Reino Mosquito y la estafa de Poyais
Efraín Jorge Acevedo
Historiador y escritor
efrainjorge@yahoo.es
Twitter: @efrainjorge
Hace unos meses nuestro editor de Correo de Lara, Luis Alberto Perozo Padua, publicó un extenso y magnifico artículo sobre la legendaria estafa de Poyais, la mayor estafa de la historia, perpetrada por el general Gregor MacGregor, un mercenario escocés que luchó al servicio de los patriotas o independentistas en la Guerra de Independencia de Venezuela.
Mucho se ha escrito y se ha dicho sobre MacGregor (sobre quién el autor de este artículo también escribió un en Correo de Lara refiriéndose a su otra gran fallida aventura de la República de la Florida) y en particular sobre la estafa de Poyais, pero hay un punto o tema importante relacionado con la estafa de Poyais sobre el que se ha hablado muy poco (al menos en artículos o podcasts en español) y del que por eso se sabe muy poco, generando malentendidos, y es el que tiene que ver con el Reino Mosquito o Miskitu.
En una extensa región de América Central existe una etnia o “raza” conocida como Los Misquitos o Miskitos, en español, y como Miskito people, en idioma inglés. Este pueblo nació de la mezcla o mestizaje entre los esclavos negros de ascendencia africana que conseguían escapar de las plantaciones o haciendas, o que sobrevivían al naufragio de los barcos negreros; y los indígenas o “indios” de las tribus que habitaban en esa parte de Centroamérica.
Carta de la Provincia de Tabasco, Chiapa, Verapaz, Guatemala, Honduras y Yucatán, situadas en la América meridional, Jacques Nicolas Bellin, 1792. La Costa de los Mosquitos aparece en el importante mapa de Centroamérica de Bellin, publicado a finales del siglo XVIII
De hecho, los españoles llamaban a los miembros de este grupo étnico “Mosquito Zambo”, sabiendo que Zambo era el término usado por los españoles en la época colonial o hispánica para referirse a aquellas personas que eran hijas de una pareja interracial en la que uno de los padres era negro y el otro era indigena o indio.
El caso es que, en la época en la que Inglaterra era el peor enemigo de España y luchaba contra ella por el dominio del mundo, los ingleses decidieron utilizar a los Misquitos como un arma contra España. Por eso los ingleses se dedicaron a evangelizar y adoctrinar a los Misquitos, enseñándoles el idioma inglés e inculcándoles las costumbres inglesas, adaptadas a la idiosincrasia propia de este pueblo mestizo centroamericano.
Pero los ingleses fueron más allá, y escogieron al hijo de un líder o cacique misquito para proclamarlo “King” (Rey en español) y lo llevaron a Inglaterra para que conociera al entonces Rey de Inglaterra, Carlos II; ese primer Rey de los Misquitos era llamado simplemente Oldman (“Viejo” o “Hombre Viejo”, en español), estaba patrocinado por la Providence Island Company, la compañía que administraba la región gracias a una concesión de la Corona inglesa, y reinó desde el año 1625 hasta su muerte en el 1687.
De esta manera los ingleses pretendieron convertir un gigantesco territorio de América Central en un Reino, el llamado Reino Mosquito (Mosquito Kingdom, en inglés) que ocuparía la región de Costa de los Mosquitos o Mosquitia, que abarca territorios que actualmente pertenecen a Nicaragua y Honduras.
Ese supuesto Reino era un Protectorado inglés; hay que recordar que, supuestamente, un Protectorado era un Estado o país, originalmente independiente y soberano, que voluntariamente renunciaba a gran parte de su independencia y soberanía para someterse a la tutela colonial de otro país más poderoso, a cambio de protección, aunque conservando una autonomía más o menos amplia.
El Reino Mosquito era un Protectorado sometido al dominio inglés, estando Inglaterra representada por un funcionario denominado Superintendente de la Costa, mientras que el Rey misquito, al frente de la Familia Real y de su Corte, ejercía su poder en los asuntos internos de su pueblo; incluso el Protectorado fue formalizado por el Tratado de Amistad y Alianza, o Tratado de Senock Dawkra, firmado por el entonces Rey de la Nación Misquita, Edward I (Eduardo I en español), y los representantes de la Corona inglesa, el 16 de marzo de 1740.
España nunca aceptó la legitimidad del Reino Mosquito, pues consideraría, con razón, que el territorio que pretendía ocupar ese protectorado inglés pertenecía legalmente al Imperio Español, y formaba parte de las Provincias españolas centroamericanas.
Sin embargo, por el hecho de que el territorio de Costa de los Mosquitos en esa época era una selva casi totalmente deshabitada, un territorio intrincado de difícil acceso y con escasos recursos naturales valiosos, la Corona española mostró poco interés en la región y no estuvo dispuesta a gastar recursos para enviar expediciones militares para destruir el supuesto Reino Mosquito y expulsar a los ingleses de la región.
