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Cruz María Yepes Gil y su enigmática fotografía

 

Luis Alberto Perozo Padua
Periodista


Dos personas caminan por una calle parisina en 1937, se dirigen a Place de la Concorde, un lugar de grandes reuniones del período revolucionario, donde Luis XVI y María Antonieta fueron ejecutados. Las crónicas cuentan que en aquella plaza francesa, unas mil 119 personas fueron decapitadas públicamente.

Pero quiénes son los per­son­ajes que vis­ten ele­gantes atuen­dos inmor­tal­iza­dos en extra­or­di­nario for­ma­to 16X9 aprox­i­mada­mente, en blan­co y negro, de autor descono­ci­do, pro­por­ciona­da en dig­i­tal por José Miguel Bermúdez Castil­lo, bis­ni­eto de los pro­tag­o­nistas de la fotografía y pri­mo de quien calza este reportaje.

Don Cruz María Yepes Gil jun­to a su esposa doña Julia Ele­na Yuya Jou­bert León, en París 1937

Pues bien, son don Cruz María Yepes Gil, de som­brero tipo Tril­by e impeca­ble tra­je y cor­ba­ta, sím­bo­lo de posi­ción social. Sus ras­gos finos dela­tan que era un hom­bre de fecun­da estirpe. De estric­to cam­i­nar, aplo­ma­da mira­da y seguro de sí mismo.

Nació el 25 de sep­tiem­bre de 1890, en Bar­ba­coas, una local­i­dad agrí­co­la del esta­do Lara. Sex­to hijo del mat­ri­mo­nio de don Juan Bautista Yepes Piñero y doña Jose­fa Anto­nia Gil Fortoul.

Nació el 25 de sep­tiem­bre de 1890, en Bar­ba­coas, una local­i­dad agrí­co­la de Lara

Está acom­paña­do don Cruz María de su her­mosa esposa doña Julia Ele­na “Yuya” Jou­bert León, nat­ur­al de Curazao, Antil­las holan­desas, naci­da en Willem­stad, el 21 de sep­tiem­bre de 1904, “her­mosa dama, muy car­i­ta­ti­va, de ojos vivaces, almen­dra claros, que según sus propias pal­abras, de col­or de zor­ro a la car­rera”, refiere Bermúdez Castillo. 

En la foto, doña Yuya luce un vesti­do oscuro, largo que cae has­ta las pan­tor­ril­las, de man­gas. Por­ta además guantes de cuero para pro­te­gerse del frío otoñal y un som­brero redondea­do de ala intermedia. 

Un bol­so de mano de asa cor­ta tipo Baguett, com­po­nen la ima­gen. Segu­ra­mente vis­i­taron ese día “la aveni­da más bel­la del mun­do: los Cam­pos Elíseos en el VIII Dis­tri­to de París”, que final­iza en el Arco del Tri­un­fo, donde se encuen­tra graba­do el nom­bre del úni­co amer­i­cano que par­ticipó en la Rev­olu­ción France­sa: Fran­cis­co de Miranda.

El tour por Europa

Qué pudi­mos recabar de la estam­pa que nos ocu­pa y que pese al tiem­po la fotografía se mantiene intac­ta: Don Cruz María y su esposa Julia Ele­na, lle­garon a Curazao a vis­i­tar a famil­iares de la consorte.

Julia Ele­na, en edad juve­nil. Casó en Aroa con Cruz María el 22 de sep­tiem­bre de 1923

Para el momen­to de la foto esta­ban sus tres hijos pequeños: May­da Jose­fa de dos años, Edgar de 12 y Bey­la Ele­na con 10, que era estu­di­ante de un pres­ti­gioso cole­gio de mon­jas del ter­ri­to­rio neer­landés, conc­re­ta­mente el Wel­gele­gen Habay, donde tam­bién estudió doña Yuya y la afama­da musicólo­ga, pianista y com­pos­i­to­ra vene­zolana María Luisa Esco­bar. Luego de unos días en la isla, partieron a Europa con var­ios propósitos.

Durante el tour por la Europa Occi­den­tal, com­praron mucho del mobil­iario de la Quin­ta May­da, como mue­bles, lám­paras, obras de arte, platería, uten­sil­ios y lencería, entre otras cosas. La quin­ta es cono­ci­da pos­te­ri­or­mente como la Casona de los Yepes Gil, ubi­ca­da en una man­zana de Bar­quisime­to col­in­dante con el hoy Par­que Ayacucho.

