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Presbítero Juan Andrés Domínguez, un intelectual testigo de la historia de Venezuela

 

Omar Gil Pereira 
Escritor e investigador


Juan Andrés Domínguez fue un intelectual al servicio de Dios y la educación, también testigo de excepción de la Venezuela de la transición de la Guerra de Independencia a la Venezuela donde continuará la lucha por el poder entre diferentes grupos. Se gradúa en Ciencias Eclesiásticas en la Universidad de Mérida. En 1845 aparece en un documento como Vicerrector del Colegio Nacional de Barquisimeto. Ejerció la docencia del latín y la gramática castellana, así como también fue autor de algunos textos, entre estos es reconocido su “Compendio de la Gramática Castellana”. Perteneció a la élite local de intelectuales forjadora del Colegio Nacional de Barquisimeto, que mantuvo una relación importante con la proveniente de la Universidad de Caracas. Fungió de Arzobispo de Venezuela y Caracas, designado por su titular Silvestre Guevara y Lira, durante el destierro de éste, ejerciendo como Vicario Oculto. De Domínguez, dijo Monseñor Castro: “dejó memoria edificante entre los servidores de Dios. Era como la vida de las Catacumbas!”

El pres­bítero Juan Andrés Domínguez de acuer­do a Mac-Pher­son en su Dic­cionario del Esta­do Lara, nació en 1816 en Bur­busay, esta­do Tru­jil­lo, pero fue cri­a­do en Bar­ba­coas del actu­al esta­do Lara, donde se domi­cil­iaron sus padres (1) Euse­bio Domínguez Fer­nán­dez y Dolores Per­do­mo Del­ga­do. La famil­ia era numerosa, los hijos del mat­ri­mo­nio fueron: José Miguel, María Pru­den­cia, María Clau­dia, Juan Andrés, María de la Encar­nación, María de la Trinidad, José del Rosario, de acuer­do a los libros de Reg­istro Ecle­siás­ti­co de Burbusay.

Bar­ba­coas pre­sen­ta sim­i­lares condi­ciones topográ­fi­cas y climáti­cas que su pueblo orig­i­nario, Bur­busay,  y fue sitio de inmi­gración de otras famil­ias prove­nientes de Tru­jil­lo, como las de apel­li­do Gil.

Allí recibe sus primeras letras, luego estu­dia en Caro­ra con Ilde­fon­so Aguina­galde, y pos­te­ri­or­mente se trasla­da para seguir sus estu­dios sac­er­do­tales en la Uni­ver­si­dad de Méri­da, donde se recibe en Cien­cias Ecle­siás­ti­cas. De allí paso a Pam­plona para recibir su orde­nación sac­er­do­tal, luego es solic­i­ta­do en Dolores de Barinas.

Y en visi­ta que real­iza a Bar­ba­coas para vis­i­tar a su madre, su padre ya había fal­l­e­ci­do estando en Méri­da, son requeri­dos sus ser­vi­cios por sus ami­gos en la región y acep­tan­do dicha prop­ues­ta pasa al Cura­to de Cabu­dare, en 1842, labor que se inter­rumpe y retoma en 1843, (2). Después se le asigna como capel­lán en N.S. de San Juan de Bar­quisime­to, seguida­mente se desem­peñó tam­bién como Capel­lán en el tem­p­lo de la Con­cep­ción, y de acuer­do a Mac-Pher­son fue el primer Rec­tor del Cole­gio Nacional de Bar­quisime­to, pero Sil­va Uzcátegui afir­ma que no con­sigu­ió prue­ba de esa afir­ma­ción (3), más ade­lante aparece infor­ma­ción que evi­den­cia que fue su Vicer­rec­tor Secretario.

Autor de ligera pluma

En el “Primer libro vene­zolano de lit­er­atu­ra, cien­cias y bel­las artes”, es señal­a­do el Pres­bítero Juan Andrés Domínguez, como autor del “Com­pen­dio de Gramáti­ca Castel­lana” que fue pub­li­ca­do en Bar­quisime­to en 1870, y del que se hicieron varias edi­ciones en ese entonces, que parece haberse ago­ta­do, pues dicen no encon­trar ningún ejem­plar; tam­bién “Doc­t­ri­na Cris­tiana, según Ripal­da y otros autores” pub­li­ca­do en Cara­cas, del cual acotan se agotó la edi­ción, por lo que se desconoce el año de pub­li­cación, “Cate­cis­mo de Urban­idad”, que escribió para los alum­nos de la “Escuela del Niño Jesús, que regenta­ba en Cara­cas, esta infor­ma­ción es apor­ta­da por Guiller­mo Tell Vil­le­gas en dicha obra, abo­ga­do, políti­co y escritor, quien fuera Pres­i­dente interi­no de la Repúbli­ca en tres opor­tu­nidades. (4)

