Crónicas

Cómo terminó José Félix Ribas, el vencedor de La Victoria

Luis Alberto Perozo Padua
Periodista y cronista
luisperozop@hotmail.com
IG/TW: @LuisPerozoPadua

En la guer­ra por la Inde­pen­den­cia de Améri­ca las degol­li­nas fueron comunes tan­to en el ban­do real­ista como en el patri­o­ta. Había car­tas que se firma­ban con la san­gre de los con­de­na­dos y se exhibían las cabezas fritas en aceite en cier­tas local­i­dades para que sirvier­an como escarmien­to a los que osaran ale­brestarse con­tra la autori­dad y las leyes (Lom­bar­di, 2021).

Uno de los más cru­eles ejem­p­los es la cabeza de Lope de Aguirre, al que denom­ina­ban ´el tira­no´, que luego de ser eje­cu­ta­do en Nue­va Segovia de Bar­quisime­to el 26 de octubre de 1561 su cuer­po fue des­cuar­ti­za­do. Su cabeza fue envi­a­da a El Tocuyo en una jaula de hier­ro para que la gente viese de donde brota­ban «tan per­ver­sas maquina­ciones». La mano derecha fue traslada­da a Méri­da y la izquier­da a Valen­cia, el resto del cuer­po fue ali­men­to para los per­ros. En un juicio post mortem fue declar­a­do cul­pa­ble de deli­to de lesa majestad.

En enero 1813, durante el perío­do del Decre­to la Guer­ra a Muerte, el abo­ga­do y coro­nel Anto­nio Nicolás Briceño, cono­ci­do bajo el mote de ´El Dia­blo´, pro­ponía que se ascendiera a los sol­da­dos al momen­to de mostrar una deter­mi­na­da can­ti­dad de cabezas de los ene­mi­gos españoles (Lom­bar­di, op. cit).

 

 

 

 


Gen­er­al José Félix Ribas

 

 

 

 

 

 

 

 

 

Nece­sario es vencer

José Félix Ribas, gen­er­al en jefe y uno de los héroes más sobre­salientes de la Guer­ra de Inde­pen­den­cia, nació en Cara­cas el 15 de sep­tiem­bre de 1775. Una de las más impor­tantes batal­las, de las muchas en las que par­ticipó, fue la de La Vic­to­ria, efec­tu­a­da 12 de febrero de 1814, donde se batió con cora­je al frente de un grupo de reclu­ta­dos entre jóvenes y sem­i­nar­is­tas, sin expe­ri­en­cia alguna.

Con ape­nas 1.500 apren­dices de sol­da­dos, un desafío sinigual para los jóvenes par­tic­i­pantes quienes enfrentaron a un ejérci­to de 2.500 vet­er­a­nos del ejérci­to del rey al man­do del san­guinario gen­er­al español Fran­cis­co Tomás Morales.

Nar­ra el desa­pare­ci­do cro­nista bar­quisimetano, Dr. Omar Gar­men­dia, que en aque­l­la ocasión Ribas y sus mucha­chos, lograron der­ro­tar a las fuerzas real­is­tas de José Tomás Boves. Antes de la batal­la, el gen­er­al Ribas había pro­nun­ci­a­do la famosa frase aren­ga­to­ria frente los ater­ra­dos bisoños sol­da­dos: «No podemos optar entre vencer o morir, nece­sario es vencer».

El joven Iribarren combatió con Ribas

El ex cro­nista de Bar­quisime­to, Ramón Querales, escribió que del Sem­i­nario Tri­denti­no de Cara­cas surgió la may­or parte de los valerosos jóvenes alis­ta­dos en las filas de Ribas, quien se pro­pu­so enfrentar al ejérci­to de José Tomás Boves al man­do de Morales en la población aragüeña de La Vic­to­ria y logró orga­ni­zar un bisoño ejérci­to de mucha­chos, la may­or parte estu­di­antes de la Uni­ver­si­dad y del Sem­i­nario de Caracas.

Juan Guiller­mo Iribarren

A juicio de Querales, entre esos jóvenes inex­per­tos en la guer­ra desta­ca­ba Juan Guiller­mo Irib­ar­ren, hijo de una famil­ia aris­tocráti­ca de lo que hoy es Por­tugue­sa, ingre­sa­do al Sem­i­nario Tri­denti­no de Cara­cas en 1810, cuan­do ape­nas tenía 13 años. Con­tra la vol­un­tad de su padre, en este sem­i­nario Juan Guiller­mo decidió unirse a la causa patri­o­ta lid­er­a­da por Simón Bolívar.

Según inves­ti­ga­ciones de Querales, el joven Irib­ar­ren inte­gró, con 17 años, el grupo de aque­l­los valientes jóvenes vene­zolanos que com­bat­ieron des­de las ocho de la mañana has­ta entra­da la medi­anoche de aquel 12 de febrero de 1814, cuan­do el refuer­zo de 220 jóvenes de la caballería repub­li­cana bajo el man­do del coro­nel Vicente Cam­po Elías entraron en batal­la y la deci­dieron ponien­do en fuga a Morales y sus hom­bres. Al cono­cer de la vic­to­ria de José Félix Ribas, el Lib­er­ta­dor, le con­cedió el títu­lo de «Vence­dor de los Tiranos».

