CrónicasReportajesTodas Las Entradas

Zonificación geoeconómica de Chivacoa para 1968

Mario R. Tovar G.
Investigador y escritor
mtovar60@hotmail.com

 

“A todos los habitantes de esta noble ciudad, encrucijada de caminos; 
la Chivacoa de ayer y hoy, 
dedico”

Bajo la Ley de División Territorial del 23 de abril de 1856, la provincia de Yaracuy queda definitivamente conformada por los cantones de Nirgua, San Felipe, Sucre, Urachiche y Yaritagua, respectivamente


Afirma­ba en uno de sus libros el recono­ci­do his­to­ri­ador Manuel Caballero, que en sus 500 años, la his­to­ria de Venezuela puede ser ubi­ca­da entre dos espe­jis­mos, dos fal­sas per­cep­ciones: la de un via­jero oril­lan­do sus costas; y la de un país empren­di­en­do un via­je mar­avil­loso; mien­tras que para el escritor Mar­i­ano Her­rera (El Nacional 21–02-05), el vene­zolano tiene una his­to­ria rel­a­ti­va­mente cor­ta y ha vivi­do una especie de pro­vi­sion­al­i­dad per­ma­nente, pese a que bus­ca siem­pre un arraigo.

En este sen­ti­do, obvian­do los espe­jis­mos y la pro­vi­sion­al­i­dad, se puede decir que la his­to­ria de la con­sol­i­dación del espa­cio yaracuyano ha sido breve, ya que den­tro de un mes aprox­i­mada­mente, ape­nas se estarán con­mem­o­ran­do  166 años de haber sido crea­da la Provin­cia de Yaracuy por res­olu­ción del Con­gre­so Nacional el 19 de mar­zo de 1855, la cual quedó con­sti­tu­i­da por los can­tones de San Felipe y Yaritagua, pertenecientes para esa época a Bar­quisime­to, al igual que Nir­gua, has­ta entonces adscri­ta a Carabobo,  cuya  cap­i­tal sería San Felipe. Pos­te­ri­or­mente, bajo la Ley de División Ter­ri­to­r­i­al del 23 de abril de 1856, la provin­cia de Yaracuy que­da defin­i­ti­va­mente con­for­ma­da por los can­tones de Nir­gua, San Felipe, Sucre, Urachiche y Yaritagua, respectivamente.

Tiem­po después, según la Con­sti­tu­ción de 1864, el Esta­do Fed­er­al Yaracuy, quedaría con­for­ma­do defin­i­ti­va­mente, según el títu­lo I, artícu­lo 01 de la Con­sti­tu­ción san­ciona­da el 22 de abril de 1864, medi­ante el cual se decretó la trans­for­ma­ción de las Provin­cias en Esta­dos Fed­erales, géne­sis políti­co-admin­is­tra­ti­va del actu­al esta­do Yaracuy.

Den­tro de este con­tex­to, sea opor­tu­na la ocasión para reseñar un impor­tante estu­dio geo­históri­co real­iza­do por los recono­ci­dos geó­grafos Mar­co-Aure­lio Vila y Juan Jacobo Per­ic­chi (1968), tit­u­la­do “Zonifi­cación Geoe­conómi­ca de Venezuela”, edi­ta­do por la extin­ta Cor­po­ración Vene­zolana de Fomen­to en Cara­cas, el cual con­s­ta de III tomos obje­ti­va­mente documentados. 

