CrónicasTodas Las Entradas

¿Pérez Jiménez ordenó bombardear Costa Rica? 

Efraín Jorge Acevedo
Historiador

Marcos Pérez Jiménez ordenó una inter­ven­ción mil­i­tar clan­des­ti­na para ayu­dar a der­ro­car al gob­ier­no de Cos­ta Rica en un episo­dio históri­co descono­ci­do para la inmen­sa may­oría de los venezolanos.

Para enten­der este par­tic­u­lar suce­so, hay que cono­cer el con­tex­to históri­co de Cos­ta Rica en el que se pro­du­jo aquel acon­tec­imien­to; Rafael Ángel Calderón Guardia fue pres­i­dente de Cos­ta Rica durante cua­tro años, des­de el año 1940 has­ta 1944.

 


Gen­er­al Mar­cos Pérez Jiménez, dic­ta­dor de Venezuela

 

 

 

 

 

 

 

Calderón, con­sid­er­a­do uno de los per­son­ajes más impor­tantes de la his­to­ria costar­ri­cense, fue un médi­co y políti­co que pertenecía al Par­tido Repub­li­cano Nacional, un par­tido que era cat­a­lo­ga­do de derecha en esa época. Calderón fue pre­cur­sor del social­cris­tian­is­mo en Cos­ta Rica y su influ­en­cia políti­ca era tan poderosa que fundó una cor­ri­ente ide­ológ­i­ca denom­i­na­da Caldero­nis­mo, que sería una de las dos grandes fuerzas políti­cas en el país por el resto del siglo XX.

Pero Calderón gob­ernó durante la Segun­da Guer­ra Mundi­al y en ese con­tex­to no era tan raro que gob­er­nantes de derecha ali­a­dos de los Esta­dos Unidos con­tra la Ale­ma­nia Nazi hicier­an alian­zas con fuerzas comu­nistas, y eso hizo Calderón alián­dose con el comu­nis­mo costar­ri­cense, cosa que aprovechó para impul­sar refor­mas sociales para que el Esta­do brindara apoyo y pro­tec­ción a las clases pop­u­lares. Pero esa alian­za con­tra natu­ra entre la derecha social­cris­tiana y el comu­nis­mo tam­bién gen­eró ten­siones y rec­ha­zo de algunos sectores.

Rómu­lo Betan­court. S/f. Fotografía de Leo Matiz. Archi­vo Fotografía Urbana

El suce­sor de Calderón en la Pres­i­den­cia fue un com­pañero de par­tido suyo y ali­a­do cer­cano, por lo que el sigu­iente gob­ier­no con­tin­uó sus políti­cas, incluyen­do la alian­za con los comunistas. 

Y en las elec­ciones pres­i­den­ciales de 1948, Calderón lanzó su can­di­datu­ra para volver a ser pres­i­dente; pero la cam­paña elec­toral estu­vo mar­ca­da por acusa­ciones mutuas del gob­ier­no y de la oposi­ción de estar preparan­do un fraude elec­toral, y cuan­do se pro­du­jeron los comi­cios ambos ban­dos se procla­maron ganadores, lo que final­mente causó el estal­li­do de una Rev­olu­ción o guer­ra civ­il, de la lla­ma­da Guer­ra Civ­il de Cos­ta Rica de 1948 o Guer­ra del 48 o Rev­olu­ción del 48. 

Final­mente, los rev­olu­cionar­ios tri­un­faron y tomaron el poder, y Calderón tuvo que huir y exil­iarse primero en Nicaragua y luego en México.

El líder de la Rev­olu­ción tri­un­fante era el empre­sario y políti­co José Figueres Fer­rer, que fue el otro gran per­son­aje históri­co del país en el siglo XX; Figueres rep­re­senta­ba al social­is­mo democráti­co mod­er­a­do o socialdemoc­ra­cia, y fundó la cor­ri­ente ide­ológ­i­ca del Lib­era­cionis­mo que se con­vir­tió en la otra gran fuerza políti­ca costar­ri­cense frente al Calderonismo.

Un aspec­to impor­tante de la lle­ga­da al poder de la Rev­olu­ción del 48, fue que Figueres elim­inó el Ejérci­to de Cos­ta Rica, lo que con­vir­tió a Cos­ta Rica en el primer país lati­noamer­i­cano que no tenía Fuerzas Armadas; para reem­plazar al Ejérci­to elim­i­na­do, se creó una Policía de carác­ter legal civ­il pero de nat­u­raleza para­mil­i­tar o mil­i­ta­riza­da, la Guardia Civ­il de Cos­ta Rica (actual­mente lla­ma­da Fuerza Públi­ca de Cos­ta Rica)

Figueres Fer­rer pre­tendía lid­er­ar un movimien­to region­al caribeño y lati­noamer­i­cano para der­ro­car a todas las dic­taduras mil­itares que había en ese momen­to en los país­es de la región, y como parte de ese proyec­to cuan­do Figueres se con­vir­tió en pres­i­dente de Cos­ta Rica en 1953, comen­zó a dar ayu­da a las fuerzas políti­cas que se oponían a esas dic­taduras, espe­cial­mente a las fuerzas socialdemócratas. 

