Muerte de Girardot
Basilio Francisco
Biógrafo
Manuel Atanasio Girardot Díaz fue un reconocido héroe de las guerras por la independencia celebradas en Venezuela y en Colombia oportunamente en el siglo XIX
Terminada la Campaña Admirable el 6 de agosto de 1813, Bolívar dispone sus planes sobre Puerto Cabello, bastión realista entonces inexpugnable. De dicho puerto salen las fuerzas de Monteverde, que traban combate el 30 de septiembre con los republicanos.
Al término de la acción, con derrota de los monarquistas, el coronel Atanasio Girardot decide colocar de su mano el tricolor patrio en la cima del cerro de Bárbula como emblema de triunfo. A punto de hacerlo es impactado por una bala enemiga que le quita la vida.
EL NUEVO LEONIDAS
“El coronel Atanasio Girardot ha muerto este día en el campo del honor (…) Nueva Granada y Venezuela le deben en gran parte la gloria que cubre sus armas y la libertad de nuestro suelo. Vencedor en Palacé… llevó por la primera vez el estandarte de la independencia bajo las órdenes del general Baraya. Las circunstancias extraordinarias de esta batalla memorable la harán interesante no sólo al mundo americano, sino a todos los guerreros de la Tierra.
El coronel Girardot osó acometer el ejército enemigo en número de dos mil, con setenta y cinco soldados en el puente del río Palacé. Tacón, el tirano de Popayán no dudaba en subyugar con aquellas fuerzas al extenso país de la Nueva Granada; destinó setecientos hombres para desalojar los defensores del puente; pero el nuevo Leonidas vio perecer antes sus dignos soldados, que ceder un punto al poder de su enemigo.
La fortuna preservó su suerte de la desgracia de sus soldados, que fueron todos muertos o heridos y la victoria más completa premió su esforzado valor y virtud (…) Hasta entonces Nueva Granada no había visto un peligro mayor para su libertad recientemente adquirida (…)
En la actual campaña de Venezuela la audacia y el talento militar de Girardot han unido constantemente la victoria a las banderas que mandaba. (…) Trujillo, Mérida, Barinas y Caracas que perecían bajo el cuchillo o gemían bajo las cadenas respiran libres y aseguradas por los esfuerzos con que él ha cooperado (…) Le han visto buscar…a los ejércitos opresores, vencerlos intrépidamente, desafiando la muerte por libertar a Venezuela. Hoy volaba a sacrificarse por ella sobre la cumbre de Bárbula, y al momento que consumó el triunfo más decidido, terminó gloriosamente su carrera”.