CrónicasEditorial

Piratas, mitología del ladrón y héroe

Ángel Rafael Lombardi Boscán
@lombardiboscan
Director del Centro de Estudios Históricos de la Universidad del Zulia

Los piratas fueron la vul­gar­i­dad. Crim­i­nales en el Caribe apos­ta­dos des­de el más grande dis­imu­lo para asaltar y robar a los españoles en sus bar­cos y ciu­dades costeras. De piratas pasaron a cor­sar­ios, fil­i­bus­teros y bucaneros, es decir, se asum­ieron en mer­ce­nar­ios de Inglater­ra y Fran­cia. Isabel I de Inglater­ra los finan­ció en su lucha a muerte con­tra Felipe II de España mien­tras que el rey sol Luis XIV de Fran­cia hizo algo pare­ci­do en el siglo XVII


Inglater­ra, Fran­cia y Holan­da lle­garon tarde, muy tarde, al botín de El Dora­do, porque El Dora­do claro que exis­tió. No fue una ciu­dad de oro pero sí las abun­dantes minas de oro y pla­ta amer­i­canas que España sus­tra­jo en abun­dan­cia para prove­cho pro­pio y sus­ten­tar su poderío mundi­al. En los sig­los XVI y XVII España era rica y sus veci­nos Inglater­ra y Fran­cia le envidiaron todo el tiem­po y socavaron su fuente de riqueza en el Nue­vo Mundo. 

El Mar Caribe fue el sitio de batal­la para hos­tilizar el mus­cu­lo económi­co de Car­los V y Felipe II. En resum­i­das cuen­tas los piratas y cor­sar­ios ter­mi­naron sien­do unos mer­ce­nar­ios den­tro de esa guer­ra colo­nial en el Caribe y gente desalma­da como un Fran­cis Drake o Hen­ry Mor­gan por un rato eran piratas y por otro ostenta­ban el glo­rioso títu­lo de sir. Fran­cis Drake al pare­cer fue amante de Isabel I y un héroe nacional de Inglater­ra por su hero­i­ci­dad batién­dose con­tra la Arma­da Inven­ci­ble de España en 1588. En cam­bio Mor­gan fue cor­sario y asaltante de Mara­cai­bo aunque tam­bién gob­er­nador de Jamaica.

Isla Tor­tu­ga, que pertenece a Venezuela fue la sede prin­ci­pal de los “Her­manos de la Cos­ta”, un sindi­ca­to de piratas al ser­vi­cio del mejor pos­tor para come­ter pil­la­je en toda la zona. Vivían del robo y tenían una “orga­ni­zación social” más pare­ci­do a una distopía que a otra cosa.

François l’Olon­nais, de nacional­i­dad france­sa fue una joyi­ta de la época, nos refe­r­i­mos al siglo XVII, que fue el siglo de la piratería en el Caribe. En 1666 con­duce lo que sería el más ter­ri­ble asalto y saqueo sobre Mara­cai­bo y Gibral­tar. Más que pira­ta fue una acción de guer­ra con todas las de la ley. Mara­cai­bo y sus autori­dades españo­las sabían de los peli­gros de los piratas, cor­sar­ios y bucaneros en alian­za con Inglater­ra y Fran­cia, sus ene­mi­gos declar­a­dos. Para ello con­struyeron el Castil­lo de San Car­los de la Bar­ra en 1623. Este obstácu­lo fue burla­do varias veces.

Hen­ry Morgan

La may­oría de mis con­géneres en Mara­cai­bo igno­ran que nues­tra ciu­dad e impo­nente Lago fue “vis­i­ta­do” por los más temi­bles delin­cuentes de ese entonces para tomar por la fuerza las riquezas que tan­to cod­i­cia­ban. Otro famoso pira­ta, y dec­i­mos famoso porque estos piratas de cru­eles asesinos luego fueron pin­ta­dos como héroes nacionales de Inglater­ra y Fran­cia. Así pasa con los ter­ror­is­tas de todas las raleas en la his­to­ria: si ganan dejan de ser­lo pero si pier­den están con­de­na­dos a ser recor­da­dos de mala manera. 

