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¿Qué sucedió cuando falleció Simón Bolívar?

Luis Alberto Perozo Padua
Periodista y cronista
luisperozop@hotmail.com
IG/TW: @LuisPerozoPadua

Un tema con­tro­ver­tido es el denom­i­na­do cul­to a Simón Bolí­var, aparte de deificar su figu­ra, inten­tó por todos los medios ocul­tar cier­tos episo­dios sobre la vida de nue­stro Lib­er­ta­dor, así como tam­bién mag­nificó los hechos has­ta el pun­to de mostrar­lo como un super­hom­bre, un semi­dios, ale­ján­do­lo expo­nen­cial­mente del hom­bre de carne y hue­so, esto sin men­cionar que lo extra­jo del con­tex­to y la época en donde se desenvolvió.

No obstante, así como el Lib­er­ta­dor fue ele­va­do al Olimpo, otros aprovecharon sus des­dichas e infor­tu­nios para destru­ir su figu­ra, sus logros y has­ta su lega­do, y tan­to es así, que cuan­do murió el 17 de diciem­bre de 1830, cer­ca de San­ta Mar­ta, Colom­bia a donde había lle­ga­do el 1° de diciem­bre tras un penoso destier­ro impuesto por el nue­vo Con­gre­so de Venezuela luego de sep­a­rarse de Colom­bia, en Venezuela ni mucho menos en los restantes país­es que lib­ertó, se pro­du­jeron man­i­festa­ciones de due­lo, por el con­trario, fes­te­jaron con ardor el deceso.

La Muerte del Lib­er­ta­dor, por Anto­nio Her­rera Toro

Bolí­var había lid­er­a­do durante veinte años la lucha para lograr la inde­pen­den­cia de Venezuela, Colom­bia, Perú, Ecuador y Bolivia, fue el hom­bre más poderoso de la Améri­ca españo­la durante el siglo XIX, pese a que muchos his­to­ri­adores e inves­ti­gadores han nega­do esta tesis.

Pero a par­tir de 1830, su figu­ra comen­zó a debil­i­tarse después de con­tin­u­os ataques de sus detrac­tores quienes, como él, tenían intere­ses políti­cos, no pre­cisa­mente de unifi­cación de una gran nación, sino por el con­trario de sep­a­ración para osten­tar el poder.

Exán­ime políti­ca­mente quedó después de pre­sen­tar su dimisión ante el Con­gre­so colom­biano el 27 de abril de 1830, ator­men­ta­do por el fan­tas­ma de la inevitable dis­olu­ción de su proyec­to de gran nación, la traición en la Con­ven­ción de Ocaña, la con­spir­ación para asesinarlo la “Noche Sep­tem­b­ri­na” y por últi­mo el rompimien­to de Venezuela con Colom­bia mien­tras ‘El Lib­er­ta­dor’ se encon­trara en sue­lo colombiano.

 


Simón Bolívar, óleo de José Gil de Castro

 

El desprecio era general

En 1831, poco después de su muerte, la Gran Colom­bia fue legal­mente dis­uelta, estable­cién­dose tres repúbli­cas: Nue­va Grana­da, bajo el lid­er­az­go e influ­en­cia del neogranadi­no Fran­cis­co de Paula San­tander; Venezuela, con José Anto­nio Páez como pres­i­dente y Ecuador, con el tam­bién vene­zolano Juan José Flores.

En el caso del Perú, la aris­toc­ra­cia limeña con­sigu­ió la anhela­da anu­lación de la Con­sti­tu­ción boli­var­i­ana para con­trar­restar las medi­das impues­tas por Bolí­var. Allí hoy, su ima­gen no es bien vista ni tam­poco lo con­sid­er­an su libertador.

No fue has­ta el 4 de febrero de 1831, ‑dos meses y medio después‑, que la noti­cia de la muerte de Bolí­var se cono­ció en Cara­cas. Sus famil­iares no creyeron en la trage­dia anun­ci­a­da con estru­en­do en las calles de la cap­i­tal, pues pen­saron que se trata­ba de un rumor de sus ene­mi­gos que cel­e­braron con mucho ánimo.

Escribe la his­to­ri­ado­ra Inés Quin­tero que las reac­ciones sobre la muerte del Lib­er­ta­dor fueron diver­sas. El gob­ier­no vene­zolano no declaró due­lo ofi­cial ni ningu­na cer­e­mo­nia se dis­pu­so para rendir hom­e­na­je al difun­to. Los ene­mi­gos del Lib­er­ta­dor cel­e­braron con gran algar­abía: «Ha muer­to el genio del mal», «Cayó el coloso», fueron algunos de los tit­u­lares de la pren­sa del momento.

