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Enrique D´Lima, un olvidado de la fotografía y la cinematografía nacional

 

Este precursor del cine nacional: actor y técnico, además de consumado fotógrafo profesional, es uno de los grandes olvidados de la historia cinematográfica nacional.

Nació en San Felipe, esta­do Yaracuy el 23 de junio de 1901. Sus apel­li­dos son conex­os con la mason­ería, prác­ti­ca a la cual estu­vo enlaza­do des­de muy tem­prana edad. Su vida es, lit­eral­mente, de película.

En 1916 su madre se trasla­da de San Felipe jun­to a sus dos hijos: Enrique y Jorge a Cara­cas donde regen­tó la pen­sión D´Lima, ubi­ca­da de Col­iseo a Peinero, cer­cana al Mer­ca­do San Jac­in­to. Allí los her­manos con­cluyeron su segun­da esco­lar­i­dad y Enrique logró conec­tarse con la naciente indus­tria cin­e­matográ­fi­ca y for­marse profesionalmente.

En 1927, lo encon­tramos tra­ba­jan­do en los Lab­o­ra­to­rios Cin­e­matográ­fi­cos Nacionales (LCN) y el Ser­vi­cio Cin­e­matográ­fi­co Nacional (SCN), asen­ta­dos en Mara­cay y crea­d­os con el fin de exal­tar la gestión guber­na­men­tal del ben­eméri­to Juan Vicente Gómez. Des­de un puesto mera­mente téc­ni­co que ejer­cía, entró en con­tac­to con real­izadores caraque­ños que impulsa­ban tan atrac­ti­va y ren­o­vado­ra industria.

Actor de cine

Un galán como loco se tit­u­la­ba la pelícu­la dirigi­da por Rafael Rivero en 1928 que con­ta­ba en su elen­co con Enrique D´Lima. Por afinidades del des­ti­no ese mis­mo año, Amá­bilis Cordero real­iz­a­ba la pre­mier de su primer filme “Los mila­gros de la Div­ina Pastora”.

Para Enrique D´Lima fueron años de inten­sa activi­dad puesto que actuó en El reli­cario de la abueli­ta (Augus­to González Vidal. 1933), ambas silentes. La sigue Tabo­ga (Rafael Rivero. 1936), primer cor­to sonoro del cine nacional

Enrique D Lima

inter­pre­ta­do por Fini Ver­a­cochea, Car­los Ascanio, Bil­lo Frometa  y su orques­ta Billo´s Hap­py Boys, en la cual Enrique D´Lima hace de pre­sen­ta­dor. Hacia el cal­vario (A/D.1936), suerte de bam­bu­co colom­biano poco cono­ci­do; Gen­tuza (Jaime Sal­vador. 1937). Al mar­gen del éxi­to que obtu­vier­an los filmes, la par­tic­i­pación aquí descri­ta no sólo se reduce a su papel actoral; sino téc­ni­co, lo cual per­mite per­catarnos estar en pres­en­cia de un ver­dadero pre­cur­sor del cine nacional.

En 1938, ya muer­to Gómez, sus equipos y per­son­al fueron absorbidos por los nacientes Estu­dios Avi­la C. A. empre­sa fun­da­da por Rómu­lo Gal­le­gos, con la inten­ción de lle­var al cine su obra lit­er­aria y emu­lar los grandes éxi­tos que éstas habían alcan­za­do en el cine meji­cano de entonces.

Entre 1938, año de su fun­dación, los Estu­dios Ávi­la C. A. pro­du­jeron doc­u­men­tales, noticieros y revis­tas cin­e­matográ­fi­cas que bus­ca­ban impul­sar diver­sos pro­gra­mas sociales, san­i­tar­ios y educa­tivos que ade­lanta­ba el gob­ier­no, más la obra de Gal­le­gos nun­ca fue lle­va­da al cine, puesto que pro­du­jeron esca­sos filmes de fic­ción y el más exi­toso de ellos Juan de la calle (Rafael Rivero. 1941), con­tó con Enrique D´Lima en el elen­co inter­pre­tan­do a un ladrón de gal­li­nas, además de parte de ser parte del per­son­al téc­ni­co. Como parado­ja per­ma­nente, el filme se extrav­ió y décadas después, parte de él fue encon­tra­do en un basurero. Has­ta allí su vida cin­e­matográ­fi­ca; de película.

