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La Hacienda Tarabana, su caserío, el antiguo trapiche y la Capilla Las Mercedes condenados a desaparecer

Las ruinas del antiguo Cen­tral Tara­bana desa­pare­cen entre el olvi­do y la desidia

Son Patrimonio Cultural de la nación pero “ni un bolívar se
ha invertido para preservarlos”

La Hacien­da Tara­bana, así como su caserío, algu­na vez fueron
cal­i­fi­ca­dos como los para­jes más mar­avil­losos de Cabu­dare, según tes­ti­mo­nios de
via­jeros y cronistas.
Pis­ar Tara­bana era sinón­i­mo de pro­gre­so, de pro­duc­ción, de
rica activi­dad pro­duc­ti­va para la región, en donde la famil­ia Yépez Gil, había
insta­l­a­do el primer cen­tral azu­carero de la zona.
Obvi­a­mente el caserío cre­ció y se con­solidó en la auro­ra del
nue­vo siglo: el XX.
Capil­la Las Mer­cedes, con­stru­i­da entre finales del siglo XIX

y prin­ci­p­ios del XX, cuyo fron­tis se desplomó, yace en el olvido

Todas las hacien­das de cañame­lar de la zona arrima­ban el
pujante rubro en el mod­er­no ingenio.
Sin embar­go, surgieron nuevas indus­trias en la zona y
Tara­bana quedó rel­e­ga­da al recuer­do nos­tál­gi­co de la memo­ria cabudareña,
exhi­bi­en­do su colos­al maquinar­ia como posi­ble Museo de la Caña, proyecto
uti­liza­do para el ascen­so políti­co pero que con el pasar de los años se hundió
en el abandono.

Lugar de oración

La Capil­la Las Mer­cedes fue con­stru­i­da a finales del siglo
XIX y prin­ci­p­ios del XX, aun sin pre­cis­ar, esce­nario con inten­sa actividad
reli­giosa y cultural.
Mas tarde, todas estas infraestruc­turas fueron declaradas
Pat­ri­mo­nio Cul­tur­al de la nación, “pero ni un bolí­var se ha inver­tido para su
recu­peración, man­ten­imien­to y preser­vación”, asev­era el pro­fe­sor José Luis
Sotil­lo, cro­nista par­ro­quial de Agua Viva.
Amplía que el angus­tioso dete­ri­oro no sola­mente se obser­va en
el antiguo trapiche, o la aun her­mosa capil­la, sino tam­bién las casonas del
caserío Tarabana.
Las casas del Caserío Tara­bana, tes­ti­gos del tiem­po histórico 

palaveci­nense, se caen a peda­zos ante la mira­da indolente 

de las autori­dades municipales

Men­cionó que ady­a­cente al camino real que con­ducía de  Cabu­dare a Bar­quisime­to, exis­ten aún evidencias
de lo que otro­ra serían íconos del que­hac­er diario, que hoy por la caren­cia de
políti­cas públi­cas en lo que concierne a la restau­ración de edificaciones
pat­ri­mo­ni­ales, yacen en el olv­i­den, agrava­do por la incon­scien­cia ciudadana,
con atro­pel­los sobre las infraestructuras.
Arguyó que el alcalde de Palave­ci­no debe aplicar los tres
instru­men­tos legales que pueden instar a la recu­peración del patrimonio
cul­tur­al: el catál­o­go del IPC, la Orde­nan­za sobre Pro­mo­ción, Pro­tec­ción y
Con­ser­vación; así como la Orde­nan­za que crea el Insti­tu­to Munic­i­pal de Cultura
y Pat­ri­mo­nio, que aho­ra son letra muerta.
Tam­bién es nece­sario, dijo, que los cro­nistas deben asumir su
rol y defend­er estos pat­ri­mo­nios “sin cuidar parce­las políticas”.
Acotó que se impera elab­o­rar un cen­so y cat­a­stro de todos los
pat­ri­mo­nios edificados. 

Texto y fotos:Luis Alberto Perozo Padua


Galería

Capil­la Las Mer­cedes sin su her­moso fron­tis superior. 

A su izquier­da ergui­da la tor­re­ta del leg­en­dario Cen­tral Tarabana

Ruinas del Cen­tral Tara­bana, cuya pro­duc­ción en los años 40 era de 120 toneladas de caña diaria 

Inte­ri­or del patio de la Capil­la Las Mer­cedes, aban­don­a­da a su suerte

Fron­tis o lo que que­da de este

CorreodeLara

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