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Una iluminación especial para la Plaza Bolívar (1930)

Omar Garmendia
Cronista y escritor

La Plaza Bolí­var siem­pre ha sido esce­nario de la vida cívi­ca de las ciu­dades vene­zolanas. En Bar­quisime­to las fies­tas patrias y oca­siones espe­ciales como retre­tas y otros acon­tec­imien­tos, for­man parte de la vida cotid­i­ana de los habitantes.
 
Una ocasión espe­cial en ese sen­ti­do fue la con­mem­o­ración del Cen­te­nario de la muerte del Lib­er­ta­dor Simón Bolí­var en el año de 1930, para lo cual se efec­tu­aron dis­tin­tos actos alu­sivos en la ciu­dad y espe­cial­mente en la Plaza Bolívar.
 
 
La fotografía mues­tra parte de los fas­tu­osos actos que se realizaron en ese entonces, tal como lo fue la ilu­mi­nación que se dis­pu­so en la Plaza Bolí­var de nues­tra ciu­dad, donde se vol­có toda la sociedad y pueblo para admi­rar dicho acontecimiento.
 
 
El Dato: En 1896 se establece la com­pañía de luz eléc­tri­ca, cuya plan­ta hidroeléc­tri­ca qued­a­ba en la hacien­da El Moli­no (Valle del Tur­bio) y la fuerza motriz pro­cedía de la que­bra­da de Macu­to. Esta luz era de arco voltaico, con fama de ser una ilu­mi­nación de las mejores del país. La plan­ta hidroeléc­tri­ca fue destru­i­da en 1899 por las fuerzas lib­erales que tomaron la ciu­dad en ese año, con moti­vo del movimien­to insur­rec­cional del gen­er­al José Manuel Hernán­dez (el Mocho Hernán­dez) y porque el ger­ente de la empre­sa era el gen­er­al Eze­quiel Gar­men­dia (bis­abue­lo de autor), sol­i­dario de la causa her­nan­dista. En otras pal­abras, fue el bis­abue­lo, jun­to con otras per­sonas, quien llevó la luz eléc­tri­ca a Bar­quisime­to por vez primera. El adven­imien­to del siglo XX sor­prende a Bar­quisime­to sin luz eléc­tri­ca y usan­do de nue­vo las velas de sebo y los faroles de kerosén.
 
La ilu­mi­nación fue pro­por­ciona­da por la Com­pañía Eléc­tri­ca Pow­er (como figu­ra al pie de la fotografía). La luz eléc­tri­ca y la ilu­mi­nación urbana no era cosa nue­va. Ya des­de 1896 se disponía de una plan­ta hidroeléc­tri­ca para ilu­mi­nar tan­to la plaza Bolí­var como la Miran­da sola­mente los jueves y domin­go, que eran los días de retre­ta. No había ser­vi­cio para las casas particulares.
 
Para 1916 se inau­gu­ra un sis­tema para dotar a la ciu­dad de alum­bra­do públi­co. La luz es mala, con bom­bil­los de 10 y 16 bujías con un máx­i­mo de 25. La máquina fun­ciona con hul­la, pero cuan­do este escasea debido a la guer­ra, fun­ciona con car­bón veg­e­tal. Las inter­rup­ciones son fre­cuentes, a veces de sem­anas enteras. La pren­sa ded­i­ca comen­tar­ios mor­daces como este: “La ciu­dad estu­vo anoche bril­lante­mente ilu­mi­na­da por una luna eléc­tri­ca o luna municipal”.
 
Para el año de 1921 se trae una nue­va máquina de 40 cabal­los, más potente. En 1924 la com­pañía cel­e­bra ven­ta con unos indus­tri­ales cana­di­ens­es y es cuan­do toma el nom­bre de “Venezuela Pow­er Com­pa­ny”. El con­tra­to fue de 25 años, al tér­mi­no de los cuales la munic­i­pal­i­dad podía adquirirla.
 
Más ade­lante la com­pañía Pow­er adquiere la empre­sa de los her­manos Deg­witz, de Valen­cia, quienes habían estable­ci­do otra plan­ta en Bar­quisime­to, la cual tenía unas condi­ciones más lib­erales para el públi­co. La adquiere para evi­tar com­pe­ten­cia. Hoy la com­pañía Pow­er es la que dio ori­gen a la “Energía Eléc­tri­ca de Barquisimeto”.
 
Una de las puer­tas de la plaza                                                                                                                                                  Una vez que en los años sesen­ta, al remod­e­larse la plaza Bolí­var, le fueron reti­radas las rejas exte­ri­ores para ser insta­l­adas en el cemente­rio de Bel­la Vista. Pos­te­ri­or­mente, durante la admin­is­tración como alcalde de Hen­ry Fal­cón, una parte impor­tante de las mis­mas fueron devueltas a su sitio orig­i­nal. Sin embar­go, algunos ele­men­tos de la orig­i­nal quedaron en el cemente­rio de Bel­la Vista, como es el caso de los esquineros, puer­tas y algu­nas partes de las rejas. Estos ele­men­tos fueron con­stru­i­dos en Nue­va York e insta­l­a­dos en 1896 por el gen­er­al Aquili­no Juares.
 

CorreodeLara

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