A una de esas fuerzas a las que brindo apoyo Figueres Fer­rer fue Acción Democráti­ca (AD) de Venezuela, que esta­ba luchan­do des­de la clan­des­tinidad con­tra el rég­i­men de Mar­cos Pérez Jiménez; Figueres tenía una amis­tad con Rómu­lo Betan­court, y le agradecía el apoyo que recibió de él, durante el Trienio Ade­co (1945–1948), para orga­ni­zar su Revolución.

Cos­ta Rica se con­vir­tió en un refu­gio y cuar­tel de opera­ciones para el exilio ade­co, y des­de allí se plan­i­fi­ca­ban las acciones sub­ver­si­vas de AD con­tra el gob­ier­no de Pérez Jiménez. La diri­gen­cia de AD en Cos­ta Rica llegó a com­prar y alma­ce­nar armas en ese país con la ayu­da de Figueres, con la inten­ción de lan­zar incur­siones guer­rilleras en Venezuela; inclu­so Car­los Andrés Pérez lle­garía a nar­rar años después que, en aquel entonces, en su condi­ción de sec­re­tario de Betan­court, él entra­ba y salía del Pala­cio Pres­i­den­cial de Cos­ta Rica a toda hora, “como Pedro por su casa”.

Por esta razón Pérez Jiménez se unió a una alian­za for­ma­da por otros gob­er­nantes mil­itares, especí­fi­ca­mente por Anas­ta­sio Somoza Gar­cía de Nicaragua, Rafael Leónidas Tru­jil­lo de Repúbli­ca Domini­cana y Car­los Castil­lo Armas de Guatemala; el obje­ti­vo común era der­ro­car a Figueres Fer­rer y para ello darían apoyo a Rafael Ángel Calderón Guardia. 

Un efec­ti­vo del gob­ier­no revisa una tan­que­ta aban­don­a­da por los rebeldes

Calderón for­mó un ejérci­to o mili­cia de exil­i­a­dos costar­ri­cens­es, que fue arma­do y entre­na­do por los cua­tro gob­ier­nos mil­itares ali­a­dos; Pérez Jiménez envió carga­men­tos de armas des­de Venezuela para armar a las fuerzas caldero­nistas que esta­ban en ter­ri­to­rio nicaragüense. 

Ataque venezolano

El 12 de enero de 1955 las fuerzas de Calderón cruzaron la fron­tera e ini­cia­ron la invasión, que pasaría a la his­to­ria como la Invasión de Cos­ta Rica de 1955. Los rebeldes caldero­nistas tomaron Ciu­dad Que­sa­da, en el norte de Cos­ta Rica, mien­tras el gob­ier­no costar­ri­cense mov­i­liz­a­ba a sus fuerzas poli­ciales, a la Guardia Civ­il, y a gru­pos para­mil­itares de par­tidar­ios del gob­ier­no, para enfrentarse a los invasores. 

El gob­ier­no de Figueres Fer­rer denun­ció que aviones mil­itares vene­zolanos envi­a­dos por Pérez Jiménez despe­ga­ban des­de Nicaragua lle­van­do refuer­zos humanos, arma­men­tis­tas y de víveres a los sub­l­e­va­dos inva­sores en ter­ri­to­rio costar­ri­cense. Peor aún denun­cia­ron que aviones de com­bate vene­zolanos atac­aron con fuego de metral­la varias ciu­dades de Cos­ta Rica; la propia cap­i­tal del país, la ciu­dad de San José fue ata­ca­da por un avión vene­zolano, que habría deja­do caer algu­nas bombas.

Los aviones de com­bate vene­zolanos eran AT‑6 de fab­ri­cación esta­dounidense, un avión de hélice de ataque ligero y entre­namien­to, que entró en ser­vi­cio antes de la Segun­da Guer­ra Mundi­al. Los tes­ti­gos ase­gu­raron que los aviones porta­ban la ban­dera de Venezuela y las insignias de la Fuerza Aérea Venezolana.

Según el gob­ier­no costar­ri­cense las fuerzas del gob­ier­no lograron der­rib­ar el avión vene­zolano que ata­ca­ba la cap­i­tal, usan­do arma­men­to antiaéreo.

Esta operación fue la primera y últi­ma vez, has­ta aho­ra, que aviones de com­bate de Venezuela ata­can obje­tivos en ter­ri­to­rio de otro país en el mar­co de una operación béli­ca apoy­a­da por un gob­ier­no venezolano.

El gob­ier­no de Cos­ta Rica denun­ció ante la Orga­ni­zación de Esta­dos Amer­i­canos (OEA) la agre­sión mil­i­tar con­tra su país por parte de Nicaragua y Venezuela.

