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María Pastora Virgüez Carmona: La mujer venezolana siempre sale adelante pese a las circunstancias

La maes­tra María Pas­to­ra Vir­guez Car­mona ha for­ma­do una gran famil­ia en valores 







Al despun­tar la
auro­ra,
ya la maes­tra María Pas­to­ra Virgüez Car­mona, emprendía el camino a pie,
des­de la car­retera nacional has­ta el col­ori­do pobla­do de Boro San­ta Tere­sa, en el munici­pio Morán.

Cor­rían los años
60, en una Venezuela rur­al, “donde los días no eran tan apresura­dos como hoy en
día”, comen­ta la hoy orgul­losa docente con un dejo de timidez. 
Escuela Nacional Grad­u­a­da Bar­ba­coas 1964. De pie de la tercera 
de izquier­a­da a derecha, desta­ca la maes­tra María Pas­to­ra Virguez
Venía de
Bar­quisime­to, comen­ta ocul­ta detrás de sus intere­santes gafas, bar­rig­o­na de
Ludy, la may­or de tres her­manos, y me baja­ba con difi­cul­tad de un camión para
empren­der una ard­ua cam­i­na­ta de siete kilómet­ros has­ta la Escuela Nacional
Grad­u­a­da Bar­ba­coas, en donde impartía conocimien­tos a una matrícu­la de 48
escolares.
Describe con
nos­tál­gi­ca expre­sión, que muchas veces, ya con la niña en bra­zos, recortaba
camino entre los cañav­erales, brin­can­do bucos y con el bar­ro has­ta los
tobil­los. Así tran­scur­rió una década.

Estre­naron
la escuelita

Se lev­anta­ba con
los primeros can­tos del gal­lo, para
salir a la aveni­da y esper­ar “el camión” un rús­ti­co que la deja­ba en la puerta
de la Hacien­da Santa
Teresa.
María Pas­to­ra en edad juvenil

A los 20 años,
María Pas­to­ra, por “vueltas que da la vida” y luego de hac­er muchas suplencias
en plante­les locales, llegó a Boro, con la licen­cia de maes­tra tit­u­lar, con un
suel­do de Bs 332 mensuales.

‑Nosotros
estre­n­amos esa escueli­ta, y con mís­ti­ca for­mamos a los niños de la zona, muchos
hoy son pro­duc­tores, otros pro­fe­sion­ales y ejem­plares padres de famil­ia, reseña
sum­i­da en sus recuerdos.
Sin hac­er esfuerzo
para inmor­talizar el hecho, a pesar de sus casi 71 años, María Pas­to­ra relata
que durante el largo recor­ri­do en el trans­porte, antes de lle­gar a un antiguo
puente de la car­retera, hacía que el con­duc­tor se detu­viera para atravesarlo
cam­i­nan­do, y luego abor­dar­lo nue­va­mente, “por miedo a que se cay­era debido al
peso, más no venía sola”.


Nati­va de
Barquisimeto
María Pas­to­ra llegó
al mun­do el 31 de julio de 1941, en la Mater­nidad, muy cer­cana a la Igle­sia San Juan.
Su mat­ri­mo­nio en 1965

De padres crespenses:
José Marceliano Virgüez y Rosa Elvi­ra Car­mona, “pero por cir­cun­stan­cias de la
vida me cri­aron unos pari­entes, aunque estoy pro­fun­da­mente agrade­ci­da con mi
mamá, aunque desconoz­ca los motivos de impedir creciera a su lado”.

Arraigada
tradición

“Me llamaron
Pas­to­ra como prome­sa por mi sano nacimien­to”, ríe con grat­i­tud, mostran­do su
ate­so­ra­da colec­ción de fig­uras de nuestra 
Excel­sa Patrona Div­ina Pastora.
Aman­sia de Rivero,
fue su primera maes­tra, remem­o­ra lúci­da adi­cio­nan­do que estudió en varias escuelas
y su bachiller­a­to lo real­izó en el Insti­tu­to Miguel José Sánz, de donde egresó
en 1962, con hon­ores como maes­tra normalista.
Sat­is­fecha con la
vida y con la famil­ia que for­mó, María Pas­to­ra con­cluye remar­can­do que “la
mujer vene­zolana siem­pre sale ade­lante a pesar de cualquier circunstancia”.

Texto, foto y
reproducciones:

Luis Alberto Perozo
Padua

CorreodeLara

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