Afincado en Barquisimeto

Hacia 1945 se trasla­da a Bar­quisime­to donde vivían su madre y su her­mano Jorge, agri­men­sor y pilo­to afi­ciona­do, quien habría de morir en 1963 en un acci­dente aéreo en San Felipe.

A su lle­ga­da a Bar­quisime­to Enrique D´Lima laboró como lab­o­ra­torís­ta clíni­co  al ser­vi­cio del Min­is­te­rio de Sanidad, en una depen­den­cia ubi­ca­da frente al Par­que Ayacu­cho, puesto que como tal se había recibido en la UCV.

En el edi­fi­cio “La Fran­cia”, frente al Teatro Juares, abre “Estu­dios D´Lima” un renom­bra­do foto estu­dio que per­maneció acti­vo por más de dos décadas. Las primeras fotografías, están rubri­cadas con la fir­ma “Her­manos D´Lima”, aún cuan­do su her­mano Jorge jamás hubiese real­iza­do toma algu­na. Este foto estu­dio era cen­tro de reunión de la mason­ería, comu­nistas y afines. Allí se con­gre­ga­ban Rafael Dal­mau, su mae­stro; José Manuel Briceño Guer­rero, María Tere­sa Álvarez, José Reque­na y Ernesto Balestri­ni, entre otros, a sabore­ar elixires, té y bue­nas conversas.

Fue fotó­grafo ofi­cial del bal­let de Taormi­na Gue­vara y logró extra­or­di­nar­ios reg­istros de estu­dio y pre­senta­ciones que per­miten avi­zo­rar una época dora­da de la dan­za en Bar­quisime­to. Aquí con­tra­jo mat­ri­mo­nio con Ángela Vivas, suerte de esposa, socia y musa inspi­rado­ra de sus mejores retratos y con ella tuvo cua­tro hijos: Alba, Gioto, Diosa y Enrique.

La obra fotográ­fi­ca de Enrique D´Lima com­ple­menta­ba jun­to a sus con­tem­porá­neos Elio Otaiza y Fed­eri­co Marchena, los álbumes famil­iares que se exhibían en los reci­bos de las casas de entonces, sin dis­tin­go de clase social. En una ocasión una humilde seño­ra se le acer­có mostrán­dole una ima­gen de la Vir­gen de Coro­mo­to: “Señor D´Lima, yo quiero pare­cer iguali­ta a esta fotografía”, y el lente presto de D´Lima con­ce­bía el milagro.

Su vida y obra se encuen­tran estrechadas. A través de sus her­mosas fotografías des­cub­ri­mos la certeza de una tradi­ción fotográ­fi­ca úni­ca, ple­na de autores nat­u­rales de nues­tra nación que con­fluyeron en nues­tra ciu­dad, logran­do por la nat­u­ral­i­dad de sus com­posi­ciones, una suerte de  epi­fanía que cobi­ja la tradición.

En esta ciu­dad que amó y sem­bró descen­den­cia, hizo suyo el lla­ma­do de la tier­ra en 1972, dejan­do como lega­do una de las obras fotográ­fi­cas más com­ple­tas y den­sas del siglo XX y una aure­o­la de pelícu­las que espera ser develada.

Carlos Eduardo López Falcón

CorreodeLara

Esᴛᴀ́ ᴜsᴛᴇᴅ, ᴅɪsᴛɪɴɢᴜɪᴅᴏ ʟᴇᴄᴛᴏʀ, ᴇɴ ᴛᴇʀʀɪᴛᴏʀɪᴏ ᴅᴇ ʜɪsᴛᴏʀɪᴀ, ᴅᴇ ʜᴏᴍʙʀᴇs ᴄɪᴠɪʟɪsᴛᴀs, ʏ sᴏʙʀᴇ ᴛᴏᴅᴏ, ᴅᴇ ɢʀᴀɴᴅᴇs ᴀᴄᴏɴᴛᴇᴄɪᴍɪᴇɴᴛᴏs ϙᴜᴇ ᴍᴀʀᴄᴀʀᴏɴ ᴜɴ ʜɪᴛo

Un comentario en «Enrique D´Lima, un olvidado de la fotografía y la cinematografía nacional»

  • Un artic­u­lo muy intere­sante. Gra­cias por la infor­ma­ción. Reci­ba un cor­dial saludo.

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