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Petróleo Crudo, el delincuente más buscado en Venezuela

A Jesús Tor­toza Acevedo, 
porque des­de hace sig­los hizo suya esta deslum­brante historia

El sec­re­tario del Despa­cho recibió una lla­ma­da tele­fóni­ca. Le anun­cia­ron que era urgente y que le comu­nicaran al primer man­datario nacional. Eran la una y tan­to de la tarde cuan­do el gen­er­al Isaías Med­i­na Angari­ta lev­an­tó el auric­u­lar en su ofic­i­na de Miraflo­res. Pos­te­ri­or a una larga pausa se escuchó decir al Pres­i­dente: -¡Qué bro­ma! ¡Pobre hom­bre! Vamos a tratar de ayu­dar a la viu­da… Luego col­gó y le dijo a Pedro Sotil­lo, asis­tente de la Pres­i­den­cia: ‑Mataron a Petróleo Crudo. Pedro… ¡Hici­mos todo para ayu­dar­lo, pero ese negri­to era una vaina seria!

Cruz Cres­cen­cio Mejía, alias «petróleo Cruo», era el rey de los ladrones vene­zolanos. Des­de 1928 había gana­do sitio priv­i­le­gia­do en la últi­ma pági­na de todos los per­iódi­cos de cir­cu­lación en Venezuela. Su azarosa vida había ini­ci­a­do en Carú­pano, en donde nació en 1913. Ya a los ocho años este negri­to dís­co­lo que resolvía sus difer­en­cias a puño limpio, era cono­ci­do como Petróleo Crudo.

 

A los 14 años, Cruz Mejía se enroló como mari­no mer­cante en el bar­co de ban­dera amer­i­cana “Red Line”, co-propiedad de la famil­ia Boul­ton. Recor­rió mun­do como marinero y se hizo box­eador en New York, en donde aprendió el idioma. No fue un asesino y según las cróni­cas, lo que rob­a­ba lo com­partía con los nece­si­ta­dos, era una especie de Robin Hood venezolano

Cuan­do la insur­rec­ción estu­di­antil de 1928, ´Petróleo Crudo´ ya había recor­ri­do todo el Litoral Cen­tral roban­do  man­gos y cam­bu­res, tro­pelías que inten­si­ficó en los alrede­dores de la plaza del mer­ca­do de San Jac­in­to. Las cróni­cas ates­tiguan que cier­to día le arrebató diez bolí­vares a un arriero, cer­ca de La Atarraya. 

Cuan­do la policía lo atrapó, como cas­ti­go lo man­daron para la car­retera de La Piña y como uno de los pre­cep­tos favoritos de Juan Vicente Gómez era: «cár­cel no es hotel», entonces los pre­sos tra­ba­ja­ban de sol a sol (des­de las seis de la mañana has­ta las cin­co de la tarde). Así se con­struyeron las mejores y aún vigentes car­reteras y puentes del país.

Un día ´Petróleo Crudo´ le dijo a «Mano de Seda», otro ham­pón de renom­bre: «esta vaina no es pa’ mí» Días pos­te­ri­ores no lo vieron más, lo que supu­so haberse eva­di­do. Tres meses después lo cap­turaron y lo recluyeron en La Rotun­da. Allí pasó una tem­po­ra­da, pero poco después de la muerte de Gómez, le con­mu­taron la pena ale­gan­do que ya había paga­do por su delito.

El 12 de octubre de 1936 lo agar­raron roban­do una joy­ería y lo man­daron al tene­broso Penal de Tacarigua en la isla del Bur­ro del Lago de Valen­cia. Tenía muy pocos días allí cuan­do fin­gió estar enfer­mo de cólera para así ser ais­la­do en un área menos con­tro­la­da: Se lanzó al agua. Tres embar­ca­ciones recor­rieron el lago día y noche. No con­sigu­ieron ras­tro alguno.

Pactó con el diablo

Las autori­dades asum­ieron que ´Petróleo Crudo´ se había ahoga­do. Pasa­do algunos meses, lo apre­hendieron en Bar­quisime­to en donde cometió var­ios robos, esa vez fue a pagar sus fechorías en la cár­cel “Las Tres Tor­res”, pero al poco tam­bién escapó de esa prisión bar­quisimetana. Sigu­ió a Por­tugue­sa y lo cap­tura la Guardia Nacional, para ser  devuel­to a la Isla del Burro.

Sen­ta­do y amar­ra­do de una sil­la metáli­ca, la primera pre­gun­ta que le hicieron los detec­tives encar­ga­dos del inter­roga­to­rio, fue si había tar­da­do mucho para lle­gar a la oril­la, a lo que el negri­to son­rien­do les respondió: «¡Vein­tidós horas, mi capitán, porque había una tem­pes­tad del carajo!».

No pasaron dos meses cuan­do ´Petróleo Crudo´ se escapó de la isla por segun­da vez y lo recap­turaron  ‑a tiros‑, siete meses después. En el expe­di­ente se recal­ca que la segun­da fuga había sido más fácil. Se espec­u­la­ba que Petróleo tenía pacto con el dia­blo. En el mun­do del ham­pona­to lo llam­a­ban «el rey de las fugas». 

En el primer año de gob­ier­no de Med­i­na Angari­ta, el Min­is­te­rio del Inte­ri­or le con­sultó a Fed­eri­co Lan­dae­ta, uno de los primeros jefes de inves­ti­gación del rég­i­men de López Con­tr­eras y quien tuvo que perseguir a ´Petróleo Crudo´ todo el año 37, qué podían hac­er con el rey de las fugas. ‑Meter­lo en una jaula gigante, en lugar de un cal­abo­zo, fue la respuesta. 

