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Vicente Landaeta Gil protagonizó el primer accidente de aviación militar

Luis Alberto Perozo Padua
Periodista y cronista
luisperozop@hotmail.com
IG/TW: @LuisPerozoPadua

Cuan­do eran las 8:55 de la mañana del 4 de febrero de 1931, un estrepi­toso acci­dente ter­minó de des­per­tar la apaci­ble Bar­quisime­to pese a que el cam­po de aviación de aque­l­la ciu­dad esta­ba retirado.

Vicente Landaeta Gil 1897-1931
Vicente Lan­dae­ta Gil 1897–1931

Según el Informe de Búsque­da y Sal­va­men­to Aéreo (del inglés Search and Res­cue) SAR 04–02–31 N° 01, un avión mar­ca Far­man-190, de fab­ri­cación france­sa, col­or verde oli­va y mar­rón claro, con una trip­u­lación com­pues­ta por el teniente Vicente Lan­dae­ta Gil, el teniente Julio For­toul, mecáni­co elec­tricista; los sub­te­nientes Alfre­do Gar­cía y Ángel Stop­pel­lo, el cual cumplía la ruta Mara­cay-Bar­quisime­to y forma­ba parte de una escuadra de cua­tro aeron­aves, se estrel­ló en el cam­po aéreo de Bar­quisime­to debido al mal tiem­po y la imperi­cia del piloto.

Apun­ta el cro­nista y arti­c­ulista Car­los Eduar­do López, sobre el fatal acci­dente, que el cuar­to avión pilota­do por el teniente Vicente Lan­dae­ta Gil se retrasó, sin embar­go, al poco fue avis­ta­do y cuan­do se disponía a ater­rizar se pre­cip­itó estrepi­tosa­mente en la pista, desprendién­dose el motor y capotan­do con vio­len­cia se destruyó con el impacto.

«El teniente Lan­dae­ta sal­ió des­pe­di­do del apara­to y murió en el acto. Julio For­toul, quedó lev­e­mente heri­do, y los otros dos trip­u­lantes resul­taron ile­sos en este suce­so que mar­có un hito en la his­to­ria de Venezuela», infor­mó El Nue­vo Diario, en su edi­ción N° 5.494

Con múlti­ples con­tu­siones, el pilo­to Lan­dae­ta Gil fue con­duci­do a la clíni­ca del doc­tor Hon­o­rio Sigala, donde fal­l­e­ció pro­duc­to de la gravedad de las lesiones, sub­raya el cro­nista López adi­cio­nan­do que este acci­dente fue pres­en­ci­a­do por cien­tos de espec­ta­dores, entre ellos el agu­do fotó­grafo Evaris­to Reyes Yánez, quien real­izó varias tomas del mal­o­gra­do evento.

Apun­ta, que el afama­do fotó­grafo logró cap­turar para la pos­teri­dad el avión clava­do en la pista; el trasla­do de los lesion­a­dos y la pres­en­cia de las autori­dades mil­itares y público.

«Reyes Yánez pro­du­jo un juego de ocho postales alu­si­vas a la trage­dia que se ago­taron ráp­i­da­mente. Entre el públi­co pre­sente se encon­tra­ba el coro­nel Domin­go Romero, jefe de las Armas Nacionales acan­ton­adas en esta plaza, quien se encar­gó del trasla­do de los lesion­a­dos. Al tan­to, arrib­aría el pres­i­dente del Esta­do, Eusto­quio Gómez, quien nun­ca más se mon­tó en una aeronave.»

“La Sagra­da”, la guardia per­son­al del Ben­eméri­to pres­i­dente acor­donó el lugar del acci­dente, y ni el mis­mísi­mo coman­dante gen­er­al de la Aviación, que se encon­tra­ba en Bari­nas, pudo ingre­sar al sitio has­ta que don Eusto­quio lo autorizó.

Entre las ano­ta­ciones del cro­nista Car­los López, resalta que el cuer­po del infor­tu­na­do pilo­to fue vela­do en la clíni­ca Sigala; traslada­do luego al tem­p­lo de la Inmac­u­la­da Con­cep­ción y sepul­ta­do en el cemente­rio gen­er­al. Al tiem­po que los dos aviones que lo acom­paña­ban, y parte del escuadrón, sobrevolaron el cam­posan­to en señal de duelo.

Aeródromos en todo el país

En la déca­da de 1920 durante la dic­tadu­ra del gen­er­al Juan Vicente Gómez se con­struyeron aeró­dro­mos y pis­tas de ater­riza­je en todo el país, a fin de que los aviones de la recién crea­da Fuerza Aérea lle­garan a todos los rin­cones de la geografía nacional de man­era expedita.