 

La Igle­sia Matriz de San Felipe en el paisaje de la ciu­dad, un ícono de abolen­go en la tradi­ción históri­ca san­fe­lipeña. Foto Colec­ción de la Pági­na ofi­cial del Cro­nista del munici­pio San Felipe, esta­do Yaracuy, Venezuela

Pues bien, en el tomo II del cita­do estu­dio, encon­tramos un impor­tante tra­ba­jo ded­i­ca­do a nue­stro esta­do denom­i­na­do “Zona Geoe­conómi­ca de Chiva­coa”, donde se inte­gra todo el esta­do Yaracuy, más el dis­tri­to Sil­va del Esta­do Fal­cón; vas­ta región nat­ur­al que com­prendía las mon­tañas de Nir­gua, la depre­sión Tur­bio-Yaracuy, la Sier­ra de Aroa y las llanadas exten­di­das entre los ríos Yaracuy y Tocuyo, hacia el norte. En este sen­ti­do, Vila y Per­ic­chi señalan que la vital­i­dad económi­ca de la Zona de Chiva­coa proviene prin­ci­pal­mente de las activi­dades agrí­co­las y un paisaje de tier­ras fér­tiles que actúa de corre­dor de paso entre el litoral del Caribe y las tier­ras del inte­ri­or; corre­dor al cual se suman económi­ca­mente los otros paisajes que rodean dicha depresión.

En relación con el cli­ma de esta región, las tier­ras bajas costan­eras reciben direc­ta­mente los vien­tos ali­sios del nor-este, que al entrar en con­tac­to con las mon­tañas que lim­i­tan por el sur dichas tier­ras, dan lugar a que se con­dense gran parte de su vapor, pro­ducién­dose llu­vias en abun­dan­cia. Por su parte, la Sier­ra de Aroa con su den­sa veg­etación de ladera, señala una alta plu­viosi­dad de aprox­i­mada­mente 1280 mm de pre­cip­ita­ciones; mien­tras que en la depre­sión Tur­bio-Yaracuy los vien­tos ali­sios pro­ducen inten­sas con­den­sa­ciones y fuertes llu­vias, que reg­is­traron para la época una media de 1700 mm en Marín; 1496 mm en San Felipe, 1010 en Chiva­coa y 992 mm en Yaritagua; en tan­to Nir­gua reg­is­tra­ba una media de 923 mm, en la parte supe­ri­or de sus montañas.

En cuan­to a otros datos , este estu­dio reseña un aumen­to pobla­cional de la región entre los años 1941 y 1950, para un total de 7008 habi­tantes, es decir un 5,08 de incre­men­to rel­a­ti­vo; hecho oca­sion­a­do gra­cias a la inten­si­fi­cación y tec­nifi­cación de la agri­cul­tura y la ganadería, en rubros tales como caña de azú­car, maíz, coco, piña, plá­tano, ñame, papa y carao­tas; en tan­to a niv­el ganadero pre­dom­ina­ba el tipo vac­uno, cabal­lar, mular, asnal ovi­no, capri­no y por­ci­no, auna­do a la mod­ern­ización de la car­retera Valen­cia, Nir­gua, Chiva­coa, lo que hizo que entre 1950 y 1961, la región pasara de ser una  zona de emi­gración a una de inmigración.

Final­mente, en cuan­to al ingre­so munic­i­pal, éste quedó reg­istra­do para 1964 en 31,63 Bs. per cápi­ta y como dato adi­cional, los autores Vila y Per­ic­chi   señalan que la Zona Geoe­conómi­ca de Chiva­coa reunía para ese entonces el 1,01% de los ingre­sos munic­i­pales de todo el país. 

El espa­cio geográ­fi­co cono­ci­do como Aroa, fue parte de la heren­cia que legó el Capitán Fran­cis­co Marín de Narváez, tatarabue­lo de Simón Bolí­var. Foto Colec­ción de la Pági­na ofi­cial del Cro­nista del munici­pio San Felipe, esta­do Yaracuy, Venezuela

II

Según este intere­sante estu­dio aparece delim­i­ta­da la Zona Geoe­conómi­ca de Chiva­coa, com­pren­di­en­do los paisajes nat­u­rales de las Mon­tañas de Nir­gua, la Depre­sión Tur­bio-Yaracuy, la Sier­ra de Aroa y las llanadas exten­di­das entre los ríos Yaracuy y Tocuyo, respec­ti­va­mente. A niv­el económi­co, a la región se le agre­ga­ban los recur­sos pes­queros con­tenidos en la faja costan­era y la platafor­ma con­ti­nen­tal, com­pren­di­dos entre la desem­bo­cadu­ra del Río Tocuyo, pasan­do por la Pun­ta de Chichiriviche, has­ta la desem­bo­cadu­ra del Río Yaracuy, incluyen­do la sub­zona pes­quera del Gol­fo Triste.