Nos refe­r­i­mos a Hen­ry Mor­gan y su ataque a Mara­cai­bo en 1669. “Toma Mor­gan la ciu­dad de Mara­cai­bo, situ­a­da del lado de la Nue­va Venezuela. Piraterías que se cometieron en sus mares y ruina de tres navíos españoles que habían sali­do a impedir los cor­sos de piratas”. Esto lo dice Alexan­dre Olivi­er Exquemelin, un pira­ta dejó un tes­ti­mo­nio escrito de todas éstas fechorías y que pasa por ser el más autorizado.

El gran obstácu­lo de Mor­gan no fue el Castil­lo de San Car­los de la Bar­ra sino esto: “Hal­laron las aguas muy bajas, con que no pudieron pasar cier­to ban­co que esta­ba a la entra­da del Lagon; pusieron la gente en bar­cas y chalu­pas las más lig­eras, con las cuales lle­garon el día sigu­iente por la mañana delante de Mara­cai­bo”. Es curioso que en el lengua­je haya queda­do una rem­i­nis­cen­cia de éste Mor­gan y sus andan­zas en la Tier­ra del Sol Ama­da cuan­do nos refe­r­i­mos a alguien malo como “muérgano”.

Tuve un pro­fe­sor español ami­go que sólo sabía de Mara­cai­bo por las nov­e­las de aven­tu­ra del ital­iano Emilio Sal­gari.  A su vez Sal­gari se inven­tó toda su fan­tasía sigu­ien­do el tes­ti­mo­nio de Alexan­dre Olivi­er Exquemelin. Toda la tra­ma de “El Cor­sario negro” (1898) se sus­ci­ta en Mara­cai­bo y tiene en la bel­la hija del gob­er­nador español la causa de todas las aven­turas del inva­sor extranjero.

Ya en el siglo XIX cuan­do la piratería feneció, por lo menos la que estu­vo aus­pi­ci­a­da por Inglater­ra, Fran­cia y Holan­da en el Caribe para ser uti­liza­da con­tra la ene­mi­ga España, el “género” de los piratas es embel­le­ci­do por nov­e­las como la que hemos referi­do del ital­iano Sal­gari pero sobre todo por la más pop­u­lar de todas: “La isla del tesoro” de Robert Luis Steven­son del año 1883. “Peter Pan”, en prin­ci­pio una obra de teatro de James Matthew Bar­rie del año 1904, mantiene ésta mis­ma ten­den­cia de hac­er de los piratas un género pop­u­lar y mitológico.

Un garfio, una pata de palo, un loro, un parche en el ojo, el alco­hol, la ban­dera negra con una calav­era y demás empezaron a con­for­mar el imag­i­nario del pira­ta como un anti­héroe pos­i­ti­vo. Inglater­ra, que siem­pre le ganó a España la batal­la de los recuer­dos, fue el artí­fice de esto. Aunque éste pro­ce­so de meta­mor­fo­s­is de cru­eles ban­di­dos a román­ti­cos héroes quién le sacó más par­tido que la mis­ma lit­er­atu­ra fue el cine.

Es el cine el prin­ci­pal defor­mador de toda nues­tra época con­tem­poránea jun­to a la tele­visión. Y aho­ra, obvi­a­mente, el Inter­net. Piratas con hon­or, buenos, valientes y has­ta cómi­cos cuan­do en real­i­dad fueron crim­i­nales y recur­rentes vio­ladores de los más ele­men­tales  Dere­chos Humanos y de la leg­is­lación vigente para la época. Des­de “El capitán Blood” del año 1935 de Michael Cur­tiz y con el actor Errol Fly­nn has­ta las cin­co pelícu­las de la fran­qui­cia muy pop­u­lar de los “Piratas del Caribe” (2003–2017) con un John­ny Depp sobre­ac­tuan­do nos han hecho creer que la era de la piratería no tiene nada que ver con el crimen.

El ser humano vive de sueños y espe­jis­mos. Su ver­dadera nat­u­raleza es la ilusión y fan­tasía. Razón por la cual los mitos son más poderosos que la mis­ma real­i­dad. Además el mito se adap­ta mejor a nue­stros deseos y ape­gos. En cam­bio la razón nos moles­ta porque nos oprime. Al mal recuer­do de los piratas le hemos super­puesto otros recuer­dos más amables y convenientes.

 

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

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