Los primeros constructores de aviones en Venezuela
Alejandro Irausquín
Ing. Aeronáutico, IUPFAN 1991
Miembro de LAAHS
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La visita del aviador Frank E. Boland a Venezuela, entre Septiembre de 1912 y Enero de 1913, la de los aviadores William Knox en Diciembre de 1913 y Cecil Peoli en Abril de 1914, las noticias aeronáuticas provenientes de EUA y de Europa, y de la mismísima ‘Gran Guerra’ en Europa, influyeron en algunos venezolanos, quienes pusieron su mente en el aire.
Dos oficiales militares, Luis Camilo Ramírez en 1912 y Carlos Meter Baldó en 1917, se convertirían en pilotos, los primeros del país, en Francia y Alemania respectivamente; mientras que dos civiles, Manuel Anzola y Arturo Iribarren Arrivillaga, se convertirían en los primeros constructores de aviones de Venezuela, ambos del estado Lara, entre 1917 y 1920.
Sucedió que durante el tour de Boland, la ciudad de Barquisimeto no formaba parte del mismo. Mas alentados por las noticias provenientes de la Capital y desde Carabobo, el gobierno regional, la cooperativa de agricultores, y la colectividad, reunieron dinero suficiente para costear los gastos de una invitación a Boland, quien vía tren se traslada hasta Barquisimeto desde Tucacas, a donde luego retorna para continuar vía Maracaibo.
Multitudes de toda la ciudad de Barquisimeto y de todas las regiones del estado Lara concurrieron para presenciar, el día 3 de Noviembre, los dos vuelos efectuados por Boland en esta ciudad. La emoción fue tal, que el día concluyó en una celebración en el Teatro Juárez.
Estos vuelos, dejaron una clara huella, inicialmente en Barquisimeto, y posteriormente en Maracaibo, ciudad esta última de donde surgirían los primeros pilotos civiles del país. De la primera, surgirían los primeros constructores:
Manuel Anzola
Se tiene noticia que en 1917, Manuel Anzola, en compañía de Efraín Carrasco, construyó en Barquisimeto [otra fuente cita Carora] un avión basado en el monoplano Bleriot XI diseñado y construido por el francés Louis Bleriot, quien se había hecho mundialmente famoso al cruzar el Canal de la Mancha en 1909; y a la vez similar al avión ‘Sau Paulo’ de Dimitri Lavaud, que habría sido el primero en volar en Brasil y toda Latinoamérica.
Se desconoce con certeza la base técnica y practica sobre la cual Anzola construyó y volaría su avión. Es sumamente probable que haya adquirido alguno de los libros o juegos de planos que se comercializaban en las distintas revistas americanas y europeas sobre aeronáutica, dada la alta popularidad del modelo XI. La aventura aeronáutica de Anzola quedó registrada en diversos artículos del diario “El Impulso” de Barquisimeto.
En un artículo publicado el 10 de abril de 1917, titulado “La Aviación en Barquisimeto”, se podía leer: “Desde hace días, mediante concienzudos trabajos viene el Sr. Manuel Anzola, construyendo un aeroplano con maderas apropiadas, traídas especialmente de las montañas del Distrito Quibor. El Sr. Anzola nos ha mostrado casi todas las piezas del aparato, construidas por el mismo y trazadas según el modelo 11, que era uno de los más modernos. Entre las partes ya terminadas hemos visto un ala del pájaro mecánico, la cual mide como siete metros de longitud.”
“Una vez concluido el aparato, el amigo Anzola se encontrará seguramente con la dificultad de obtener un motor, y es entonces cuando no ha de faltar la protección de todos los larenses, para la feliz terminación de esta obra que marcará época en los anales de la aviación venezolana, y ya que el joven Anzola es un aventajado mecánico, que se ha consagrado con tesón al estudio de esta ciencia, no es aventurado augurarle un buen éxito en la arriesgada empresa que ha iniciado”.
La “Nota de Actualidad” del 27 de agosto de 1917, titulada “El Aeroplano”, se podía leer: “Trabaja en su taller mecánico Manuel Anzola, inteligente y afanoso, con fe inquebrantable en el éxito, en la construcción del monoplano, y venciendo dificultades y saltando obstáculos, ya la grandiosa visión de Anzola va a ser realidad”.