Es de hac­er notar que para dicha explotación se uti­liz­a­ban para la época pequeñas embar­ca­ciones, sien­do Tuca­cas el lugar de recep­ción de las cap­turas; puer­to que para ese tiem­po no con­ta­ba con ade­cuadas insta­la­ciones para la con­ser­vación del pesca­do y, además, de cier­tos molus­cos cuyo vol­u­men de cap­tura era apre­cia­ble. Por otra parte, a niv­el de explotación fore­stal, el ámbito zon­al con­ta­ba para ese entonces con for­ma­ciones boscosas de tipo seco o tropó­fi­lo macrotér­mi­co (has­ta los 400 mts de alti­tud), húme­do mon­tano bajo o tropó­fi­lo mesotér­mi­co o sub­mon­tano (por enci­ma de los 400 mts) y muy seco o xeró­fi­lo macrotér­mi­co (has­ta los 400 mts).

En el extremo suroc­ci­den­tal apare­cen espa­cios muy sec­os aprovecha­dos para el pas­toreo de gana­do; mien­tras que lo largo de la cos­ta entre Tuca­cas y Boca de Tocuyo, existía una amplia cubier­ta de manglares y for­ma­ciones haló­ge­nas, cuya impor­tan­cia económi­ca rad­i­ca­ba en el hecho de ser fuente de corteza para la obten­ción del tani­no, así como vigue­tas y leña, entre otras.

Casona colo­nial de Yaracuy, Venezuela

De igual man­era, es impor­tante destacar que una con­sid­er­able super­fi­cie de recur­sos fore­stales ya había desa­pare­ci­do para ese entonces en las cuen­cas de los ríos Aroa y Yaracuy, como con­se­cuen­cia de la exten­sión de la fron­tera agrí­co­la y la explotación de madera, sólo den­tro de los límites del esta­do Yaracuy se elevó a 10.893 m³ en 1965; vol­u­men equiv­a­lente al 49,60% del total de la zona mader­era cen­tro occi­den­tal que era de 21.961 m³. En relación a la activi­dad min­era, dicho estu­dio reseña la explotación cuprífera de Aroa, cuya reser­va esti­ma­da para ese año fue de 156.230 Tm con un tenor de cobre de 3,00%. Asimis­mo, en Aroa se explotó para la época el yeso, del cual se obtu­vieron 6.010 Tm en el mis­mo periodo.

En tan­to que en las cer­canías de Urachiche se extraía plo­mo en for­ma arte­sanal, uti­liza­do por los lugareños para fab­ricar muni­ciones a ser empleadas en las escopetas de caza; mien­tras que cer­ca de San Felipe se explotaron yacimien­tos de arcil­la, lo cual per­mi­tió la exis­ten­cia de una alfar­ería mecan­iza­da en la región.

En otro orden de ideas, es per­ti­nente decir que el desar­rol­lo indus­tri­al de la Zona Geoe­conómi­ca de Chiva­coa se ini­ció con la insta­lación de los cen­trales azu­careros, los aser­raderos, las alfar­erías mecan­izadas y las plan­tas de ali­men­tos con­cen­tra­dos para ani­males a los cuales se le agre­garon pos­te­ri­or­mente los talleres mecánicos.