El Diario El Impul­so en su edi­ción del 3 de mayo de 1928 reseño que ese día se pro­du­jo la primera visi­ta de aviones mil­itares a Bar­quisime­to, ini­cián­dose las man­io­bras aéreas en la cap­i­tal larense. En este con­tex­to, el pilo­to Lan­dae­ta Gil, quien era pio­nero de la Escuela de Aviación Mil­i­tar de Venezuela, for­maría parte de las prác­ti­cas y man­io­bras en estos cam­pos de aterrizaje.

La base aérea de Bar­quisime­to lle­va su nom­bre como sen­ti­do hom­e­na­je a aquel pilo­to pio­nero y quien fuera el primero en fal­l­e­cer en un acci­dente aéreo en Venezuela.

El 4 de febrero de 1931, a las 8 55 am, un avión marca Farman-190, de fabricación francesa, se estrelló en la pista de aterrizaje

La extraña teoría

Algunos per­iódi­cos del momen­to y entre muros, surgió el comen­tario que las causas del acci­dente aéreo en el Cam­po de Aviación de Bar­quisime­to, posi­ble­mente fue el resul­ta­do de una extraña teoría de nave­gación que aplic­a­ba el teniente Vicente Lan­dae­ta Gil, según la cual este pilo­to podía pre­scindir del uso de los instru­men­tos de vuelo.

A juicio del inves­ti­gador y escritor Fred­dy Pedrique Pérez, este suce­so gen­eró todo tipo de espec­u­la­ciones, por lo que el pilo­to francés Robert Guérin, en su condi­ción de con­se­jero téc­ni­co del Min­is­te­rio de Guer­ra y Mari­na, además de instruc­tor de vue­lo de la Escuela de Aviación Mil­i­tar, se dirigió inmedi­ata­mente a Bar­quisime­to para realizar las pesquisas nece­sarias y lograr dar con las causas del acci­dente. Era la primera inves­ti­gación de su tipo en el país.

Escribe Pedrique que Guérin comen­zó por recoger las impre­siones de lo vis­to tan­to por el teniente Julio For­toul y los sub­te­nientes Alfre­do Gar­cía Fontiveros y Ángel Stop­pel­lo, sobre­vivientes, así como los tes­ti­mo­nios de las per­sonas que pres­en­cia­ron el accidente.

En esta­do deplorable el diplo­ma que acred­i­ta al Pilo­to Avi­ador Vicente Lan­dae­ta Gil. Foto: Colec­ción Fred­dy Pedrique Pérez 

Frente a la diver­si­dad de los datos obtenidos, infir­ió que, a pesar de lo brus­co del ater­riza­je —en el caso de que hubiese sido así—, los daños que pre­senta­ba la aeron­ave eran «anor­malísi­mos».

Por otro lado, ‑prosigue el investigador‑, según el cri­te­rio del con­sul­tor téc­ni­co, al momen­to de ater­rizar, el apara­to «ha debido ser suc­ciona­do y aplas­ta­do en el sue­lo por efec­to de un remoli­no descen­dente…». Atribuía esto a una situación atmos­féri­ca gen­er­a­da por el calen­tamien­to del aire debido al sol, creán­dose «hoyos de aire», que al ser reem­plaza­dos brus­ca­mente por capas de aire frío dis­min­uía la den­si­dad de este.

Record­a­ba Guérin suce­sos sim­i­lares ocur­ri­dos ante­ri­or­mente en ese cam­po, en aeron­aves sin acci­dentes que lamen­tar, por lo que ase­guró en su informe: «… no creo que Lan­dae­ta haya cometi­do un error de pilota­je; era él cal­moso y pru­dente; siem­pre puse en él una gran con­fi­an­za para acome­ter las man­io­bras del­i­cadas de ater­riza­je y de despegar…».

Por su parte, el espe­cial­ista en temas aeronáu­ti­cos Fabián Capec­chi, sub­raya que con la trage­dia del teniente Vicente Lan­dae­ta Gil, comen­zó la inves­ti­gación sobre acci­dentes aére­os en Venezuela, asum­i­da con gran seriedad por el francés Guérin, quien sería el primer direc­tor de la Línea Aero­postal Venezolana.

Así resulta­ban absuel­tos de respon­s­abil­i­dades Lan­dae­ta y su ter­ca teoría de nave­gación, teoría por cier­to cuyos detalles se llev­a­ba a la tum­ba el mal­o­gra­do aviador.

Foto de Por­ta­da: Colec­ción Fred­dy Pedrique, autor de Los Primeros Trein­ta Años de la Aviación en Venezuela

Fuente: Fred­dy Pedrique Pérez. “Los Primeros Trein­ta Años de la Aviación en Venezuela 1920–1950”. Año 2020.
Car­los Eduar­do López. El primer acci­dente mor­tal de aviación ocur­rió en 1931. En CorreodeLara.com. Julio 2018

CorreodeLara

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