En un artículo del 4 de enero de 1918, titulado “La aviación en Lara”, se podía leer: “El Sr. V. Pinto Arce, ingeniero y aviador chileno y el industrioso mecánico larense Manuel Anzola, este último inventor de un modelo de aeroplano que ya tiene casi construido y recientemente perfeccionado con la anuencia y dirección del primero” … “han tenido la colaboración espontánea de la ciudadanía barquisimetana para costear el motor cuyo valor aproximado es de Bs. 4.500 y tienen el deseo de que en la ciudad de Carora también los ayuden voluntariamente con una subscripción para la terminación del aparato que quedará construido en 25 días más para poder continuar la obra de lo que carece el Sr. Anzola, tan laborioso como contraído. Para recoger los fondos en la ciudad de Carora quedaron comisionados los señores Gral. Froilán R. Álvarez, Dr. J. M. Zubillaga Perera y José Herrera Oropeza. Continuarán su gira por El Tocuyo para recolectar fondos”.
Otros tres artículos de “El Impulso” de los cuales no se posee el texto son los del 24 de abril (pag. 3, línea 2) y del 6 de septiembre (pag. 3, línea 3) de 1917, y del 4 de enero de 1918 (pag. 3, línea 1), todos sobre la “Construcción de un avión en Barquisimeto”, los cuales se aspira poder ubicar.
El avión de Anzola fue construido en el patio de su casa, equipándolo con un motor de automóvil. Más al terminarlo no pudo sacarlo así que tuvo que desarmarlo y armarlo de nuevo fuera de la vivienda. Sus intentos de vuelo se vieron frustrados por diversos motivos, háyase debido a su inexperiencia como aviador o a defectos en el diseño y manufactura del aparato, no logrando elevarse. Pero esos no eran los únicos obstáculos que tenía que enfrentar el aspirante a aviador.
Anzola, al igual que ocurriría después con Iribarren, se topó de frente con el militarismo del Gobierno de Juan Vicente Gómez. Gómez le tenía temor a los aviones, más aun considerando el precedente de William Knox, quien había volado en Venezuela, y que en 1915 contratado por Emiliano Zapata y Pancho Villa, atacó las tropas del gobierno mexicano. Gómez además prohibía toda iniciativa privada. Mientras esperaban concluir el avión, se les prohibió volar el aeroplano so pena de ir presos.
Luego de este fallido intento Anzola se mudó a Duaca y construyó un planeador el cual volaría con éxito. Así aparece reseñado en un artículo de “El Impulso” del 4 de diciembre de 1922 (pag. 4, línea 1), titulado “Planeador de Manuel Anzola”.
Arturo Iribarren:
Según una de las pocas fuentes disponibles sobre este también larense, en 1920 Arturo Iribarren Arrivillaga se habría convertido en el primer Venezolano en volar en territorio Venezolano, y además en un avión de construcción propia. Arturo A. Iribarren, biznieto del General Juan Guillermo Iribarren, fue el primer aviador venezolano egresado de la Academia Eagle Aviation School, de New York, en la 1rea Promoción de Aviación Militar e Ingeniería Astronáutica, en el año de 1918.
Esto lo convertiría en el tercer venezolano en recibir instrucción como aviador, luego de Luis Camilo Ramírez Rivas en 1912 y Carlos Meyer Baldó en 1917. Los anuncios de la Eagle Aviation School, fundada por W. Knox Denhan y otros dos aviadores y mecánicos, todos ex pilotos del Royal Flying Corps y veteranos de la Primera Guerra Mundial, que tenía su campo de vuelo en Farmingdale, Long Island, decían “¡La aviación es la industria del futuro!”.
Y así lo asumió Iribarren Arrivillaga, quien regresó al país dispuesto a construir su aeroplano. Habiendo cumplido los requisitos del curso de 5 semanas, Arturo A. Iribarren recibió su certificado, para luego regresar a Venezuela.
