conflicto. Gracias a los aportes de estudios de esta naturaleza, legados por Lisandro Alvarado, ha permitido que otros historiadores más recientemente hayan profundizado sobre la tesis que elabora este autor, concluyendo que la llamada Revolución Federal fue una guerra social por el derecho a la tierra, al trabajo y a la libertad”.
Por su parte, el Dr. Reinaldo Rojas en el prólogo de esta obra, apuntó entre otras ideas que: “La obra que presentamos fue editada inicialmente en 1909, cuando don Lisandro Alvarado contaba con cincuenta y un años de edad (…).
La Historia de la Revolución Federal de Venezuela, es una obra estructurada en diez libros, narrados en un estilo limpio, más descriptivo que interpretativo, donde sobresale el interés del autor de colocar los hechos históricos ante el lector a través de una narración continua, apenas interrumpida por las citas documentales que, en cierto modo afectan el discurso del historiador (…)
El tiempo cronológico 1858–1863, es seguido rigurosamente, pero hay una periodización que busca calificar aquel proceso histórico. Veamos: 1.- La Revolución de Marzo. 2.-La Convención Nacional. 3.-Contemporización. 4.-Período Reaccionario. 5.-Régimen Conservador. 6.-Problema de la Pacificación. 7.- Sistema de Báscula. ).-La Dictadura. 10.-Oposición a la Paz. Como puede apreciarse, siendo la guerra el tema central de la obra; se trata más bien de un estudio de historia política, donde el fenómeno armado expresa el grave conflicto social que vive el país, lo cual transforma aquella lucha por el poder entre conservadores y liberales, constitucionalistas y federales, revolucionarios y oficialistas, en la dimensión político-militar de una profunda y extendida guerra social.”
En suma, este texto constituye un extraordinario texto sobre tan terribles episodios que sacudió los cimientos de la república; estudiados ampliamente por el sabio Lisandro Alvarado, quien con suma paciencia dedicó su tiempo en consultar valiosas fuentes de todo tipo, y no conforme con ello, visitó los lugares donde se desarrollaron los hechos, para formarse una idea precisa sobre tales eventos y en consecuencia, redactar esta profusa obra sobre la Guerra Federal o Social, que hoy reseñamos y recomendamos ampliamente a todos los interesados en tan dramáticos sucesos que perturbaron la dinámica del país a mediados del siglo XIX.
Guama en el Epistolario de Lisandro Alvarado
“Es mucho lo que hay que aprender aún en las enseñanzas
de este hombre que se hizo sabio en el pensar y en el hacer (…).
En ese largo y arduo proceso de formación académica
e intelectual, tuvo también mucho de vocación autodidacta”.
Héctor Torres (2007)
Le correspondió a don Lisandro Alvarado escribir un conjunto de más de cien cartas, (editadas por la UCLA, 2007), en un largo período que va desde 1826 a 1926, dirigidas a diferentes destinatarios desde algunas localidades del país donde residió este sabio peregrino.
Así, muchas de esas cartas fueron remitidas a su familia en el Tocuyo, especialmente a su papá, a su mamá y hermanos, con quienes estableció un fluido diálogo epistolar, en momentos cuando cursaba estudios de medicina en la Universidad de Caracas, desde el año 1878.
Pero, en medio de estas epístolas de don Lisandro Alvarado se cuela Guama, de nuestro estado Yaracuy, quien estuvo presente en algunas de sus cartas, como sitio de referencia donde se encontraba residenciado su mejor amigo, de nombre José (cuyo apellido omite), al cual reseña en varias oportunidades en cartas enviadas a sus familiares, quejándose de lo difícil de hacerle llegar las comunicaciones desde Caracas, Barquisimeto o El Tocuyo.
A este respecto, el 04 de septiembre de 1879 le escribe a su hermano Aníbal lo siguiente: “(…) Tampoco he contestado a José, porque ya debe haber salido de esa ciudad para donde el deber le llama; y como la correspondencia de aquí a Guama (a lo menos la mía) nunca llega a sus manos, me he abstenido de algún tiempo acá de escribirle por el correo (…).” Desde Caracas el 05 de abril de 1880, le escribe a su hermano Aníbal, en un tono compungido:
“(…) He venido a saber hoy por boca de Falcón (Felipe) de Barquisimeto, la muerte de José en Guama, probablemente de recidiva de la fiebre que sufrió ha días(…)” Mientras el día 12, le reitera a Aníbal: “(…) Lo inesperado del caso, y sobre perder con él mi único amigo, me ha llenado de tristeza y de justa desconfianza en mi porvenir. Así me ha parecido conveniente desistir del viaje para julio (…).”
En suma, cartas de este tenor escribió este sabio tocuyano, quien finalmente muere en Valencia hace 92 años, el 10 de abril de 1929 y sus restos reposan en el Panteón Nacional desde el 14 de mayo de 1980.