El Gob­ier­no sigu­ió el con­se­jo y encar­gó dicha jaula a la empre­sa amer­i­cana Cuny and Com­pa­ny, por un val­or de 20 mil bolí­vares. De su cau­tive­rio era saca­do solo una vez al día, para que lle­vara un poco de sol e hiciera sus necesi­dades fisi­ológ­i­cas. En ese abru­mador esce­nario tran­scur­rieron cin­co meses, lo que hizo que ´Petróleo Crudo´ cam­biara de hábitos. Dedicó sus días de jaula leyen­do lit­er­atu­ra históri­ca, jurispru­den­cia, poesía y nov­e­las, libros que inter­cam­bi­a­ba con el sac­er­dote y los cus­to­dios de aquel correccional.

- ¡Adiós, petróleo!- le gri­ta­ban los pre­sos cuan­do iban al tra­ba­jo. -¡Adiós, her­manos!, ‑le respondía con entu­si­as­mo sin despe­garse de los libros, adicionando‑, pórtense bien. La vio­len­cia sólo engen­dra violencia.

Cor­re­spon­sal encu­bier­to  

Des­de su cau­tive­rio escribía y pub­li­ca­ba en var­ios periódicos

El cro­nista Oscar Yánez, nar­ra que el peri­odista Julio Navar­ro se hizo pasar por un ladrón para así ser envi­a­do a la isla del Bur­ro, úni­ca vía para obten­er una declaración de Petróleo. El reportero escribió: “La jaula lo trans­for­mó. Diez y quince horas leyen­do todos los días. Aquí tri­un­fó la tesis de Luis Alber­to Macha­do. Petróleo leía las obras fun­da­men­tales de los mejores juris­tas del mun­do”. Bajo un seudón­i­mo, el artero caru­panero, comen­zó a escribir en La Esfera y El Uni­ver­sal sobre la refor­ma del Códi­go Penal. Tam­bién pub­li­ca­ba poe­mas en otros rotativos.

El escritor Jesús Tor­toza Aceve­do, rev­ela que en Miraflo­res se intere­saron por la trayec­to­ria de ´Petróleo Crudo´, tras con­tin­u­os cabildeos y pre­siones del padre bene­dicti­no de ori­gen alemán, Anto­nio Leyh, capel­lán del Penal de Tacarigua, lo que con­llevó a que el pres­i­dente Med­i­na Angari­ta lo indul­tara y pos­te­ri­or­mente le regalara a una casa amobla­da en Catia. A su sal­i­da del penal, tra­ba­jó como chofer del coro­nel Sil­vestre Med­i­na,  coman­dante del pre­sidio y pri­mo del gen­er­al Med­i­na Angarita.

Cuan­do Cruz Majía se casó, el 11 de junio de 1942, la primera tar­je­ta de invitación que entregó fue para el pres­i­dente de la Repúbli­ca, pero éste no asis­tió a la boda ale­gan­do la aten­ción de otros asun­tos de Esta­do. No obstante, le envió 300 bolí­vares como rega­lo. El padri­no de bodas fue el min­istro Tulio Chios­sone. Igual­mente, Med­i­na Angari­ta le apadrinó su hija Omaira, todo con el propósi­to de rescatar al osa­do delincuente.

Epílogo de las tropelías

Reti­ra­do de la tur­bu­len­ta activi­dad delic­ti­va, con un tra­ba­jo estable en Inge­niería Munic­i­pal y un salario de ocho bolí­vares diar­ios, la som­bra de su pasa­do se posaría nue­va­mente sobre él, cuan­do fue acu­sa­do de robar una cuan­tiosa for­tu­na de la casa de un acau­dal­a­do com­er­ciante, así como el asalto de un botiquín. Según algunos bió­grafos, se trató de una ven­gan­za plan­i­fi­ca­da por la policía. A tal fin, se estable­ció una sen­ten­cia de ocho años que debía pur­gar en la Cár­cel Mod­e­lo de Caracas. 

El desen­lace de su agi­ta­da exis­ten­cia tuvo lugar el 1° de octubre de 1945, cuan­do ape­nas había cumpli­do 32 años de edad, tras un alter­ca­do con Rafael Cade­nas Lobo, un policía merideño (cha­pa número 350) quien le acertó tres dis­paros: uno en la pier­na que no le impidió desa­tar su furia con­tra el agre­sor, y dos en el abdomen. ´Petróleo Crudo´ fal­l­e­ció declaran­do su inocen­cia de la últi­ma aven­tu­ra que le imputaban.

Recap­tura­do Petróleo crudo en el esta­do Lara-Diario El Impulso

Rela­ciona­dos

 — Páni­co y angus­tia se vivió en Bar­quisime­to aquel 18 de octubre de 1945

 — La demen­cia deveni­da de Dió­genes Escalante acel­eró el golpe a Medina

 — Rómu­lo Betan­court tenía 37 años cuan­do pre­sidió la jun­ta de gob­ier­no en 1945

 

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CorreodeLara

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2 comentarios en «Petróleo Crudo, el delincuente más buscado en Venezuela»

  • Exce­lente reseña. En mis recuer­dos, Petróleo Crudo figu­ra como el primer delin­cuente eti­que­ta­do por la pren­sa como “Ene­mi­go Públi­co Número 1”.

    Respuesta
  • Exce­lente reseña. En mis recuer­dos, Petróleo Crudo figu­ra como el primer delin­cuente eti­que­ta­do por la pren­sa como “Ene­mi­go Públi­co Número 1”.
    por cier­to, es dig­no de resaltar el tra­to que se daba a los pre­sos por parte una dic­tadu­ra con­sid­er­a­da fer­oz e implaca­ble, además frente a un delin­cuente que, para la época, rep­re­senta­ba lo peor de lo peor.

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