Este arranque indus­tri­al fue con­se­cuen­cia direc­ta del per­fec­cionamien­to de la red vial y la con­struc­ción del fer­ro­car­ril Bar­quisime­to- Puer­to Cabel­lo; ele­men­tos que pusieron en evi­den­cia la mag­ní­fi­ca ubi­cación geográ­fi­ca de este ter­ri­to­rio, con respec­to a las otras zonas que lo rodean y al litoral marí­ti­mo, que empleó para 1965 un total de 1387 tra­ba­jadores, dis­tribui­dos entre las may­ores indus­trias ded­i­cadas al ramo ali­men­ti­cio, maderero, mue­bles y acce­so­rios, pro­duc­tos metáli­cos, mate­r­i­al de trans­porte, taba­co y acce­so­rios eléc­tri­co, con Chiva­coa al frente de este impor­tante sector.

Final­mente, des­de ya se proyecta­ba a Tuca­cas, Chichiriviche y Boca de Aroa, como un polo de atrac­ción turís­ti­ca los fines de sem­ana y en tem­po­ra­da vaca­cional; mien­tras San Felipe ini­cia­ba su despegue como foco de desar­rol­lo com­er­cial en 1968, que se extendía pau­lati­na­mente has­ta Yaritagua y Nir­gua, como ejes del desar­rol­lo de esta zona geoe­conómi­ca, que aún espera con­sol­i­darse definitivamente. 

Mapa de Venezuela 1840

III

Como bien lo reseñan estos recono­ci­dos geó­grafos, el desar­rol­lo region­al es condi­ción pre­via para que pue­da lograrse un ver­dadero desar­rol­lo nacional. En este sen­ti­do, des­de esa fecha (1968),  recomend­a­ban a las poderes nacionales de ese entonces, mod­i­ficar las estruc­turas que dividían al país de acuer­do a cri­te­rios políti­co-geográ­fi­cos, por otros de tipo geoe­conómi­cos; tras lo cual desar­rol­laron esta rig­urosa inves­ti­gación, donde entre otros aspec­tos tomaron en cuen­ta las causas y efec­tos de la zonifi­cación, clasi­fi­cación en zonas y sub­zonas, local­ización indus­tri­al, planeamien­to geoin­dus­tri­al, relación cen­tro pobla­do-zona, polos económi­cos, evolu­ción, ten­den­cias y la inte­gración fron­ter­i­za, con sus respec­tivos aspec­tos humanos, relación espa­cio geográ­fi­co- recur­sos económi­cos y mecáni­ca geoe­conómi­ca, enfo­ca­dos bajo el prin­ci­pio de con­tinuidad; datos que per­mi­tieron delim­i­tar las difer­entes zonas geoe­conómi­cas de Venezuela, luego de 20 años de estu­dio, entre las que cabe men­cionar las sigu­ientes: Mara­cai­bo, Cabi­mas, Pun­to Fijo, Chu­ruguara, Bar­quisime­to, Valera, Méri­da, El Vigía, Guas­d­u­al­i­to, Bari­nas, Acarigua-Arau­re, San Fer­nan­do, Cal­abo­zo, Valen­cia- Mara­cay, Area Met­ro­pol­i­tana de Cara­cas, Ocumare del Tuy, Puer­to La Cruz –Barcelona, Ciu­dad Guayana, Caicara del Orinoco, Maturín, Cumaná, Puer­to Ayacu­cho y la que nos ocu­pa en esta opor­tu­nidad, Chivacoa.

Den­tro de tal con­tex­to, la Zona Geoe­conómi­ca de Chiva­coa tiene como límite norte el cur­so bajo del Río Tocuyo; cuyo tramo flu­vial sigue la direc­ción SW-NE; des­de la boca del Río Tocuyo, se ini­cia el límite ori­en­tal que recorre el litoral marí­ti­mo has­ta la desem­bo­cadu­ra del Río Yaracuy, para pros­eguir cruzan­do de norte a sur la Cordillera de la cos­ta, has­ta la Teta de Tinaquil­lo; por su parte el límite merid­ion­al, recorre la fila más merid­ion­al de dicha cordillera para luego descen­der en bus­ca de la con­flu­en­cia del Río Buría al Tur­bio-Bar­quisime­to; mien­tras que el límite occi­den­tal está señal­a­do por las leves ele­va­ciones que por ori­ente, sir­ven de divi­so­ria a la cuen­ca del Río Sanare, por las estriba­ciones occi­den­tales de la Sier­ra de Aroa y por el cauce de la Que­bra­da Cara­pa que desem­bo­ca al Río Tocuyo, respectivamente.

Como dato impor­tante, es con­ve­niente señalar que a niv­el pobla­cional la Zona Geoe­conómi­ca de Chiva­coa exper­i­men­tó unos cam­bios nota­bles, ya que los difer­entes sec­tores zonales eran vis­tos unos 15 años antes del cita­do estu­dio, casi exclu­si­va­mente como lugares de paso o como tier­ras mar­ginales de otras zonas económi­cas, tal como le sucedía a las Mon­tañas de Nir­gua. En relación con este dato, entre 1941 y 1951 la población zon­al aumen­tó en 7.008h, es decir el 5,08% de incre­men­to rel­a­ti­vo y entre 1950 y 1965, aumen­tó a 46.308h, lo cual gen­eró un incre­men­to rel­a­ti­vo de 31,95%. En relación a la den­si­dad pobla­cional entre el peri­o­do com­pren­di­do entre 1941 a 1961, dio los sigu­ientes coe­fi­cientes: 1941: 15,92h x Km2; 1950: 16,73h x Km2 y en 1961 se ubicó en 23,08h x Km2.

Por­ta del Par­que Históri­co Arque­ológi­co San Felipe El Fuerte

Este incre­men­to se expli­ca en razón a la inten­si­fi­cación y tec­nifi­cación de la agri­cul­tura, en rubros tales como la caña de azú­car y frutí­co­las, lo cual trans­for­mó la región en una zona de inmi­gración y como dato adi­cional, es impor­tante agre­gar que Nir­gua y Chiva­coa tuvieron para 1964 un ingre­so munic­i­pal supe­ri­or a los 500mil Bs; mien­tras que los otros cin­co munici­p­ios de la zona reg­is­traron para la fecha ingre­sos entre los 100 mil y los 400 mil Bs; existien­do para la época 01 sucur­sal y 04 agen­cias ban­car­ias en San Felipe, 01 agen­cia en Chiva­coa, 01 en Yaritagua, 01 en Nir­gua y 01 en Aroa, notán­dose la influ­en­cia financiera de los polos de Bar­quisime­to y Valencia.

Final­mente, la Zona de Chiva­coa podría con­sol­i­darse en caso de reac­ti­varse el proyec­to fer­ro­car­rilero nacional, al hac­erse  mejo­ras en los ser­vi­cios públi­cos en gen­er­al y la preparación de la mano de obra cal­i­fi­ca­da en par­tic­u­lar; garan­tías más que sufi­cientes para atraer  las inver­siones nece­sarias que con­soli­den defin­i­ti­va­mente a Chiva­coa como un eje geoe­conómi­co de vital impor­tan­cia para la región yaracuyana, tal como o plantearon en su tiem­po, en su muy acer­ta­do estu­dio, los geó­grafos Mar­co Aure­lio-Vila y Vila y Juan Jacobo Per­ic­chi en 1968; esce­nar­ios actual­mente par­al­iza­dos debido a nue­stro difí­cil con­tex­to-país, auna­do a la lle­ga­da del Covid-19 el pasa­do 2020; ter­ri­ble pan­demia en cur­so, que prác­ti­ca­mente ha par­al­iza­do la economía mundi­al, dejan­do tras de sí funes­tas pér­di­das humanas y mate­ri­ales, difí­ciles de cuan­tificar en el presente.

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

Deja una respuesta

Tu dirección de correo electrónico no será publicada. Los campos obligatorios están marcados con *