Así pues, la pasividad española permitió sobrevivir al Reino Mosquito, aunque en realidad el Reino en su mayor parte sólo existía en el papel, pues el Rey misquito y la administración inglesa del Protectorado sólo ejercían poder o control sobre el puñado de pequeños pueblos o aldeas en las que habitaban los Misquitos, pero la inmensa mayoría del territorio, el interior selvático, tampoco estaba controlado por la Corona misquita y sus protectores británicos.
La particular historia del Reino Mosquito continuó su curso, hasta que se cruzó con la estafa de Poyais
En el año 1801, George Frederic Augustus I se convirtió en Rey de los Miskitos; en ese momento era apenas un niño de 3 años de edad, pero al morir su padre, el Rey anterior (presuntamente asesinado) el pequeño Príncipe Heredero se convirtió en Rey con el apoyo de las autoridades británicas y sometido a una Regencia hasta que cumpliera la mayoría de edad.
El 18 de enero de 1816, George Frederic fue coronado Rey, cuando tenía alrededor de 18 años de edad, aunque su autoridad fue discutida por importantes jefes locales misquitos.
En abril de 1820 el aventurero escocés Gregor MacGregor llegó a la Corte del Rey George Frederic Augustus I en el Cabo Gracias a Dios, en el Golfo de Honduras.
En ese momento MacGregor era un indeseable perseguido por todo el mundo; Simón Bolívar, para quién había trabajado como general, lo había condenado a muerte en ausencia por traición y había ordenado a sus subalternos que lo ahorcaran si se atrevía a pisar territorio controlado por los patriotas o independentistas.
Los españoles o realistas también querían ajusticiarlo por haber trabajado para la causa independentista; y los propios compatriotas de MacGregor, los británicos, querían ahorcarlo por piratería, al menos las autoridades coloniales británicas de Jamaica.
El Principado de Poyais
Fugitivo perseguido por todos, MacGregor se presentó como un famoso y respetado general revolucionario ante el joven Rey misquito, un Rey que era apenas un muchacho de unos 22 años de edad. La labia del aventurero impresionó al inexperto Rey, y se dice que además MacGregor lo emborrachó con varias botellas de ron.
El caso es que MacGregor convenció al Rey George para que el 29 de abril de 1820 firmara un documento en el que el Rey de los Miskitos le otorgaba a MacGregor un gigantesco territorio de 32.375 kilómetros cuadrados (un territorio más grande que el del Haití actual) a cambio de varias botellas de ron y algunas joyas que MacGregor le entregó.
De acuerdo al documento MacGregor podía administrar y explotar el territorio otorgado en concesión, pero siempre como vasallo fiel al Rey de los Miskitos, debiendo acatar y obedecer la autoridad del Rey misquito, al que juraría lealtad.
De todas maneras, esto sólo era un saludo a la bandera, algo simbólico sin valor práctico, porqué ni el Rey misquito ni MacGregor tenían el poder o los recursos necesarios para dominar esa gigantesca selva deshabitada y casi imposible de colonizar.
Pero MacGregor utilizó el documento de concesión de tierras para comenzar a montar su famosa estafa de Poyais; MacGregor se inventó la mentira de que él había fundado en ese extenso territorio un supuesto Estado o país independiente y soberano llamado Principado de Poyais, y que él, MacGregor, era el Jefe del Estado gobernante de ese país, con el título de Cacique o Príncipe de Poyais (pues MacGregor decía que Cacique era un término hispánico equivalente al título de Príncipe usado para designar a miembros de la Realeza indígena).
MacGregor fue a Europa y consiguió engañar a mucha gente, haciéndoles creer que el país ficticio de Poyais era real y que era un paraíso en la tierra, un sitio ideal para vivir, invertir y trabajar, un país perfecto para que inversionistas e inmigrantes europeos se hicieran ricos de la noche a la mañana.
Vendiendo títulos de la deuda pública de Poyais en los mercados financieros, vendiendo títulos de tierras cultivables en Poyais y cambiando divisas europeas por la falsa moneda de Poyais, MacGregor consiguió estafar enormes fortunas, y en el proceso arruinó a miles de pequeños y medianos inversionistas, algunos de los cuales se suicidaron después de perder los ahorros de toda la vida.
Y familias enteras de colonos murieron de hambre y enfermedades cuando en vez de arribar a un próspero país llamado Poyais terminaron llegando a una selva inhóspita imposible de colonizar y en la que sus títulos de tierras no tenían ningún valor.
Y en el epílogo de la tragedia, el joven Rey misquito explicó a los sorprendidos líderes de las expediciones de colonos que MacGregor sólo era el poseedor de una concesión de tierras que él le había hecho, con la condición de pagarle tributo y rendirle obediencia y lealtad. El resto es historia, ya contada en Correo de Lara.
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