Frieron su cabeza

En enero de 1815 fue der­ro­ta­do por Fran­cis­co Tomás Morales en la batal­la de Maturín, pero logró huir para reunirse con los gen­erales repub­li­canos y rea­gru­par sus fuerzas. No obstante, es traiciona­do por el escla­vo Con­cep­ción González, quien es cap­tura­do en Valle de La Pas­cua, rev­e­lando ante los patri­o­tas su deslealtad.

Luego de esa delación, con­tinúa Garmendia‑, el prócer fue detenido en la ciu­dad de Tucu­pi­do en el esta­do Guári­co, tor­tu­ra­do, veja­do y final­mente fusila­do por orden del coman­dante de Jus­ti­cia May­or, Loren­zo Figueroa. Su cuer­po fue des­cuar­ti­za­do, su cabeza fue pasea­da por Barcelona el 3 de febrero de 1815 y luego envi­a­da a Cara­cas, donde las autori­dades la frieron en aceite y la colo­caron en exhibi­ción den­tro de una pequeña jaula.

El Dato

El Día de la Juven­tud en Venezuela fue declar­a­do por la Asam­blea Con­sti­tuyente bajo la pres­i­den­cia del poeta Andrés Eloy Blan­co, Decre­to fir­ma­do el 10 de febrero de 1947 para hon­rar a los jóvenes que par­tic­i­paron en esta impor­tante batal­la por la independencia

Otra versión del deceso

Exis­ten otras cróni­cas que refieren una ver­sión difer­ente sobre el des­ti­no final de José Félix Ribas, ates­tiguan­do que este gen­er­al había lle­ga­do enfer­mo «de calen­turas palúdi­cas» al hato Las Pal­mas, en Tucu­pi­do, y ahí fue hecho pri­sionero debido a la traición de su escla­vo Con­cep­ción González, que creyen­do que podía obten­er cier­tos div­i­den­dos económi­cos por su delación, rev­eló el paradero del prócer. Luego de ser ubi­ca­do y apre­hen­di­do, fue con­duci­do amar­ra­do en medio del opro­bio has­ta la Plaza May­or de Tucu­pi­do, en donde fue eje­cu­ta­do a lan­za­zos el 31 de enero de 1815.

Batal­la de La Victoria

Al vence­dor de La Vic­to­ria le cor­taron la cabeza, la cual fue fri­ta en aceite, colo­ca­da en una jaula de hier­ro y lle­va­da a Cara­cas a donde arribó el 14 de mar­zo de 1815 para ser exhibi­da en la Plaza May­or durante dos sem­anas. Más tarde, la cabeza de Ribas fue pasea­da en Barcelona el 3 de febrero de 1815. Su mano derecha, fue col­ga­da de un palo en el camino real y los bra­zos y pier­nas desmem­bra­dos y des­cuar­ti­za­dos fueron col­ga­dos en árboles y postes con carte­les den­i­grantes en difer­entes pun­tos de la ciu­dad para que sirviera de escarmien­to a los patriotas.

Como hecho curioso se dice que los famil­iares, para ase­gu­rarse de que era la cabeza de Ribas, solic­i­taron la pres­en­cia del bar­bero quien ante­ri­or­mente le había hecho dos extrac­ciones de mue­las y fue este quien hor­ror­iza­do recono­ció la iden­ti­dad del patriota.

Murió de paludismo

Para el cro­nista Gar­men­dia, la muerte de Ribas sigue rodea­da de mis­te­rio y ver­siones encon­tradas, pues exis­ten otras cróni­cas que señalan que, el gen­er­al en real­i­dad había fal­l­e­ci­do de palud­is­mo y sepul­ta­do en el mis­mo hato Las Palmas.

«Al cono­cerse el dece­so por parte de las autori­dades real­is­tas, estos lle­garon desen­ter­rar el cadáver ya en esta­do de descom­posi­ción, por lo que hubo que freír en aceite la cabeza antes de ser envi­a­da primero a Guare­nas y final­mente a Cara­cas, donde fue colo­ca­da en la Puer­ta de Cara­cas, donde hoy per­manece un mon­u­men­to alu­si­vo a tal hecho», apun­ta Garmendia.

Des­de el 19 de sep­tiem­bre de 2005, los restos sim­bóli­cos del gen­er­al José Félix Ribas reposan, en un cofre, en el Pan­teón Nacional.

Mon­u­men­to a José Felix Ribas, erigi­do en La Vico­ria e inagu­ra­do el 13 de febrero de 1895 durante el gob­ier­no del Gen­er­al Joaquín Crespo

Fuente: Lom­bar­di, Ángel. Mon­stru­os sedi­en­tos de san­gre: la cru­el­dad en la Inde­pen­den­cia. (enero de 2020). CorreodeLara.com [Doc­u­men­to en línea] Disponible: https://correodelara.com/?s=Monstruos+sedientos+de+sangre

Gar­men­dia, Omar. La cabeza fri­ta de José Félix Ribas. (mar­zo de 2021). CorreodeLara.com [Doc­u­men­to en línea] Disponible: https://correodelara.com/la-cabeza-frita-de-jose-felix-ribas/

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