Trasla­do de los restos de Simón Bolí­var al Pan­teón el 28 de octubre de 1876

Ano­ta Quin­tero que cuan­do a María Anto­nia, la her­mana may­or de Simón Bolí­var, le dieron la infaus­ta noti­cia del dece­so, con­testó que aque­l­lo no era sino un inven­to más de los ene­mi­gos de su her­mano, con el úni­co propósi­to de desalen­tar a quienes esper­a­ban el regre­so tri­un­fante del Lib­er­ta­dor para que pusiese fin a la anar­quía que se vivía en Venezuela.

En junio de 1831, seis meses después del fal­l­ec­imien­to ‑traza la historiadora‑, llegó a Cara­cas el gen­er­al José Lau­ren­cio Sil­va, uno de los que acom­pañó a Bolí­var en sus días postreros, y le entregó a María Anto­nia el tes­ta­men­to del difun­to. Solo entonces llo­raron sus deu­dos la muerte del Libertador.

Qué sucedió con su cuerpo

El mis­mo 17 de diciem­bre, en la noche, el cadáver de Bolí­var fue traslada­do des­de la hacien­da San Pedro Ale­jan­dri­no has­ta la Casa de la Adu­a­na, en donde estu­vo dos días has­ta ser nue­va­mente traslada­do has­ta el pan­teón de la famil­ia Díaz Grana­dos en la Cat­e­dral de San­ta Mar­ta, en donde per­maneció nueve años.

En mayo de 1834, como con­se­cuen­cia de un movimien­to sís­mi­co que agri­etó la bóve­da; Manuel Ujue­ta, llevó el cadáver has­ta su casa ubi­ca­da a una cuadra de la Cat­e­dral, y durante tres días, con dinero de su peculio, con­struyó una nue­va bóve­da ubi­ca­da cer­ca del altar; allí los restos del Lib­er­ta­dor per­manecieron tres años.

Más tarde, durante el manda­to del gen­er­al José Anto­nio Páez, propi­a­mente el 30 de abril de 1842, decretó el regre­so de los restos del Padre de la Patria a Venezuela, suce­so que se llevó a cabo el 22 de noviem­bre de 1842 des­de San­ta Mar­ta en la cor­be­ta “Con­sti­tu­ción” al man­do del capitán de navío Sebastián Bogu­ier, bar­co que atracó en el puer­to de La Guaira el 13 de diciem­bre. Los restos per­noc­taron en la igle­sia del puer­to después de los hon­ores mil­itares al frente del gen­er­al Juan Uslar.

Sar­cófa­go de Simón Bolí­var en el inte­ri­or del Pan­teón Nacional. Año 1938

Al día sigu­iente, a través del camino de los españoles, las mor­ta­jas del Lib­er­ta­dor fueron con­duci­das has­ta la igle­sia de la San­tísi­ma Trinidad donde per­noc­taron has­ta el 17 de diciem­bre de ese año 42, cuan­do fueron trans­portadas en un elab­o­ra­do sar­cófa­go en impo­nente man­i­festación de due­lo has­ta la igle­sia de San Francisco.

Pos­te­ri­or a aquel inolvid­able acto, el 23 de diciem­bre, el sar­cófa­go fue lle­va­do a la Cat­e­dral de Cara­cas y deposi­ta­do en el pan­teón de la famil­ia Bolí­var, jun­to a los restos de sus padres y su esposa.

El 26 de agos­to de 1876, Anto­nio Guzmán Blan­co, pres­i­dente de la Repúbli­ca expidió un decre­to, en donde fijó para el 28 de octubre de ese año, ‑día de San Simón‑, la fecha de trasla­do de los restos mor­tales del Lib­er­ta­dor des­de la Cat­e­dral has­ta el Pan­teón Nacional, donde reposan en la actu­al­i­dad. El mis­mo Bolí­var, en su tes­ta­men­to, expresó el deseo que su cuer­po fuese traslada­do a su ciu­dad natal.


Fuente: Inés Quin­tero. No es cuen­to, es His­to­ria. Edi­to­r­i­al Melvin. Cara­cas 2013.
Eumenes Fuguet. Cronología de los trasla­dos de los restos del Lib­er­ta­dor. El Carabobeño. 15 de enero de 2020.

CorreodeLara

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