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No existe documentación de la resistencia de la guerrera gayón Ana Soto

 

Juan José Peralta
Periodista


Para el desaparecido Cronista de Barquisimeto Ramón Querales todo cuanto se diga sobre las luchas de la guerrera gayón contra los invasores españoles entre 1618 y 1668 “no son más que especulaciones pues la documentación que lo demuestre no ha sido encontrada todavía” y así lo publicó en el diario El Impulso el 6 octubre de 2014 en su columna semanal Caminito que un día. Es de suponer que comenzó su hazaña bélica a muy temprana edad sin que tampoco sepamos en qué circunstancias o motivaciones concretas”.

Admi­radores de esta hero­ica com­bat­iente, señala el Cro­nista, se molestan cuan­do hemos adver­tido la posi­bil­i­dad de que Ana Soto no haya naci­do en Bobare como has­ta yo mis­mo creo haber­lo afir­ma­do, pero la duda es razon­able si el asun­to se exam­i­na con rig­or y seriedad, con base en ele­men­tos doc­u­men­tales. “Bobare se fundó a finales de 1731 o prin­ci­p­ios de 1732, muchos años después de la muerte de Ana Soto que, debe vol­verse a repe­tir, acae­ció en 1668, más de sesen­ta años después y en tal cir­cun­stan­cia no se puede decir que su lugar de nacimien­to fue Bobare cuan­do éste ni siquiera se pens­a­ba fundar”.

Se dice que Ana Soto nació a fines del año 1500, con lo cual se habría ini­ci­a­do en la lucha con­tra los col­o­nizadores de unos 18 años y supues­ta­mente era sirvien­ta en una hacien­da de españoles has­ta huir al monte donde pron­to lid­eró a unos dos mil guer­reros entre gay­ones y de otros pueb­los en resisten­cia a los con­quis­ta­dores y aunque venían sopor­tan­do pér­di­das, no habían podi­do reducir­los a encomien­das y los hos­tiliz­a­ban con los recur­sos a su alcance. 

Su nom­bre indí­ge­na fonéti­ca­mente seme­ja­ba a Ana Solí o Ana Soto, para su gente Hija de la Tier­ra y el Sol, según lo expre­sa­do en el video “La caci­ca Ana Soto” pro­duci­do por el Cen­tro de Pro­duc­ción Audio­vi­su­al y Radi­al “San Jac­in­to” de la Escuela Comu­ni­taria de Medios por Noraud­is Morán.

En su (Re) Visión y Apuntes para la His­to­ria del Munici­pio Irib­ar­ren de la Colec­ción Cronos del Con­ce­jo Munic­i­pal (1995), Querales escribió que en 1657 se res­i­den­ció en Bar­quisime­to el encomendero de Cocorote Fran­cis­co de Guinea y Muji­ca, en 1666 nom­bra­do lugarte­niente de Gob­er­nador y Capitán Gen­er­al en Bar­quisime­to y dos años más tarde se le comi­sionó “la paci­fi­cación y cas­ti­go de los indios cáma­gos y gay­ones que están alza­dos y rebeldes de las encomien­das de veci­nos de las dichas ciu­dades de Bar­quisime­to, Tocuyo y de las de Caro­ra de esta Gob­er­nación en las mon­tañas de sus contornos…”.

Guinea orga­nizó una expe­di­ción de “varias com­pañías pre­venidas de armas, muni­ciones y bas­ti­men­tos sufi­cientes” cita Querales y refiere que durante cin­co meses el fun­cionario español enfren­tó la dura resisten­cia de cáma­gos y gay­ones, “apre­san­do en los com­bat­es unos doscien­tos de los indios insurrectos”.

Des­de la con­quista, supues­ta­mente, la guer­rera gayón orga­nizó sus ataques con estrate­gias de guer­ril­las, ata­ca­ba por sor­pre­sa, inter­cept­a­ba las comu­ni­ca­ciones, les incauta­ba armas y pro­vi­siones, así durante cin­co décadas, descritas por el  capitán Ramírez en sus cróni­cas españo­las como “un espan­to que se fuga entre los mator­rales para desa­pare­cer entre ellos como cosa del demo­nio. No se le puede seguir el ras­tro porque no deja”. Su esposo, Pedro Mon­ge, tenía la mis­ma rep­utación: “es un espan­to igual que su mujer y se cree que se con­vierte en jaguar”.

Para el Cro­nista “caso sin­gu­lar es el de Ana Soto, pues no es común en la his­to­ria de la lucha de la recon­quista pro­tag­on­i­za­da por los indios vene­zolanos, la par­tic­i­pación de sus mujeres. Lo con­trario, la his­to­ria tradi­cional quiere hac­er creer que la mujer amer­i­cana fue, no sólo com­plac­i­ente sex­ual­mente con el con­quis­ta­dor, sino que aún adop­tó con­duc­tas de abier­ta traición a sus her­manos de raza”.

