Miranda y el nieto del presidente John Adams preso en Venezuela
Efraín Acevedo
Historiador
Uno de los mejores amigos de Francisco de Miranda fue un coronel del Ejército estadounidense, William Stephens Smith; estaba casado con Abigail Adams Smith, nada menos que una de las hijas de John Adams, el que fuera el segundo Presidente de los Estados Unidos de América.
Antes de dejar la presidencia, Adams “enchufó” a su yerno en un importante cargo en la Aduana del puerto de Nueva York; desde ese cargo Smith apoyó los planes de Miranda de invadir Venezuela para iniciar una rebelión para independizarla de España.
Smith consiguió dinero de un empresario para comprar barcos y armas, y contratar combatientes mercenarios para ponerlos a las órdenes del generalísimo, pero además, cuando Miranda zarpó con su expedición, Smith envió a su hijo, William Steuben Smith, a acompañar a su amigo; el muchacho tenía apenas 19 años de edad en ese momento.
Como es sabido, el 28 de abril de 1806 la expedición es interceptada en Ocumare de la Costa por barcos de guerra españoles que capturan dos de los navíos invasores, mientras Miranda consigue escapar en el tercero, el Leander.
Entre los hombres hechos prisioneros por los españoles estaba el joven Smith, el nieto del ex-presidente Adams; los prisioneros fueron llevados al Castillo San Felipe, en Puerto Cabello.
Se desató un escándalo internacional porque el nieto de un ex-presidente de Estados Unidos estuviera preso y de acuerdo a las leyes españolas pudiera ser condenado a muerte por piratería.
El embajador de España en Washington le ofreció a Adams interceder para salvar la vida de su nieto, pero el ex-presidente declinó la oferta por honor, para que el joven no tuviera un trato de favor sobre sus compañeros.
Mientras tanto el coronel Smith fue acusado de delitos en Nueva York por violar una ley federal que prohibía a ciudadanos estadounidenses participar en actos de guerra contra países que estuvieran en paz con Estados Unidos.
Finalmente el joven Smith consiguió escapar de la cárcel de Puerto Cabello y salir de Venezuela para volver a su país, pero diez de sus compañeros no tuvieron suerte, y fueron condenados a muerte, ahorcados y sus cuerpos mutilados. Triste epílogo para la aventura del nieto de Adams en Venezuela.