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Los Petroglifos, antecedentes de la pintura larense

Freddy Torrealba Z.
Investigador y escritor

Hurgando en los tiempos precolombinos larenses nos topamos con su cultura y arte que los hubo, pero condicionado por un contexto concreto. Los del estado Lara datan de tiempos antes de la existencia de Cristo lo cual da fe de la presencia y evolución del hombre americano de esta porción territorial de lo que hoy es una aldea global


A los pet­rogli­fos se les conoce tam­bién como arte rupestre, es decir arte pre­históri­co hecho en piedra y cav­er­nas. Una man­i­festación del mun­do de sím­bo­los en que se desen­vuelve el hom­bre con mito, arte, lit­er­atu­ra y religión que per­miten el mejo­ramien­to de su vida. Pues los mis­mos lo apartar­lo de la cosi­fi­cación y bar­barie, entre éstas la del total­i­taris­mo político.

Quizás antes de la pal­abra oral, el hom­bre se val­ió de la expre­sión ópti­ca para comu­ni­carse y graficar su pen­samien­to y lo que observ­a­ba de su inmedi­a­to entorno en los lejanos peri­o­dos del Pale­olíti­co y Neolítico.

En cuevas de la más remo­ta antigüedad están las evi­den­cias de esas pri­marias for­mas de comu­ni­cación, cul­tura y arte. Las mis­mas las uti­lizó espon­tánea­mente no con fines propi­a­mente estéti­cos sino util­i­tar­ios en su lucha por la super­viven­cia. Un arte que requería tiem­po, pacien­cia y destreza por hac­erse sobre la dura piedra para el cual se aparta­ba por unos momen­tos de las labores de caza, pesca y agricultura.

Pet­rogli­fos local­iza­dos en el Par­que Nacional Tere­paima, munici­pio Palave­ci­no del esta­do Lara

Al aire libre

En las artes visuales lo primero que el hom­bre hizo fue dibu­jar tra­zos sobre una super­fi­cie. Es lo que orig­i­nal­mente hace el indí­ge­na errante en esas zonas del remo­to ter­ri­to­rio larense. Los pet­rogli­fos jun­to a las piezas de arcil­la, con­sti­tuyen el tes­ti­mo­nio de una cul­tura y arte de lo visu­al cul­ti­va­do por nue­stros habi­tantes pre­his­páni­cos en el mar­co de aquel inmen­so ter­ri­to­rio pobla­do por una diver­si­dad de etnias.

Los indi­cios de esta cul­tura han sido local­iza­dos en varias zonas del esta­do Lara. Entre los hal­laz­gos se cuen­ta con los de munici­p­ios Urdane­ta, Tor­res, Cre­spo y Jiménez. Los más numerosos son los local­iza­dos en Urdane­ta hechos por indí­ge­nas aya­manes creadores tam­bién de la dan­za agraria Las Turas.

En su libro la Enci­clo­pe­dia Larense Rafael Simón Sil­va Uzcátegui rev­ela que en los alrede­dores de Curarigua, Par­ro­quia Anto­nio Díaz, Tor­res, exis­ten varias cuevas en cuyo inte­ri­or son apre­cia­bles pin­turas rupestres.  En Curarigua hab­it­a­ban los rebeldes indios kedich­es sus autores. Para some­ter­los los con­quis­ta­dores españoles debieron recur­rir a la violennacia.

Se tra­ta de dibu­jos de diver­sos motivos labra­dos en piedras al aire libre y no en cuevas. Ello con­fir­ma su condi­ción de hom­bre en con­tac­to direc­to con la nat­u­raleza a la que pre­tendía dom­i­nar con su inteligen­cia. En estas embri­onar­ias pin­turas es man­i­fiesto su cos­mo­visión del uni­ver­so, dios­es, ambi­ente inmedi­a­to, for­mas de ser, activi­dades diarias y relación con los otros hom­bres. Con­sti­tuyen un espe­jo de su entonces lim­i­ta­do quehacer.

  Pet­rogli­fo de Tumaque, Dua­ca esta­do Lara

Los de Tumaque, Crespo

Entre los encon­tra­dos en Tumaque, munici­pio Cre­spo uno se ase­me­ja a un ros­tro humano de for­ma pro­saica por la acen­tuación de las líneas. Pre­sen­ta ras­tros de cier­ta gra­cia pese a las volu­mi­nosas dimen­siones del dibu­jo con propen­sión a lo cir­cu­lar. Así mis­mo pro­nun­ci­adas líneas rec­tas, ondu­lares y hor­i­zon­tales cruzadas. El dato es que su perímetro es tam­bién el del bosque al aire libre rev­e­lador del con­tac­to direc­to con la flo­ra y la fauna.

Val­or cultural

En apari­en­cia son gara­batos que ron­dan lo ingen­uo. Pero guardan la pro­fun­di­dad de un ser humano sen­si­ble y pen­sante en la soledad y silen­cio de la vir­gen nat­u­raleza donde se desen­volvía sin bor­des ter­ri­to­ri­ales cuan­do era un ser seden­tario. Son una prue­ba de un mun­do ágrafo con su lengua­je visu­al de un ser humano que, pese a su condi­ción de sal­va­je, fue capaz de inven­tar for­mas de expresión.

Lo hace con ple­na lib­er­tad sin ceñirse pre­vi­a­mente a tradi­ciones, nor­mas o reglas. Sim­ple­mente se expre­sa con su visión de la real­i­dad que lo condi­ciona. Su alto val­or rev­ela que el hom­bre pre­colom­bi­no de estas tier­ras dis­eñó dis­tin­tos motivos. La may­or y con­tun­dente evi­den­cia de un arte plás­ti­co que pre­cedió a las pin­turas colo­niales surgi­da en 1686 en El Tocuyo con el céle­bre Pin­tor del Tocuyo.

Negar su aporte artís­ti­co es hac­er­les com­parsa a las teorías euro­cen­tris­tas que colo­can en situación de minus­valía al hom­bre amer­i­cano en el ter­reno cul­tur­al. Arte que deben cono­cer las nuevas gen­era­ciones sobre nue­stro pasa­do históri­co y cul­tur­al que nos per­mite enten­der mejor el presente.

Foto de por­ta­da: Pet­rogli­fos local­iza­dos en el Par­que Nacional Tere­paima, munici­pio Palave­ci­no del esta­do Lara

CorreodeLara

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