Mien­tras tan­to, los Esta­dos Unidos se encon­tra­ban en una situación incó­mo­da porque tan­to el gob­ier­no socialdemócra­ta de Figueres como los gob­ier­nos mil­itares de Somoza y Pérez Jiménez eran ali­a­dos suyos con­tra el comu­nis­mo, y sus ali­a­dos se esta­ban matan­do entre ellos.

La Admin­is­tración del Pres­i­dente repub­li­cano Dwight D. Eisen­how­er llev­a­ba meses advir­tien­do a Somoza y Pérez Jiménez que no apro­baría una invasión de Cos­ta Rica por parte de Nicaragua y Venezuela, y que en caso de ocur­rir ayu­daría al gob­ier­no de Figueres para defenderse.

Reunión de la OEA para dis­cu­tir el caso. Revista LIFE

Para com­plac­er y cal­mar a Pérez Jiménez habían pre­sion­a­do a Betan­court para que acep­tara irse de Cos­ta Rica, y le ofrecieron asi­lo en Esta­dos Unidos, lo que acep­tó el líder ade­co, marchán­dose a Puer­to Rico y de allí a los EEUU. Pero obvi­a­mente a Pérez Jiménez no le fue sufi­ciente, y se lanzó al ataque.

El día sigu­iente al ini­cio de la invasión, se reunió en Wash­ing­ton el Con­se­jo de Seguri­dad Nacional de Esta­dos Unidos, el máx­i­mo órgano con­sul­ti­vo en mate­ria de seguri­dad y defen­sa de la super­po­ten­cia amer­i­cana, para analizar la cri­sis y su respues­ta ante ella. El direc­tor de la CIA, Allen Dulles, expresó que la operación lucía como un desas­tre, tan mal orga­ni­za­da y poco coor­di­na­da, y dijo que parecía difí­cil de creer que Nicaragua y Venezuela estu­viesen pre­stando apoyo a lo que parecía ser una operación tan pequeña e ineficiente.

Aviones de un dólar

Cumplien­do su adver­ten­cia, el gob­ier­no de Eisen­how­er entregó arma­men­to anti­aéreo al gob­ier­no de Cos­ta Rica, arma­men­to con el que supues­ta­mente habrían der­rib­a­do al avión vene­zolano en la cap­i­tal. Pero además, en la reunión de la OEA Eisen­how­er apoyó fuerte­mente la apli­cación del Trata­do de Río (el famoso TIAR) para fre­nar la agre­sión patroci­na­da por los gob­ier­nos de Man­agua y Caracas.

Fuerzas del gob­ier­no de Figueres durante los com­bat­es con­tra la invasión

El 16 de enero, luego de encen­di­das dis­cu­siones, el Con­se­jo de la OEA autor­izó la ven­ta urgente de cua­tro aviones cazas de com­bate de Esta­dos Unidos al gob­ier­no de Cos­ta Rica.

Se trata­ba de aviones P‑51 Mus­tang de fab­ri­cación esta­dounidense, aviones de hélice puestos en ser­vi­cio en la Segun­da Guer­ra Mundi­al, y Esta­dos Unidos sólo cobró un pre­cio sim­bóli­co de un dólar por cada uno de los aviones. Las aeron­aves entre­gadas al gob­ier­no de Cos­ta Rica provenían del arse­nal de la Guardia Nacional de Texas.

Con estos aviones se ter­minó de cam­biar el bal­ance de la breve guer­ra civ­il, ya que con ellos el gob­ier­no de Cos­ta Rica bom­bardeó a los rebeldes inva­sores obligan­do a muchos a huir en desorden. 

Por otro lado, el gob­ier­no con­ta­ba con entre 9.000 y 10.000 hom­bres arma­dos, mien­tras los rebeldes caldero­nistas sólo sum­a­ban entre 1.000 y 1.500 hom­bres. En pocos días los rebeldes fueron der­ro­ta­dos y tuvieron que huir a Nicaragua, dejan­do atrás has­ta 58 com­pañeros muertos.

Así ter­minó la aven­tu­ra béli­ca de Pérez Jiménez en el extran­jero, con un rotun­do fra­ca­so para él y sus ali­a­dos. Iróni­ca­mente su ali­a­do costar­ri­cense, el expres­i­dente Rafael Ángel Calderón Guardia, regresó pací­fi­ca­mente a Cos­ta Rica ape­nas tres años después del fra­ca­so de la invasión, en 1958, gra­cias a un nue­vo pres­i­dente en el país, e inclu­so pudo volver a par­tic­i­par en la políti­ca elec­toral, con­sol­i­dan­do así el bipar­tidis­mo costar­ri­cense entre el Caldero­nis­mo y el Par­tido Lib­eración Nacional de Figueres. Para entonces ya Pérez Jiménez había sido der­ro­ca­do y le había toca­do su turno de exiliarse. 

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *