Amábilis Cordero: pionero del cine y precursor del periodismo audiovisual
Cuando el pequeño Amábilis Cordero daba sus primeros pasos en su casa solariega de Duaca, un apartado poblado sorprendido todavía por el paso del ferrocarril entre Barquisimeto y Tucacas, en Francia los hermanos Auguste y Louis Lumiére mostraban en los cafés de París las primeras imágenes de cine para sorpresa de los franceses.
Cinco años tenía cuando Manuel Trujillo Durán proyectó en el Teatro Baralt de Maracaibo, las primeras imágenes de cine de la cual se tienen conocimiento en Venezuela: “muchachas bañándose en el lago”. Este novedoso medio habría de llamar más tarde la atención del párvulo de la capital del municipio Crespo.
En Barquisimeto pocos conocen la historia de este larense nacido el 31 de marzo de 1892, quien además de cineasta, guionista, fotógrafo, pintor, músico y poeta, es un pionero del cine nacional, tanto del documental como de la ficción y también precursor del periodismo audiovisual en Venezuela.
Su notoriedad ha sido borrada por la ignorancia de la clase gobernante incapaz de exaltar su memoria por su contribución al acervo cultural de los larenses. A una avenida que en Barquisimeto llevaba su nombre, la alcaldesa Amalia Sáez se lo quitó porque no sabía que se trataba de un emprendedor precursor del cine nacional, para ponerle de manera populista Bicentenario.
Amábilis Cordero se hizo fotógrafo en 1920 y en 1926 instaló un estudio fotográfico en el centro de Barquisimeto. Después compró varios equipos en el exterior con los que filmaría sus primeras películas. Realizó por correspondencia un curso y recibió un diploma que lo acreditó como Director de Cine, emitido en Estados Unidos por el Instituto Cinematográfico de Hollywood.
En 1928 realizó su primer filme: Los Milagros de la Divina Pastora al tiempo que diseña y comienza la construcción de los Estudios Cinematográficos Lara, primer estudio del séptimo arte en la ciudad donde en 1951 fundó una escuela de cine. Los escépticos y burlistas lo llamaban el Hollywood de Barquisimeto.
En 1932 dirigió el largometraje Alma Llanera, con guión de Luis Peraza, inspirado en el joropo homónimo compuesto por Pedro Elías Gutiérrez, parte de la zarzuela de Rafael Bolívar Coronado. Ese mismo año también estrenó su segunda película, el filme de ficción, La cruz de un ángel.
En 1931 entró al periodismo audiovisual al filmar la primera tragedia aérea en Barquisimeto, dramatizada con la adición de tomas del avión siniestrado.
En 1933 hizo la película La Tragedia de la Escuela Wohnsiedler. El incendio y derrumbe de un viejo caserón de adobes donde funcionaba la escuela que causó la muerte de siete niñas, quienes no pudieron salir de los salones de clases. Cordero también hizo noticieros y comerciales.
La directora del mediometraje Amábilis Cordero: Pionero del cine nacional (2008), Isabel Caroto, señaló que “el cine nacional como género nació con más fuerza en el estado Lara por los aportes que hizo Amábilis Cordero, así como el equipo que lo acompañó, incluida su esposa Carmen Montesinos, montadora, editora, actriz y vestuarista”.
Años más tarde, tras algunos fracasos económicos y sufriendo del deterioro de su visión, Cordero detuvo su producción pero siguió en diversas labores en el ámbito cinematográfico hasta su muerte en Barquisimeto el 6 de enero de 1974. Como todo príncipe del cine, se marchó un día de reyes.
POR Juan José Peralta
Periodista y cronista