El Cole­gio Nacional de Bar­quisime­to ini­cia opera­ciones entre 1837 y 1838 y tomará cuer­po a par­tir de las enseñan­zas del Con­ven­to de Nues­tra Seño­ra de la Purifi­cación de San Fran­cis­co, donde se estu­di­a­ba el latín y la gramáti­ca, y se le agre­gará una clase de matemáti­cas, que incluirá físi­ca exper­i­men­tal y geografía, con lo que estos cam­bios a la edu­cación con­tribuirán pro­gre­si­va­mente a dar­le un gran impul­so a la sociedad de esa época, inten­tos apoy­a­dos des­de el gob­ier­no cen­tral y las diputa­ciones provin­ciales para lograr sosten­er el sis­tema republicano.(5)

En lo suce­si­vo se impon­drá una edu­cación ori­en­ta­da a la prac­ti­ci­dad, que  incor­po­rará no solo la arit­méti­ca, álge­bra, sino trigonometría y topografía, así como en el cam­po humanís­ti­co, se preferirá las lenguas vivas para facil­i­tar el com­er­cio y la retóri­ca a la filosofía.(6)

Pero el proyec­to que fue ini­ci­a­do con tan­to interés para el año 1851 se encuen­tra en deca­den­cia, de acuer­do a comu­ni­cación del Gob­er­nador a la Diputación Provin­cial. Ya en 1846, de acuer­do a la tesis de Bar­ragán se hacía evi­dente esta situación, porque al pare­cer para ese momen­to solo se enseña­ba latín, gramáti­ca y músi­ca bajo la respon­s­abil­i­dad del Pres­bítero Juan Andrés Domínguez (7).

Sin embar­go, para 1845 hay unas actas de exámenes prac­ti­ca­dos en otras mate­rias como: físi­ca en sus trata­dos de ópti­ca, catóp­tri­ca, teoría de los col­ores, los fenó­menos de la visión, la elec­t­ri­ci­dad y el mag­net­ismo, mete­o­rología, tele­ología y astronomía y en filosofía, moral y analogía, matemáti­cas e his­to­ria. En uno de estos exámenes, el 21 de julio, aparece el padre Domínguez, quien al pare­cer ejerce de Vicer­rec­tor Sec­re­tario, como uno de los exam­i­nadores en un prue­ba de filosofía  para el cur­so que se abrirá el primero de sep­tiem­bre próx­i­mo, los can­didatos a alum­nos son: Juan de Jesús Sotel­do, Juan N. Vásquez, Vicente Beiza, Jac­in­to Oropeza, Wal­te­rio Ponte, Anto­nio María Muji­ca, Ela­dio Lara, Antero Cabr­era, Jesús María Fer­nán­dez y Manuel Castel­lano (8). Pos­te­ri­or­mente Vicente Beiza ejercerá como sac­er­dote en Dua­ca, así como el que pen­samos sea Nicolás Vásquez lo hará en Cabudare.

En 1848 aparece Domínguez como miem­bro de la “Sociedad Bene­fac­to­ra y Veci­nos Nota­bles de Bar­quisime­to”, insti­tu­ción des­ti­na­da a resolver asun­tos de impor­tan­cia de la ciu­dad, así como tam­bién, en 1849, for­ma parte de la Sociedad Democráti­ca de Barquisimeto.(9)

 

La conspiración contra Aguinagalde

Tem­p­lo San Juan Bautista de Cabudare

Las ten­siones entre lib­erales y con­ser­vadores aumen­tan y para 1854, un grupo de con­ser­vadores uce­vis­tas y “otros varones ilus­tres y de pros­apia”, como los lla­ma Eliseo Sotel­do, que se reú­nen con fre­cuen­cia en la casa del Pres­bítero José María Raldíriz en Bar­quisime­to plan­i­f­i­can una con­spir­ación con­tra el gob­er­nador lib­er­al Martín María Aguina­galde, con­ven­cen a Juan Bautista Rodríguez de que hay peli­gro de que se vuel­va a resti­tuir La Gran Colom­bia, por con­sigu­iente un gob­ier­no mil­i­tar cen­tral­iza­do y la pér­di­da de los logros civiles de los últi­mos gob­ier­nos de Var­gas y Páez, por lo que lo invi­tan a unirse a su propuesta.

Tras de esto ocurre el asesina­to del Gob­er­nador Aguina­galde, pero el plan fra­casa y son des­ti­tu­i­dos el rec­tor y vicer­rec­tor del Cole­gio Nacional José María Raldíriz y Pedro María Fuentes, respec­ti­va­mente, lig­a­dos a los con­ser­vadores y con ellos se ve afec­ta­do por la situación el Pres­bítero Domínguez.(10)

 

Partícipe de la recostrucción del templo matriz

Durante el tiem­po que azotó el cólera a la región, prestaron ser­vi­cios de aten­ción mate­r­i­al y espir­i­tu­al en la Igle­sia de la Con­cep­ción, el padre Macario Yépez, y otros sac­er­dotes al ser­vi­cio del tem­p­lo: José María Raldíriz Ávi­la, Ilde­fon­so Escalona, Nicolás Vásquez, Andrés Domínguez y Elías Matheus.(11)

La acción del pres­bítero Andrés Domínguez fue deter­mi­nante en la con­struc­ción del tem­p­lo de la Par­ro­quia La Mila­grosa, la tradi­cional igle­sia San Juan, es quien comien­za la reed­i­fi­cación de dicho tem­p­lo, pero es inter­rumpi­do por la Guer­ra Fed­er­al. (12)

Tam­bién se le señala en la supues­ta neg­a­ti­va de dar­le los san­tos óleos a un español masón de paso por Bar­quisime­to en 1858, que no quiso renun­ciar a sus creen­cias esotéri­c­as, y que debido a la posi­ción del cura no podía ser enter­ra­do en el cemente­rio, ni podían sus descen­di­entes recibir heren­cia. Esto gen­eró la creación de una comisión para medi­ar con la Igle­sia, pero no obtu­vo respues­ta, por lo que llevó a una solic­i­tud de una Ley ante el Con­gre­so de la Repúbli­ca para que prevalecier­an los dere­chos con inde­pen­den­cia de la religión. (13)

Luego de la muerte de su madre, se va a Cara­cas para tratarse la enfer­medad que padece (14). Durante su per­ma­nen­cia allí encon­tramos en el libro “Anales Ecle­siás­ti­cos de Venezuela”, que, si efec­ti­va­mente se tra­ta del Padre Domínguez, ya que es un per­son­aje poco estu­di­a­do, for­mará parte durante la situación de con­flic­to que hubo des­de la pro­mul­gación de la Ley del Patrona­to en 1824 y la búsque­da del con­corda­to con la San­ta Sede, para definir los nuevos límites del papel del Esta­do y la Igle­sia Católi­ca en la nue­va eta­pa republicana.

De memoria edificante entre los servidores de Dios

Esta situación de indefini­ción de los ámbitos se  man­tu­vo durante el gob­ier­no de Anto­nio Guzmán Blan­co, y con­du­jo al destier­ro del Arzo­bis­po Sil­vestre Gue­vara y Lira en 1870, y a la des­i­gnación por parte del Papa de un Vic­ario que rep­re­sen­tara a la igle­sia en el país mien­tras el Arzo­bis­po se encon­tra­ba en el destier­ro, car­go que ejer­ció el Obis­po Miguel Anto­nio Bar­alt has­ta que éste es prop­uesto por Guzmán para Arzo­bis­po, decisión que rec­haza el prela­do por no estar dicho car­go vacante y además cor­re­spon­der al Papa su des­i­gnación, según ale­ga. Guzmán insiste y pro­pone a Jesús María Arroyo (naci­do en Caro­ra), y este acep­ta el car­go, pero sin ejercer­lo has­ta tan­to no se pro­nun­cie el Sumo Pon­tí­fice en Roma, la respues­ta del Sumo Pon­tí­fice es una repri­men­da a Arroyo por haber acep­ta­do dicha des­i­gnación. Es allí, luego de dejar de ejercer la Vic­aría el Dr. Bar­alt, que rea­sume el Arzo­bis­pa­do el Obis­po Gue­vara y Lira a través de un Pro­vi­sor Clan­des­ti­no, a sabi­en­das del Pres­i­dente Guzmán Blan­co, car­go que ejer­ció con éxi­to el Padre Juan Andrés Domínguez en 1874. (15)

De Domínguez, dijo Mon­señor Cas­tro, en su biografía de la Rvda. Madre María Tere­sa de Las Lla­gas, últi­ma Abade­sa del Con­ven­to de las Con­cep­ciones de Cara­cas en La Religión:

La Arquidióce­sis no tenía sino un Pro­vi­sor ocul­to, el ven­er­a­ble Sac­er­dote Juan Andrés Domínguez, que dejó memo­ria edi­f­i­cante entre los servi­dores de Dios. Era como la vida de las Cat­acum­bas!”(16)

En cor­re­spon­den­cia del Arzo­bis­po Gue­vara a la Abade­sa del 26 de abril de 1874 en la biografía cita­da, que­da evi­den­ci­a­da la autori­dad de Domínguez fungien­do de Arzo­bis­po de Venezuela y de Cara­cas, tam­bién el gra­do de respon­s­abil­i­dad que enfrenta­ba a par­tir de la con­fi­an­za deposi­ta­da en él por el Arzo­bis­po de Venezuela y Cara­cas. Refir­ién­dose a la situación de exclaus­tro le expresa:

Para este caso y no pudi­en­do por la dis­tan­cia que nos sep­a­ra apre­ciar las cir­cun­stan­cias ni pre­v­er los casos que puedan ocur­rir, he autor­iza­do sufi­cien­te­mente al Pbro. Juan Andrés Domínguez para que resuel­va todas las con­sul­tas que Vues­tra Rev­er­en­cia le diri­ja. Vues­tra Rev­er­en­cia se aten­drá a las deci­siones del P. Domínguez; y empleará para hac­er sus con­sul­tas, toda la pru­den­cia que se requiere para evi­tar que dichos perseguidores, apercibidos de las fac­ul­tades que he con­feri­do al P. Domínguez, priv­en tam­bién a mi Arquidióce­sis de los ben­efi­cios espir­i­tuales que ese Sac­er­dote podrá pro­por­cionarles.” (17)

Como reconocimien­to pós­tu­mo a su labor veamos a con­tin­uación lo que dice Pedro Man­rique de algunos autores de libros de gramáti­ca castel­lana en Venezuela en los que se incluye al Pres­bítero Juan Andrés Domínguez:

“A los nom­bres ya ano­ta­dos cono­ci­dos como pro­fe­sores debe­mos agre­gar un largo catál­o­go de otros que con sus tra­ba­jos didác­ti­cos los han ayu­da­do efi­caz­mente, y si no todos, como com­ple­men­to de lo que pre­cede, recor­damos que Andrés Bel­lo, Juan Vicente González y  Jorge González Rodil, Doc­tor Gerón­i­mo E. Blan­co, Inge­niero Ole­gario J. Mene­ses, José Tomás González, Lucas Cuer­vo, Ramón I. Montes y José R. Came­jo, Pres­bítero Juan Andrés Domínguez, Amen­odoro Urdane­ta, Dr. Jesús María Por­tillo, Dr. Ricar­do O. Limar­do, Dr. Guiller­mo Tell Vil­le­gas y otros, han escrito y pub­li­ca­do por su pro­pio esfuer­zo otros tan­tos trata­dos de Gramáti­ca Castel­lana.”(19)

Final­mente luego de ejercer la docen­cia en la cap­i­tal, y así como sus labores como sac­er­dote, y man­tenién­dose enfer­mo decide radi­carse en Mai­quetía y allí muere de un tumor fibroso indi­ca el acta de defun­ción, el 25 de mayo de 1876.

Su dis­cípu­lo y ami­go, el pres­bítero Juan Pablo Wohn­siedler, tra­jo sus restos a Bar­quisime­to para que reposaran en la Igle­sia de La Con­cep­ción. (18). Dice el Pres­bítero Víc­tor Pine­da en “Biografías y Recuer­dos de Sacerdotes:

“Una her­mosa láp­i­da de már­mol indi­ca­ba el lugar donde fueron colo­ca­dos los restos del Pbro. Domínguez en la nave izquier­da del Tem­p­lo cer­ca de la Capil­la del Cristo. Dicha láp­i­da fue quita­da cuan­do enlozaron de mosaico el pavi­men­to del tem­p­lo en 1917.” (20)

Tam­bién comen­ta el Pbro. Pine­da, que en 1856 fundó el Padre Domínguez en Bar­quisime­to la “Corte de Jesús Sacra­men­ta­do”, sociedad eucarís­ti­ca que con­sid­era como ori­gen de la Ado­ración Per­pet­ua estable­ci­da más tarde.

Fuentes:
(1) Mac-Pher­son, Telas­co. Dic­cionario Históri­co, Geográ­fi­co, Estadís­ti­co y Biográ­fi­co del Esta­do Lara, Puer­to-Cabel­lo, J. A. Segrestáa.1883. www.archive.org.
https://archive.org/details/diccionariohist02unkngoog/page/n178. Pág. 160
(2) Per­o­zo Pad­ua, Luis Alber­to. “Sac­er­dotes del tem­p­lo San Juan Bautista de Cabu­dare has­ta 1900”. Correo de Lara. 2014. 04 de agos­to de 2019.
https://correodelara.com/http-bit-ly-2nve8ce/
(3) Mac-Pher­son, Telas­co. OP. CIT. Pág. 160
(4) Navar­ro, Nicolás. Primer libro vene­zolano de lit­er­atu­ra, cien­cias y bel­las artes : ofren­da al Gran Mariscal de Ayacu­cho. Aso­ciación Vene­zolana de Lit­er­atu­ra, Cien­cias y Bel­las Artes, año 1895. Pági­nas LIV, LVIII, LXII. 

https://archive.org/details/primerlibrovenez00asoc/page/204
(5) Bar­ragán, Oscar. Gen­era­ciones deci­si­vas de uce­vis­tas en la con­for­ma­ción de la cos­mo­visión mod­er­na en Bar­quisime­to 1830–1858. (2013). Fac­ul­tad de Humanidades y Edu­cación. Coor­di­nación de Post­gra­do. Doc­tor­a­do de His­to­ria. UCV. Cara­cas. Págs. 130, 131. 

http://saber.ucv.ve/bitstream/123456789/5232/1/Tesis%20de%20Liberaci%C3%B3n%20%28versi%C3%B3n%20para%20Navas%29.pdf
(6) Ibí­dem. Pág. 131
(7) ídem.
(8) Martínez Vásquez, Enma. La edu­cación de las mujeres en Venezuela 1840 ‑1912. Fon­do Edi­to­r­i­al de Humanidades. UCV. Año 2005. Pág. 80.
https://books.google.co.ve/books?hl=es&id=txzd63E-1t0C&q=deyza#v=snippet&q=andr%C3%A9s%20dom%C3%ADnguez&f
En este libro apare­cen algunos apel­li­dos mal escritos Deyza por Beiza, que es lo cor­rec­to, Raldíriz. Y los tér­mi­nos catóp­ti­ca enten­demos que se tra­ta catóp­tri­ca, así como tese­ología debe tratarse de teleología.
(9) Bar­ragán, Oscar. OP. CIT. Pági­nas 138, 191.
(10) Ibí­dem. pág. 194, 195.
(11) Admin­is­tración San­ta Rosa de Lima. “Breve His­to­ria de la Div­ina Pas­to­ra. Par­ro­quia San­ta Rosa de Lima”. 2019. 04 de agos­to de 2019. 

https://parroquiasantarosadelima.info.ve/divina-pastora-historia/
(12) Par­ro­quia La Mila­grosa de Bar­quisime­to. “San Juan: un recor­ri­do de la mano del poeta Ramón Querales, cro­nista de la ciu­dad”. La Mila­grosa de Bar­quisime­to. 2009. 04 de agos­to de 2019.
http://lamilagrosadebarquisimeto.blogspot.com/2009/10/
(13) Hen­ríquez, Lar­razábal, Luisa.“Matrimonio y fidel­i­dad conyu­gal en la Venezuela del s. XIX y prin­ci­p­ios del XX”. Ulpi­ano. 2011. 04 de agos­to de 2019. http://www.ulpiano.org.ve/revistas/bases/artic/texto/DERYSO/10/deryso_2011_10_99-116.pdf
(14) Mac-Pher­son, Telas­co. OP. CIT. Pág. 160
(15) Mon­señor Nicolás Navar­ro. Anales Ecle­siás­ti­cos de Venezuela, Segun­da edi­ción, Tip. Amer­i­cana. 1951. Págs. 421, 460.

https://archive.org/details/analeseclesiasti00nava/page/n7
(16) Ibí­dem. Pág. 421
(17) Ídem.
(18) Ibí­dem. Pág. LIV
(19) Mac-Pher­son, Telas­co. OP. CIT. Pág. 160
(20) Pine­da, Víc­tor. Biografías y Recuer­dos de Sac­er­dotes, Edi­to­r­i­al Venezuela. Cara­cas. Año 1934.

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