Tratos comerciales

Aprovechó don Cruz María el via­je para adquirir maquinar­ia con el fin de mod­ern­izar el viejo trapiche de Bel­la Vista, un pre­dio de su propiedad afin­ca­do en el Valle del Tur­bio, exten­so ter­ri­to­rio donde sus ascen­di­entes se habían asen­ta­do durante las dos primeras décadas del siglo XIX, cuan­do don Juan Bautista Piñero

com­pró “…una pos­esión com­pues­ta de diez y seis fane­gadas de tier­ras de labor con regadío pro­pio de aguas de el Agua Viva, que lla­man Tara­bana…, y en ella plan­ta­da hacien­da de cacao, com­pues­ta de nueve mil cua­tro­cien­tos seten­ta y cin­co árboles, casa de habitación aval­u­a­do todo en la can­ti­dad de siete mil cua­tro­cien­tos pesos”, escrit­u­ra notari­a­da en Bar­quisime­to el 21 de mayo de 1822.

Asimis­mo, hizo tratos com­er­ciales con varias fir­mas ale­m­anas para reem­plazar algu­nas piezas ave­ri­adas en la fábri­ca del Cen­tral Tara­bana, a pesar que este inge­nio, el más impor­tante del Valle Tur­bio ya no le pertenecía, pues lo había ven­di­do a su madre doña Jose­fa Anto­nia Gil For­toul y a sus her­manos Mar­i­ano y José Anto­nio Yepes Gil, en 1926 y que adquir­ió en 1920.

Don Cruz María, en aquel via­je, se sometió a una inter­ven­ción quirúr­gi­ca en Ale­ma­nia y a su sal­i­da del cen­tro de salud, se vio oblig­a­do a regre­sar a Venezuela, por el ini­cio de la Segun­da Guer­ra Mundial.

Doña Julia Ele­na Yuya Jou­bert León nació en Willem­stad, Curazao, Antil­las holan­desas, el 21 de sep­tiem­bre de 1904

Por aquel entonces, hubo una inter­ven­ción de las Antil­las Holan­desas en donde se situ­aron var­ios buques de com­bate en las costas cura­zoleñas para pro­te­ger a los nacionales. El famoso cole­gio de mon­jas ya men­ciona­do, fue habil­i­ta­do para hos­pi­tal de cam­paña y las niñas envi­adas a sus hogares. 

Ele­na León, la madre de Yuya, de visi­ta en su natal Curazao, tam­bién par­tió a Venezuela jun­to a los tres niños de Cruz María y Julia Elena.

Las noti­cias por cable que recibía don Cruz María des­de Améri­ca, habla­ban de una poderosa invasión nazi y las esta­ciones de radios prometían un desplaza­mien­to de tropas para el con­traataque, supe­ri­or a la de la gran guer­ra, lo que prop­i­ció el retorno pre­maturo a Barquisimeto.

Protagonistas de la industria azucarera

Durante los años sigu­ientes, don Cruz María Yepes Gil se dedicó a sus pos­e­siones y jun­to a otros cañicul­tores del valle, con­sti­tuyeron la C.A. Cen­tral Río Tur­bio el 20 de diciem­bre de 1945, grupo fun­dador que tuvo como obje­ti­vo prin­ci­pal trans­for­mar los viejos trapich­es papeloneros de la zona en una gran fac­toría azucarera.

Para la pos­teri­dad quedó plas­ma­da la primera Jun­ta Direc­ti­va de la com­pañía, con los sigu­ientes nom­bres: Pablo Gil Gar­cía como pres­i­dente; Cruz Mario Sigala, Pablo Cortez y J. A. Tamayo Pérez, vocales; Mar­cial Gar­men­dia, Mar­i­ano y Daniel Yepes Gil, Car­los Gil Gar­cía, Diego Rodríguez y Hora­cio Anzo­la, vocales; Luis Eduar­do Castil­lo como sec­re­tario y Cruz María Yepes Gil, fig­uró como tesorero.

Don Cruz María fal­l­e­ció el 4 de sep­tiem­bre de 1964. Doña Yuya, quien le sobre­vivió 36 años, se encar­gará de seguir admin­is­tran­do sus bienes, for­t­ale­cien­do la próspera hacien­da Bel­la Vista y sobre­salien­do en la direc­ti­va de Socatur, la magna sociedad que agru­pa­ba a los pro­duc­tores de cañame­lar del esta­do Lara.

La casona de la hacien­da Bel­la Vista, ya der­rui­da por el paso del tiem­po y los drás­ti­cos cam­bios para la tra­ma vial de Bar­quisime­to, fue uno de los últi­mos lugares que vis­itó doña Yuya antes de encon­trar pla­cen­tera sus días finales, hecho ocur­ri­do el 16 de diciem­bre del año 2000.

Fotos: Colec­ción de José Miguel Bermúdez Castil­lo y Car­los Guer­ra Brand

Publicado en Diario EL IMPULSO

 

El padre de doña Yuya, Emilio Jou­bert Prince, era fun­cionario del Fer­ro­car­ril Bolí­var. Fue uno de los pio­neros en Lara en siem­bra de Sisal, con fin­cas en las zonas del norte de Bar­quisime­to has­ta traspasan­do los límites de Yaracuy. Fal­l­e­ció en 1935
Tuit de Diario EL IMPULSO

CorreodeLara

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