En un artículo de una Revista Elite de 1962, publicado a los cuatro años de la muerte de Iribarren, apodado “El Sapo” por su contextura, se reseña que “Dos años después (de su graduación, 1920) conmovía también a los pacíficos habitantes de la ciudad de los crepúsculos, Barquisimeto, en un avión biplano ensamblado en su propio taller”, hecho en “en metal, madera y lona”, más no se muestra fotos del avión terminado, más si una foto de un semi-ala sin entelar y dos hélices.
Igualmente se reseña que “Por su rebeldía en no obtener licencia fue preso por el gobierno de Gómez, a quien le disgustaba ese hombre volando en ‘ese bicho’ por el cielo larense”. Por los momentos esta es la única referencia de la cual disponemos de que Iribarren efectivamente voló en su propio aeroplano. Otras fuentes precisan que corrió una suerte igual a la de Anzola: Mientras esperaba el motor, a través de un enviado llegó la orden de Gómez, que si se atrevía a volar ya sabía a dónde iba ir a parar. De nuevo se prohibió volar el aeroplano so pena de ir preso. Y así habría sucedido con Iribarren, por continuar con la construcción de su avión.
El avión construido por Arturo Iribarren se asemejaba a un Biplano Curtiss JN (Jenny), el cual fue introducido en EUA en 1915 y que servía como entrenador para los pilotos norteamericanos y canadienses. Sin embargo, en esta foto de la aeronave de Iribarren, esta aparenta haber sido monoplaza.
Es bastante probable que Iribarren haya basado su diseño y construcción además de en los conocimientos adquiridos en la academia, en información las revistas aeronáuticas de la época, tales como ‘Air Age’ de Nueva York, en la cual salían publicados los anuncios de la Eagle Aviation School, y las cuales con frecuencia incluían diagramas detallados de 3 vistas e incluso planos de construcción de aeronaves enteras.
Creada en Maracay la Escuela de Aviación Militar, para enero de 1921 al llegar definitivamente la misión militar francesa, Arturo Iribarren se incorpora en un segundo grupo de alumnos. Como aspirantes a pilotos aparecen en la lista el subteniente Manuel Ríos, Prisco Heur Lares, Miguel Rodríguez, Vicente Landaeta, Atilio Sánchez, Luis Altuna, Evencio Pulgar, Arturo Iribarren, Antonio María Villegas y Juan M. Montesinos.
Estuvo entre los primeros en hacer su solo, y en obtener su brevet provisional. Se tiene registro de que sufrió un accidente durante este periodo en un vuelo solo en un Caudron G.III de la EAM, el 9 de septiembre de 1921, en el Campo de Aviación de Maracay, resultando herido. Se desconoce si hizo carrera en el ejército.
Hasta su muerte en 1958 fue miembro distinguido del Aeroclub de su ciudad natal. Hoy día, los miembros del Aeroclub de Barquisimeto que han sido consultados desconocen su nombre y legado. Para la fecha de su muerte, en la calle Lara, N°88, de Barquisimeto, Estado Lara, una cantidad de textos de aviación, hélices, fuselajes, estructuras y planos, esperaban el reconocimiento nacional. Hoy día, y desde hace más de una década, en esa dirección existe un local de Farmatodo.
Arturo “El Sapo” Iribarren Arrivillaga, flanqueado por personal del Aeroclub de Barquisimeto, frente a una avioneta Cessna.
Vaya mi agradecimiento a los Srs. Cap. (AC) Cesar Jara Soteldo, Fabian Capecchi, Alfredo Schael, Gustavo A. Valero, Antonio J. Mendoza, Dario Silva y Martin Wienert, por su invaluable contribución y aportes para la elaboración del presente artículo.
Fuentes: http://www.geocities.ws/dc-tachira/pioneros2.html
‘El Primer Aviador Venezolano’ Revista Elite, 1962, Artículo de L.R.
https://www.facebook.com/groups/125435283909/
Archivo de Aviación Venezolana en Retrospectiva. Libro ‘Barquisimetaneidad, personajes y lugares…’ Don Raúl Azparren, año 1978. Libro ‘Vuelo hacia el pasado: historia de los inicios de la aviación en Venezuela’ Alfredo Vélez Boza, año 1992. Libro ‘Historia de la Aviación Mundial’ 2da Ed. José Gregorio Mendoza S. 1985.