Según Querales, cáma­gos, gay­ones y otras etnias rebeldes a ellos suma­dos des­de 1618, “poco más o menos des­de cuan­do el gob­er­nador y capitán gen­er­al Fran­cis­co de la Hoz Berríos vis­itó estos ter­ri­to­rios, man­tu­vieron con teson­era vol­un­tad su acción guer­rera durante medio siglo, dirigi­dos prin­ci­pal­mente por Pedro Mon­ge, su esposa Ana Soto y una sob­ri­na de ésta, quienes como pro­duc­to del tra­ba­jo evan­ge­lizador desar­rol­la­do por los misioneros, detenta­ban ya nom­bres cristianos”.

El nom­bre de Ana Soto ha per­maneci­do silen­ci­a­do, según Querales, “porque la his­to­ria que hacen los vence­dores difí­cil­mente resalta el papel de los ven­ci­dos como no sea para pre­sen­tar sus supues­tas con­duc­tas neg­a­ti­vas como jus­ti­fi­cación de los rig­ores, aún los más detesta­bles de quienes, en la con­tien­da, lle­varon la mejor parte o tri­un­faron. Y otro tipo de his­to­ria, que se ali­men­ta solo de inter­preta­ciones cal­cadas de la his­to­ria de los col­o­nizadores, poco interés ha mostra­do en quer­er des­cubrir las coor­de­nadas de una inter­pretación his­to­ri­ográ­fi­ca inde­pen­di­ente, o por lo menos, imparcial”.

Para el Cro­nista, con­s­ta en doc­u­men­tos de la época, aunque no dice cuales, “los guer­reros gay­ones segu­ra­mente coman­da­dos por Ana Soto, incur­sion­a­ban en los llanos y des­de ahí hacía ter­ri­to­rios ocu­pa­dos por las hacien­das y fin­cas de los españoles en el valle del río Tur­bio, en los del Yaracuy y del río Buría e inclu­so hacia El Tocuyo y Caro­ra pues no les era difí­cil  comu­ni­carse con estos lugares des­de sus pop­u­losos aposen­tos del munici­pio Morán, al sur de El Tocuyo al norte del esta­do Por­tugue­sa y al este de Trujillo”. 

“Como no ten­go las prue­bas con­tun­dentes que me lo demuestren sin ningún género de dudas, no lo puedo afir­mar pero solo con los indi­cios ano­ta­dos, me atre­vo a sospechar que Ana Soto, jefa gayón, nació, se crió y guer­reó con sus cuar­te­les en la zona de Arau­re des­de donde incur­sion­a­ba por todos estos ter­ri­to­rios cuyo cen­tro, para el siglo XVII, era Bar­quisime­to y que, refu­gia­da hacia Bobare y luchan­do con­tra ellos, los españoles la per­sigu­ieron has­ta cap­turar­la en 1668”,

Según los pro­mo­tores de sus haz­a­ñas, fue eje­cu­ta­da el 6 de agos­to por empalamien­to, méto­do de eje­cu­ción donde la víc­ti­ma es atrav­es­a­da con una esta­ca por un costa­do, el rec­to, la vagi­na, la boca, o cualquier parte del cuer­po y en Venezuela, como reivin­di­cación de su lucha por la lib­er­tad y la defen­sa de sus tier­ras, se insti­tuyó esta fecha como el Día del Empalamiento.

En una írri­ta y cues­tion­a­da “con­sul­ta”, el gob­ier­no munic­i­pal de Irib­ar­ren aca­ba de impon­er­le a la par­ro­quia Juan de Vil­le­gas el nom­bre de la guer­rera Ana Soto, susti­tuyén­do­lo cuan­do la gente de esta pop­u­losa enti­dad local más requiere y nece­si­ta son ser­vi­cios públi­cos efi­cientes, trans­porte, agua, seguri­dad, elec­t­ri­ci­dad per­ma­nente, escue­las con sus respec­tivos pro­gra­mas de ali­mentación, gas y mer­ca­dos pop­u­lares bien fun­cionales para adquisi­ción de ali­men­tos a pre­cios decentes y sin espec­u­ladores, además de espa­cios públi­cos para la for­ma­ción cul­tur­al y la recreación.

Las elec­ciones con­sti­tuyeron una burla para la gente a quienes pre­sion­aron a votar y chan­ta­jear con el car­net de la patria para el con­trol social por las cajas clap, las pen­siones y los bonos del populismo.

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

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