Crónicas

Parte de Guerra en Carabobo

Douglas Zabala
Historiador y escritor

El día pre­vio a la Batal­la de Carabobo, Miguel de la Torre y Simón Bolí­var, pasaron revis­tas a sus tropas y pertre­chos mil­itares; a con­cien­cia de que ese encon­tron­a­zo, incli­naría la bal­an­za de una Guer­ra de Inde­pen­den­cia que, ya llev­a­ba una déca­da sin definir quienes serían los ven­ci­dos o los vencedores.

El Bolí­var que ese día amaneció en Carabobo, aren­gan­do a sus guer­reros, ya no era el sol­da­do bisoño der­ro­ta­do en el Fortín Solano de Puer­to Cabel­lo; por eso, con­sciente de lo que se avecin­a­ba, antes de ini­cia­rse la lucha, dividió sus fuerzas en tres cuerpos.

 

Simón Bolí­var y José Anto­nio Páez

El que lid­er­a­ba José Anto­nio Páez, inte­gra­do por los batal­lones Bravos de Apure y los Cazadores Británi­cos. El segun­do coman­da­do por Manuel Cedeño, for­ma­do por los batal­lones Tiradores y Var­gas, además de un escuadrón de caballería.

El ter­cero, estu­vo bajo las órdenes de Ambro­sio Plaza y con­sti­tu­i­do por 4 batal­lones de infan­tería. Los real­is­tas lograron reunir 4.000 sol­da­dos. El ban­do patri­o­ta lo forma­ban unos 10.000 hom­bres, inte­gra­dos por 7.000 infantes y 3.000 jinetes. Ese día la patria tronó en victoria.

Uniforme de oro

En su auto­bi­ografía, José Anto­nio Páez, nos cuen­ta las vicisi­tudes que tuvieron que pasar en la Batal­la de Carabobo. Nue­stros patri­o­tas en más de una opor­tu­nidad demostraron el arro­jo que los hizo mere­ce­dor de ser coman­da­dos por su gen­er­al Simón Bolívar.

“Con­tin­uóse la pelea, y vien­do que ya esta­ban esca­sos de car­tu­chos, les mandé car­gar la bay­o­ne­ta. Entonces ellos, el Batal­lón de Apure y dos com­pañías de tiradores, man­da­dos por el hero­ico coman­dante Heras, obligaron al fin al ene­mi­go a aban­donar la emi­nen­cia y tomar nuevas posi­ciones en otra inmedi­a­ta que se hal­la­ba a la espalda.

 

De allí envió a nues­tra izquier­da una com­pañía de la Guardia de Hon­or, man­da­da por el capitán Juan Ángel Bra­vo, quienes lograron rec­haz­ar­los y con­tin­uó batién­dose con la caballería ene­mi­ga por su espalda.

Este ofi­cial, Bra­vo, luchó con tal bravu­ra que se veían después en su uni­forme las señales de catorce lan­za­zos que había recibido en el encuen­tro, sin que fuese heri­do, lo que hizo decir al Lib­er­ta­dor que merecía un uni­forme de oro”.

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

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